Leí con interés el documento Aquí Cabemos Todos, hecho público el pasado 18 de noviembre por un grupo de personalidades de distintos sectores sociales del país, pero al terminar su lectura no podía salir de mi asombro -afortunadamente, no he perdido la capacidad de asombrarme a pesar de todo lo sucedido en el último año y medio largo. Las personas que lo suscriben, entre los cuales se encuentran algunos muy buenos amigos, intentan meter en un mismo saco a opositores y partidarios del gobierno, como si las acciones en los procesos sociopolíticos tuvieran un carácter anárquico, determinadas por fuerzas esotéricas o por profundos problemas psicológicos de los actores sociales involucrados. Pierden de vista que estos procesos están influenciados por intereses de clase absolutamente antagónicos.
Al leer las primeras líneas: "El aire espeso que respira el país, la conmoción del ánimo colectivo, la agudización de los conflictos, las maneras poco democráticas de procesarlos y las preocupantes muestras de agresiones físicas, verbales y simbólicas, plantean el riesgo de una escalada de violencia a corto plazo", uno se pregunta ¿en qué planeta viven los que firman el documento?, ¿todos actúan de buena fe?, sin duda algunos de ellos sí, otros, definitivamente no. De acuerdo al párrafo anterior, vivimos en un país donde la mayoría son unos seres neutros, incapaces de hacerle el menor daño a nadie, sin intereses económicos y políticos, dispuestos siempre a lograr el consenso, mientras que chavistas y opositores al gobierno, los cuales parecieran ser unos invasores provenientes de otra galaxia, son iguales: violentos, intolerantes, unos perros rabiosos y peludos -como diría Vladimir Acosta- que no saben nada de acuerdos, y mucho menos de métodos democráticos para resolver las diferencias. De lo que se trataría entonces, es de deshacernos de estos "violentos" y volveríamos al paraíso de la IV República. Pero entonces cabría preguntarse: ¿quién intentó derrocar en abril del pasado año, mediante la violencia, al gobierno constitucionalmente elegido? ¿quién llamó a un paro insurreccional en diciembre pasado? ¿quién sometió a todo género de penurias al pueblo venezolano con el criminal saboteo a nuestra empresa petrolera? ¿quién exhortó a la desobediencia civil y fiscal? ¿quién trancó las calles del país violando el derecho al libre tránsito consagrado en la Constitución? ¿quién dio el primer golpe? Nunca se puede poner en el mismo nivel, tachando de "violencia", al que agrede y vulnera las libertades democráticas y al que legítimamente responde con violencia para defenderse. No es lo mismo la violencia ejercida por los dueños de comunicación social que mienten descaradamente; la que aplican los empresarios golpistas al cerrar fraudulentamente las fábricas dejando en la calle a miles de humildes trabajadores; la violencia de los corruptos burocrátas sindicales de la CTV o los políticos golpistas de la Coordinadora Democrática, a la ejercida por los trabajadores y el pueblo venezolano en digna y legítima respuesta a las acciones ilegales de los golpistas.
En algo tienen razón los firmantes del documento, vivimos en un país cruzado por profundas diferencias sociales y de clase, no se trata de simples "diversidades", típico eufemismo académico que no explica nada y confunde todo. Uno de los pasajes del documento dice: "Ahora parecemos haber descubierto esta diversidad y, embriagados de susto, no sabemos procesarla, creyendo que todos los problemas del país se resuelven eliminando al otro". ¿Descubierto esta diversidad? Hace bastante tiempo que los pobres de este país; los desempleados endémicos del puntofijismo; los analfabetas; los obreros; los "recogelatas"; los buhoneros -los niños de la calle no, ya que su conciencia está perturbada por la pega de zapatos- conocen esta "diversidad". Mientras que los que están asustados son los que se prepararon durante el paro para lanzarles ollas de aceite caliente a los monos-pata-en-el-suelo-chavistas que iban, según la Coordinadora Democrática, a quitarle las cuatro pendejadas que tienen en sus apartamentos. Entonces, ¿quiénes descubrieron la diversidad? ¿quiénes están asustados?
El documento reivindica a los referendos revocatorios como una forma de salida pacífica a la situación que vive el país, y afirman: "Nosotros creemos que los referendos revocatorios pueden contribuir a la construcción de la paz sólo si sus resultados no se interpretan como la eliminación del otro, sino como un paso hacia la necesaria coexistencia de expresiones políticas diversas". Serán ellos los que creen en los referendos revocatorios, ya que la oposición golpista ha demostrado hasta la saciedad que las fórmulas democráticas le importan un bledo. Sólo son útiles dependiendo del momento y de sus intereses. Después de fracasar una y otra vez en sus métodos violentos -golpe y paros de por medio- no les quedó más remedio que apelar a la Constitución para tratar de sacar a Chávez. Lo cierto es que al imperialismo norteamericano le estaba saliendo muy costoso el derrocamiento de Chávez y le impuso a la Coordinadora Democrática la variante constitucional. Para estos redomados tracaleros y sinvergüenzas, el revocatorio no es más que una nueva variante del golpismo ahora recubierto del manto legal que el mismo gobierno les facilitó en la mesa de negociación.
"Coexistencia de expresiones políticas diversas". Uno no sabe, por momentos, si los firmantes del documento se creen realmente lo que dice el mismo. No se trata simplemente de "expresiones políticas diversas", se trata, nada más y nada menos, que de diferencias y antagonismos de clase imposibles de conciliar. ¿Cómo se pueden conciliar los millones de dólares de Cisneros con los millones...de glóbulos blancos de los trabajadores y pobres de este país?, ¿cómo pueden coexistir los intereses de los dueños de los medios con las penurias del pueblo trabajador, manipulado vilmente por los mismos?, ¿cómo pueden coexistir dos formas distintas de ver el mundo y la sociedad?. Este documento es un monumento al centrismo más puro, al ni-ni, "ni esto ni lo otro, sino todo lo contrario". ¿Cómo es posible lograr la paz y la justicia que invocan mientras la impunidad campea a sus anchas en el país?.
"Aquí cabemos todos, y está claro además, que todos nos hacemos falta". Con respecto a lo segundo, los trabajadores petroleros demostraron que no es así, no nos hacen falta los burocrátas adecos y copeyanos, tampoco necesitamos a los meritócratas vendepatria para hacer funcionar a nuestra empresa petrolera, y con respecto a lo primero, nos hacemos eco de la opinión de un luchador popular: "Sí, aquí cabemos todos, los trabajadores produciendo, los estudiantes formándose y los golpistas en la cárcel".
Pero una de las cuestiones más llamativas del documento no es el texto, el cual, en realidad, no aporta mucho al debate político en el país, sino los nombres de los firmantes. Estos son una combinación de sinceros centristas con golpistas y enemigos acérrimos y públicos del gobierno, que ahora quieren meter gato por liebre, haciéndose pasar por adalides de la paz y el acuerdo. Esto no hace más que confirmarnos que estas declaraciones supuestamente ubicadas en el medio no hacen otra cosa que hacerle el juego al golpismo y al fascismo.
Sí, en Venezuela si caben todos. Los trabajadores honestos que han enfrentado decididamente, una y otra vez, los embates de la reacción y el imperialismo. Los luchadores populares de los barrios de las principales ciudades del país que el 13 de abril se movilizaron para restituir las libertades democráticas, violentamente cercenadas por los golpistas, que al final de cuentas es a quienes protegen documentos como el que comentamos. Los trabajadores del campo que tienen que enfrentar diariamente a los paramilitares y sicarios de los terratenientes. Los profesionales y técnicos honestos que hombro a hombro con los trabajadores petroleros derrotaron el sabotaje en PDVSA.