Y es que no es posible decirle no a los logros de la revolución bolivariana. Cómo decirle no a las misiones de salud y de educación, al crecimiento de nuestra infraestructura comunicacional, desde el viaducto de la autopista de La Guaira hasta el satélite Simón Bolívar pasando por metros y trenes. Cómo decirle no al cardiológico infantil o a Mercal o a Pdval. Cómo decirle no a las inversiones productivas, a la recuperación de PDVSA, de Sidor, de Cantv, de las plantas de cemento. Quién osa decirle no a la creación de plantas de maíz, de leche, de pastas, de plásticos, que contribuyen a la siembra del petróleo y la diversificación de la economía.
Quién le dice no a las casas de alimentación donde millares de familias escapan del fantasma del hambre o a las leyes que ahora le impiden a los bancos quitarte tu carro o tu casa con las trampas de los créditos indexados.
Cómo negarse a que sigan bajando los índices de pobreza, de desempleo, de mortalidad infantil y a que sigan creciendo la expectativa de vida, la autoestima y la esperanza en esta tierra de gracia.
No puede ser no la alternativa ganadora en el referéndum del próximo 15 de febrero porque Venezuela sabe ya que están en juego la independencia y el bienestar del pueblo venezolano, pues nos estamos jugando nada menos que un mundo de paz, de justicia, de equidad, con la mayor suma de felicidad posible, es decir, socialista, y quien lo garantiza con mayor fortaleza y claridad es el comandante presidente Hugo Chávez.
Por todo esto y tantas, tantas otras cosas, ellos tienen razón: El resultado del 15 NO ES NO, ES SI. MAYORITARIAMENTE SÍ