"Brasil, Venezuela, Argentina, Bolivia, Nicaragua y Ecuador están a la vanguardia del despertar que enfrenta la intromisión imperial que tenía la sujeción de nuestras repúblicas."
Tiempos de luz para América Latina se reafirman con la aprobación de la nueva constitución de Ecuador en referéndum popular el pasado 28 de septiembre y el cual respalda las propuestas de cambio impulsadas por el presidente Rafael Correa desde que asumió el poder. Que si muy joven, que si claudicaría en sus pretensiones; diversas conjeturas corrieron a raíz de su triunfo. La oligarquía ecuatoriana, y no es cuento, una de las más fuertes en Sudamérica, no sale de su asombro frente a estos hechos.
Brasil, Venezuela, Argentina, Bolivia, Nicaragua y Ecuador están a la vanguardia del despertar que enfrenta la intromisión imperial que tenía la sujeción de nuestras repúblicas. Esta injerencia se agudizó con las políticas neoliberales del FMI y que tanto dolor y carencias generaron en estas tierras. Estados Unidos e Inglaterra mantuvieron en jaque nuestras economías en la década de los 90 imponiendo criterios donde el mercado regentaba todo a su libre albedrío. Los Estados quedaban fuera. La mano invisible del mercado está fracturada en este momento. El discurso neoliberal está sin argumentos frente al crack financiero de la economía más poderosa del planeta y que está afectando al resto de las naciones desarrolladas. "Lunes negro en las bolsas del mundo", ha titulado la prensa. El estado capitalista ha intervenido: nacionaliza y estatiza para mitigar las secuelas de la crisis.
Los gobiernos de la región han dado un giro significativo en la conducción de sus naciones privilegiando lo social, en aras de satisfacer los requerimientos de las mayorías. No se debe olvidar que el neoliberalismo dejó 80% de la población en situación de pobreza crítica y unas economías con deudas impagables. Tres millones de ecuatorianos salieron de su país buscando mejorar su situación y ahora "la directiva de retorno" pretende expulsarlos.
El movimiento Alianza País del presidente Correa plantea para Ecuador una "revolución ciudadana" hacia la sustitución del modelo neoliberal por un "sistema económico social y solidario". La constitución aprobada en referéndum se define como "la hoja de ruta para el cambio estructural". El pueblo será el protagonista de la transformación de ese país bajo el ala constitucional.