Existe un ave en varios países de la “cuenca Amazónica que aún conserva rasgos evolutivos del Jurásico Superior, trepa y se zambulle por los caños o riberas de los ríos, sorteando desde que son pichones las amenazas de cualquier depredador”; ese pajarraco lo conocemos en Apure con el nombre de Chenchena o Guacharaca de agua, su nombre científico es Opisthocomus hoazin. Las peculiaridades que conocemos de las Chenchenas es que son muy alborotadas o escandalosas pero su vuelo es muy corto y bajo, más bien andan saltando de rama en rama. Tales plumíferos han logrado sobrevivir precisamente porque cuando son pichones o pichonas pueden zambullirse para ocultarse y más luego suben por las ramas de los árboles ribereños gracias a un espolón que tienen en cada ala (lo pierden en la etapa juvenil). Pues bien en la fauna política electoral de Apure, del presente, existe una bandada de chenchenas alborotadas, son personajes o más bien pajarracos (de ambos sexos) provenidos algunos del “jurásico político” en esta región llanera, quienes ahora se han dedicado a formar la algarabía en los medios de comunicación radiales y televisivos atribuyéndose el apoyo de las mayorías, cuando lo cierto es que su aceptación en las masas populares es muy escasa, menguada e inexistente, es decir, son las perfectas duplas de las Chenchenas… mucho alboroto, poco vuelo y su vida la dedican a andar de rama en rama.
Quienes modestamente conocemos la historia político electoral de esta tierra llanera sabemos que en cada elección surgen personajes cuya manía perenne es inscribirse como candidatos a cualquier cargo de representación popular, incluso ya ellos forman parte de esa clasificación citadina que llamamos “personajes populares”; muy conocidos pero nadie los toma en serio, pero existen otros que son detestados, porque la mayor parte de su existencia la han dedicado a disociar y malear a los demás, luego pretenden erigirse como los profetas, adivinos o arúspices del futuro de Apure, incluso hoy los hay quienes se creen la reencarnación o resurrección del Mesías de Nazareth o del Ché Guevara, los unos invocando las escrituras bíblicas para atribuirse el carácter de “elegidos” y los otros citando pasajes de libros sobre la guerra revolucionaria de Cuba, o incluso textos de Marx o Bolívar para adjudicarse la pureza del revolucionario y bolivariano integral.
Realmente nada nos sorprende de tales pajarracos, sus aleteos o sus parloteos, lo que si nos sorprende es que algunos pocos ciudadanos caigan tan ingenuamente en las manipulaciones de estos pícaros o pícaras por cuya limitación mental nadie debería creerles una sola frase expresada.
Algunas veces llegamos a pensar que aquella supuesta sentencia o maldición de un Fraile sobre el pueblo de Apure, más bien se alojó en las mentes de mucha gente cándida e incauta y ellos le han trasmitido culturalmente a su progenie ese dogma como una verdad absoluta, pues hay que ser demasiado pendejo para creer en la honestidad de un tipo que se autonombra pastor y anda acompañado de delincuentes estafando de pueblo en pueblo, o en el que bajo el techo de un recinto religioso no hace otra cosa que vaticinar desgracias y cada día o fin de semana se apropia del salario ajeno bajo el pretexto de administrar los diezmos pertenecientes al que pronunció “el sermón de la montaña” y pereció crucificado; peor aún es creer en quienes tienen enorme parte de las culpas de haberle cerrado el sendero del desarrollo general de esta región, cuando en tiempos no muy remotos administraron la hacienda pública regional y lejos de utilizarla en beneficio de las grandes mayorías hoy la mantienen para usufructo propio y de su entorno.
Las chenchenas como aves con características prehistóricas han logrado sobrevivir hasta nuestros días, lo mismo sucede con algunos cavernarios de Acción Democrática y COPEI, se creen ellos que por su alboroto radial o audiovisual les vamos creer la supuesta aceptación popular que no tienen. Igual con los farsantes profetas apocalípticos, que bajo un manipulado discurso religioso y vestidos de púrpura se creen los Sumos Pontífices romanos, los vicarios de Cristo y sucesores de San Pedro en el gobierno universal de la Iglesia católica o evangélica, Lobos con ropaje de corderos atribuyéndose la cualidad de ser cada uno de ellos el padre espiritual de todos los fieles. Al verlos unos y otros invocando salmos y el carácter de elegidos, no me queda otra cosa que exclamar… caramba en verdad el Mesías de Nazareth tendrá que regresar a la tierra otra vez, pero particularmente al Templo y látigo en mano para volver a expulsar tantos fariseos inexplicablemente trasmutados en Chenchenas alborotadas. (23/10/2008).
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