Enmienda y autonomía de las bases críticas

El tema de la enmienda, y la consecuente posibilidad de prolongar una manera de hacer política que, si bién intenta favorecer a las mayorías, ha tratado de acorralar y pastorear a los movimientos de izquierda y sus parientes más combativos, los movimientos libertarios antiestado y antisistema, nos conminan a asumir una postura racional que vaya más allá del simple apoyo incondicional a la persona que nos ha abierto la posibilidad de combatir al imperialismo y a los lacayos de la oligarquía criolla a la luz pública, y no desde trincheras clandestinas en contínua paranoia de persecuciones represivas. Que vaya más allá del rechazo por principios considerando que lo que está en juego no es sólo un tecnicismo legal.

Sobre la percepción de que la enmienda AUMENTA nuestros derechos, no hay duda: nadie debería impedirme votar cuantas veces quiera por un presidente. Más allá de eso, nos toca tratar de asegurar (porque no sabemos si de hecho ganará el "SÍ") que la enmienda sea aprobada, no tanto por la enmienda en sí, sino por el efecto catalizador estimulante o desanimador que ese resultado pueda producir sobre el entusiasmo de las bases populares en la lucha por su emancipación.

La piquiña que esa enmienda produce es que much@s creen que eso sólo favorece a Hugo Rafael Chávez Frías... cuando claramente es una opción que se abre también a l@s excelentes, brillantes y preclar@s candidat@s que la oposición y el mismo chavismo o escisiones de él puedan presentar.


Dicho de otra manera, quiero que sean los ciudadanos los que tengan la potestad de decidir si quieren que un presidente repita más de una vez, a través de sus votos, y que la Constitución no sea una barrera para ello. De todas formas la propuesta será sometida a referéndum, así que "esta tiranía" se someterá, una vez más, al voto popular. Por décimoquinta vez. Extraña tiranía, ¿verdad?, ésta, que recurre a la consulta ciudadana y al poder originario en vez de dejarse manejar por un puñado de legisladores partidocratas enflusaos.

Por cierto, esa potestad de hablar y expresarnos en la más absoluta libertad, aún contraviniendo lo establecido en el Código Orgánico Procesal Penal, es justamente una de las razones por las que no solo votaré "SÍ" en el referéndum, sino que le daría mi voto a Chávez si vuelve a postularse, con tal que siga permitiendo que nos expresemos y actuemos en libertad.

Gracias a esa libertad es que se generan nuevos espacios autónomos de lucha antiimperialista y de empoderamiento popular. Chávez y el estado/partido, a pesar de las buenas intenciones, siguen siendo parte de la estructura de dominación al tratar de estatizar la dinámica de los movimientos populares; sin embargo, ya no hay más esa barrera represiva tan cara a la cuarta que antes impedía las manifestaciones independientes y alternativas de los procesos de emancipación y empoderamiento popular.

Esos procesos libertarios no se amoldan al PSUV por principios ni se dejan fagocitar por las estructuras formales o informales del estado, pero lo apoyan en cuanto les garantiza espacios de acción y soluciona algunos de los problemas del colectivo de base que de otra manera harían más difícil su avance. Son movimientos que rara vez hacen irrupción en el escenario público... por ahora; hay algunos indicios de que, a raiz de las presiones del estado formal infiltrado o infectado y su consecuente falta de incisividad en el combate a las estructuras reaccionarias, van a empezar a verse con más frecuencia acciones mucho más contundentes que las del Colectivo La Piedrita (saludos, compas). Y esto es algo que a la derecha le va a complicar seriamente los planes, ya que son acciones que Chávez podrá quizás condenar de boca, pero no de hecho.

Casos como las acciones del sicariato matando dirigentes sindicales y líderes campesinos, o el narcoparamilitarismo en los barrios o la judicialización y criminalización de los protagonistas de las tomas de tierra o la impunidad y falta de castigo a los criminales que fomentaron el paro petrolero y otras acciones desestabilizadoras, todos ellos auspiciados por las fuerzas reaccionarias desde adentro o desde afuera del estado formal no encuentran respuesta por parte de ese mismo estado boliburgués.

Esa bomba de tiempo no está dispuesta a ser utilizada por las fuerzas reaccionarias, sus enemigas naturales, ni por la demagogia captavotos de un partido: es un elemento de preocupación tanto para los dirigentes de oposición en los espacios conquistados el pasado 23N como para el "boliburguestado", que quisiera amansarlo y direccionarlo.

Esos polvos trajeron estos barros. La dinámica parece orientarse a una confrontación triple en la que sólo Chavez podrá mediar, y para ello deberá radicalizar la lucha contra los males endémicos de nuestra sociedad que nuestro nefasto sistema judicial sigue promoviendo.


muninifranco@gmail.com


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Franco Munini


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