Una de las cosas mas emocionantes para quienes escogimos la economía como profesión, es la vinculación estrecha entre la economía y la política, la primera asumida en el orden capitalísta donde la paradoja es entre un Estado mas fuerte o un Estado débil la segunda debemos consignarla con P mayúscula, no es un secreto para nadie que en la toma de decisiones en materia de gobierno generalmente se impone la decisión política sobre la técnica, esto si se quiere ha sido clásico y sentenciador, es decir que para un economísta o el funcionario que tenga en sus manos la decisión económica privan las razones políticas en la hora de toma de decisiones sobre el razonamiento y la lógica técnica. Además, existen otras razones para asumir, implementar y ejecutar políticas económicas, un economísta no puede obviar la “situación política” en un momento dado, incluso para la realización de proyectos se deben considerar todas las variables que giran hacia la decisión política, en fin de cuentas una política económica tiene un alto sesgo sobre lo que se quiere como ideología, como instrumento para combatir por ejemplo la pobreza, estableciendo prioridades, en función de que y quienes elaboro y ejecuto la política económica de un gobierno.
Valdría preguntarse si ante las actuales circunstancias políticas de revolución y grandes cambios y transformaciones de que economía estamos hablando, indudablemente de una economía que trasciende lo meramente económico tradicional, entonces tenemos una nueva economía en función de objetivos distintos a lo que ha sido la política económica en gobiernos anteriores, se ha roto un paradigma, se está rompiendo la cáscara y allí está el verdadero tema para tratar y discutir. Siempre he dicho que si estamos como en realidad lo estamos bajo un concepto capitalísta de consideración de la propiedad de los medios de producción, libre albedrío para invertir, reglas de juego del sistema, debemos producir política económica en ese contexto, considero que esta revolución no es anticapitalista y mucho menos bandera contra el capitalísta individual pero eso sí, con una definición ideológica de quien es el enemigo a combatir para producir esa nueva economía, el campo está allí y en el un enemigo de frente que no se va a rendir aunque este proporcionalmente en desventaja, es la oligarquía cuyo concepto aproximado tenemos que entenderlo así: “Grupo de alto poder económico que utiliza la política y los políticos en función de gobierno para lograr sus objetivos, existen en todo país y sistema” acaso esto no cambia la consideración pertinente para poder referirnos a la economía y la política.
Estos grupos y no nos debe quedar dudas al respecto son los que propician las devaluaciones sucesivas en el caso venezolano para referirnos solo a nuestro país, ¿de donde han obtenido las enormes ganancias que reposan en bancos en el exterior? obtuvieron dólares baratos cuyo valor en bolívares se ha incrementado exponencialmente, la pregunta básica está en quienes se han beneficiado históricamente de las sucesivas devaluaciones de nuestro signo monetario, no solo la oligarquía sino aquellos que se han posesionado en dólares aunque una minoría, coayuvan al deterioro de nuestra moneda, basta una mirada a lo que se llama de mala manera mercado negro, donde se negocian a diario a través de transacciones de particulares miles y miles de dólares y que ha pasado? que los gobiernos complacen esta vorágine porque el Estado necesita financiarse a través de ellas y cubrir deficits ocurrentes y estructurales que aun existen, es la manera mas fácil de proveerse de dinero para el presupuesto.
Razones suficientes tienen Celestino Rodríguez y Manuel Martinez cuando introducen una serie de interrogantes sobre la devaluación, en primer lugar porque nunca se ha soportado esta política devaluacionísta a no ser que el argumento sea corregir el déficit, es decir no ha habido respuesta técnica ni económica para explicar tales decisiones. Por otra parte, es bueno mencionar lo del control de cambios, decisión acertada en su momento por causas conocidas y que aun no han desaparecido, causas políticas originaron esta decisión, se trató del mas nefasto plan antieconómico que gobierno alguno haya podido soportar, todo un golpe económico que acompañó no solo la salida abrupta y sucesiva de divisas sino que afectó nuestra principal fuente de ingresos.
Ahora bien, por formación y convicción no estoy de acuerdo con los controles, son elementos distorsionadores de la actividad económica hasta tal punto que estamos hablando actualmente sobre la no devaluación bajo decretos, sencillamente porque el control de cambios bajo una economía no amenazada, normal y de amplia recuperación no se justificaría y tenemos que alcanzar esa meta porque entonces de que estaríamos hablando de que siempre nuestra economía va estar sujeta a los vaivenes de la lucha política insurrecional.
El problema mayor del control de cambio, es su desmontaje, conocido es el shock que producen, desmontarlo significa otra devaluación, si al valor nominal del bolívar 1600,oo por dólar se le aumenta un 20% adicional y luego otro y otro, entonces no nos queda otra alternativa que reconocer que el verdadero valor está en esas transacciones que se realizan fuera de los dólares asignados por CADIVI, semejante chantaje debe ser quebrado de una buena vez, sinceremos la economía y hagamos de ella un instrumento para todos porque con la devaluación se hace política económica para minorías conocidas, aunque se trate de redistribuir mejor la riqueza y se orienten programas sociales coyunturales y misiones necesarias porque hay una definición ideológica en este sentido, eso no es suficiente, devaluar y devaluar no es trabajar para lo estructural , es mantener en vilo la coyuntura que tanto daño nos ha hecho y nos seguirá haciendo.
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