Diccionario de Farsantes Venezolanos

¿Quién fue Miguel Otero Silva?

Continúo estructurando mi trabajo: “Diccionario de Farsantes Venezolanos”, y esta vez presento a uno de los mayores fariseos y ridículos de Venezuela, a Miguel Otero Silva. Para empezar tomo unos datos de Aquiles Nazoa de su libro “Los Humoristas de Caracas”. Allí encontramos que MOS nació en Barcelona, Estado Anzóategui, en 1908. Fue MOS colaborador en Fantoche, donde publicó sus primeros poemas, y luego se dio a conocer como “escritor humorístico” en la revista Caricatura. Quien mejor lo describe es el propio Aquiles quien lo acusa de racista. Dice que MOS había evolucionado “del mundo popular al de sus contertulios elegantes, a las urbanidades gastronómicas..., de la fina chistología tematizada e incidencias de salón, en tipología y sucesos de página social”. Muestra Aquiles unos versos de MOS enviados por éste a El Nacional desde Italia, que consisten en la trivialísima “enumeración en dieciocho octosílabos de todas las marcas de whisky conocidas, sin que falten en el trasfondo de la composición, las complacencias al anacrónico racismo de nuestras castas adineradas”. Dicen estos horribles y cursilísimos versos que llevan el título “Qué hombre tan rarity”, así: “Llegó de etiqueta negra,/ montado en caballo blanco,/ con una pea de tres filos/ y de chivas ataviado./ Abrió su inmensa bucana/ de presidente tumbado/ y así le gritó a los monjes:/ ¡tomen Old Parr, que yo pago!/ y con antiquary estilo/ pagó con un checkers falso./ Qué hombre tan rariry es ese,/ me dije con gran cuidado,/ le encuentro somenthing special/ de embassador anglicano,/ y le descubrí el ancestro/ de black and white trinitario/ al verle los chicharrones/ de escocés enrosquetados”.

Agrega Nazoa: “Análoga sensación de vacío, de frustración literaria, de falta de aire, de enajenación de un gran talento por la simpatía social, respira la obra con que Miguel Otero Silva intentó la reactualización de su humorismo; fue “Don Mendo 71” espécimen de filiación irreconocible, escrita para el teatro y animada por la pretensión absolutamente desquiciada de sacar una parodia de otra parodia. Revestida de un fausto digno, a lo sumo de un atropellado original, la criatura se mantuvo varios meses en cartelera heroicamente apoyada desde afuera por una maquinaria de publicidad que aún recordamos con angustia”.

El escritor Argenis Rodríguez se encontró con MOS en Barcelona, España, el 17 de abril de 1970, y anotó en su diario: “Miguel Otero lo tiene todo: dinero, un periódico que le da fama, adulantes, amigos ilustres, etc., pero le falta lo que desearía con toda su alma: ser escritor. Ahora me ha dicho que escribió una novela “moderna”, “nueva”. ¿Qué quiere decir con esto? ¡Que está al día! Hizo malabarismo, etc. Sandeces. Cualquier novela de no importa qué tiempo para estar al día lo que necesita es ser buena. Y esto lo ignora Miguel Otero Silva. Le pregunté que qué era ahora.

¿Diputado?” “- ¡No!, exclamó.- ¡Diputado y senador!” “Sí. Lo es todo. Quiere ser como Vargas Llosa o García Márquez. Quiere ser una vedette. En el Hotel Presidente de Barcelona ha sido uno más.

Pero a Otero Silva lo expulsaron del Partido Comunista por recibir una condecoración del dictador Marcos Pérez Jiménez . Juan Bautista Fuenmayor refiere que MOS ya había sido expulsado del PC, por sus galanteos pequeños burgueses con la oligarquía caraqueña. Cuando en 1959 la empresa norteamericana SEARS amenazó a El Nacional con no darle más propaganda, por las informaciones que sacaba sobre la alianza de este consorcio con la Seguridad Nacional, para presionar, torturar y amenazar a sus clientes morosos, MOS se quebró, cedió sin escrúpulos, y sin haber siquiera escrito una sola línea contra tan bochornosa presión contra su diario.

El general  Marcos Pérez Jiménez dijo “A Miguel Otero Silva lo que le interesaba eran los reales. Y Quizás por eso se puso el traje de comunista, para obtener más dividendos. Los Otero Silva se asociaron con los Rockefeller”.

Al famoso doctor Pepe Izquierdo (el mismo que parteó a la madre de Napoleón Bravo, y cuando ésta grito “¿varón?”, el doctor movió la cabeza en gesto negativo) no le gustaba en absoluto los trabajos de MOS, y señaló: "Quienes creen en Otero Silva pertenecen al grupo vanguardista que aplaude todo porque espera la recíproca", (8/9/56).

En carta enviada por don José Izquierdo a Otero Silva, el 28/4/56, luego de una serie de observaciones de tipo gramatical sobre sus trabajos, le dice: "Es de creer que Ud. se ríe del premio otorgado acordados por turnos según convenga a los conciliábulos del bombo mutuo en esta época de casi absoluta crisis artística y literaria".

Argenis anota en su diario: “Son las 9 de la noche –31 de enero de 1969- y me acabo de despedir de Alfredo Armas Alfonso. Estuvimos sentados en un café y él me habló de cuando se ganó el Segundo premio del concurso de cuentos de El Nacional en el año 49. Me dijo que el primer premio se lo habían escamoteado y se lo habían dado a Uslar Pietri por su "Baile de Tambor". El jurado (compuesto por Márquez Salas, Paz Castillo y MOS) había dejado el veredicto para ese otro día, pero ya señalado él (AAA) como el seguro ganador. Pero en esto llega y se presenta la madre de Arturo Uslar Pietri y le dice a Miguel Otero que su hijo había mandado un cuento y que cómo iba a ser posible que no le dieran el premio a él, máxime cuando estaba en el exilio, que pensara lo que había hecho Arturo por ese diario, etc. Bueno, al otro día se llegó a la conclusión de que no se le debía dar el premio a un tipo tan joven como AAA porque eso podía envanecerlo y liquidarlo como escritor. Y así fue. El tercer premio se le dio a Picón Sala por un capítulo de una biografía sobre el Padre Clavier que envió con el título "Los Batracios".

Es decir que la oligarquía administraba la cultura como le daba la gana.

De diario de Argenis, 29 de Julio.- de 1973: “El hombre más engañado de este país es Miguel Otero Silva. Escribe novelas, piezas de teatro, poesías, artículos, etc. Cada obra suya es elogiada. Nadie lo pone en su lugar. Miguel Otero Silva es dueño de un gran periódico. Es comerciante.

Gana dinero. Pero quiere pasar a la historia como escritor. Así que cada libro suyo es elogiado por los “críticos”, y los que escriben. Si no son elogiados sus libros, Miguel reacciona y se enfurece. Aquí no hay nadie que le haya dicho a Miguel Otero Silva que sus libros son malos, o deficientes. Nadie le encuentra defectos a los libros de Miguel Otero Silva. Una vez Guillermo Sucre dijo que “La Muerte de Honorio” era un buen reportaje, no una novela y Miguel estalló: “-Usted no es crítico. Usted lo que es es adeco”. Y el nombre de Guillermo Sucre no volvió a nombrarse en El Nacional. Mario Szichman dijo en El Mundo que “Cuando Quiero Llorar no Lloro” era una novela cursi, y Miguel dijo: “-Ese es un argentino, un pobre judío muerto de hambre que anda buscando donde cobijarse”.

“El nombre de Mario Szichman no puede salir en El Nacional”.

“A Miguel Otero Silva hay que decirle que es un genio. Francisco Pérez Perdomo escribió que Miguel Otero Silva es el más grande novelista del 28.

Jesús Sanoja Hernández adora a Miguel. El grupo de Adriano González León dice que Miguel es el único novelista vivo de Venezuela. Miguel le da una comida semanal en su casa con piscina al grupo de Adriano. Algunos que se dicen escritores elogian “La Muerte de Honorio”, porque necesitan las páginas de El Nacional para promocionar sus obras. Pero Miguel Otero pareciera no darse cuenta de eso. Hará cosa de quince días escribí sobre “Cuando quiero llorar no lloro”, una nota fría y digo que Miguel me dijo que “Cuando quiero llorar no lloro” era su mejor novela. Su mejor novela sí, pero una pobre novela para lo que se ha escrito en este país. Una pobre novela ante mis libros. La gente no entendió esto. Hay que leer esa nota con calma. Yo termino diciendo que a mí esa novela me convenció de que era la mejor novela de Miguel Otero Silva, no la mejor del país ni de su generación, ni de lo que se ha dicho o se hace aquí. No, su mejor novela de él y nada más. Pobre hombre que no entendió lo que escribí”.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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