El día sábado, 7 de marzo, al concluir la pobre manifestación de la
oposición, CNN internacional entrevistó a una profesora, de una conocida
universidad de EE UU, para que hiciera un análisis sobre la situación
venezolana. La profesora comenzó diciendo que en la manifestación hubo
medio millón de personas. Luego pasó al caso de la horrible violación de
los derechos humanos en Venezuela, de modo que nuestro país quedó en el
análisis más o menos al nivel de Haití, en un grave limbo social y
político, de insoporable ingobernabilidad. Se veía claramente allí la mano
de la CIA, haciendo su trabajo sin pausa y sin clemencia. Caí en la cuenta
de que Chávez puede ordenar cerrar Globovisión, pero no podría controlar
los centenares de poderosos canales cuyas existencias dependen de la CIA,
y están diseñadas para mantener la doctrina Monroe: “América para los
norteamericanos”. Se cerraría un hueco, pero al mismo tiempo saltarían mil
troneras en completa cayapa contra nuestro Estado. Si un vil asesino como
Bush puede convencer a decenas de millones de gringos sobre su bella
política de pacificación en Irak, qué podemos esperar de esos miserables
borregos. La guerra la percibimos larga y peligrosa, y está claro que el
ataque frontal será a través de los medios del mundo, para luego arremeter
desde la OEA e incluso desde la ONU, o quizá un desafío desde Colombia.
Todo la campaña sobre la violación de los derechos humanos la diseñó Otto
Reich desde el Departamento de Estado: todos esos muertos y heridos de la
semana pasada fueron de mentiras. En Mérida, un decano energúmeno, de
Ingeniería, comenzó a dar alaridos de que la policía estaba disparando a
mansalva con tanques y metralla contra estudiantes y profesores y lanzó
comunicados y declaraciones por radioemisoras y la prensa local. La propia
radioemisora de la ULA se convirtió en un parapeto desde el cual se
lanzaron los mayores y criminales inventos contra las fuerzas de
seguridad. Pero ahora mentir, injuriar es todo un bello chiste para la
oposición. Por eso los más grandes degenerados de este país son hoy los
dioses de la oposición: Leopoldo Castillo, Antonio Ledezma (quien
reincidió en lo de la burla contra Mugawe), Enríque Mendoza y la idiota
Montes. Han regado por internet que la ULA fue allanada: Otra jodedera sin
término. Pero en fin, dejaron un profundo trauma en la población, y para
Reich eso es lo que importa. Concluida la marcha, los escuálidos parecían
salir de un circo o de Disneylandia; acababan de ver y oír a todos sus
payasos. Al bobo irredento del Enrique Mendoza bufando como una vaca la
palabra “arrecho”, orgulloso de haber regado cien toneladas de mierda por
avenidas y calles, y que él si es escuálido pero no pendejo. Cosas así.
Sin pena ni gloria.
Después de lo que vi en CNN, pude darme cuenta de que el caso Venezuela,
con diversos enlatados gringos están copando los programas de televisión
en el mundo; en todos aparecían guardias nacionales al por mayor, con
graves denuncias sobre la fulana violación de los derechos humanos. De vez
en cuando mostraban a la idiota Montes, ahora y que con el cuello torcido,
alzado victoriosa la mano. La CIA, por todo el cañón creando una matriz
internacional muy peligrosa, diseñada, digo, por Otto Reich y sostenida
por la OEA y el Centro Carter.
Ese grupo que marchó el día sábado, está irremediablemente enfermo. Es
verdad que se les puede perdonar “porque no saben lo que hacen”, pero con
perdón y todo, nos pueden lanzar por el más brutal de los despeñaderos. La
opinión de sus líderes fue que la marcha resultó gris: No tuvo muertos ni
heridos, por lo que van a preparar nuevamente acciones frontales para los
días venideros.
Cuando la marcha estaba por concluir, Globovisión volvió a provocar a sus
turbas, volvió a alterar los ánimos y a darle órdenes a sus bandas armadas
para que arremetieran contra un pelotón de policías y guardias
concentrados al final de la concentración. Comenzó a rugir la musiquita de
terror con esas imágenes silenciosas y sin comentarios que barren los
espacios, hurgando con fiereza y minuciosa criminalidad cuanto enfocan,
cuanto iluminan. Era como decirles: “Ahí están, atacadles; son vuestras”.
Las bestias secuestradas por este canal comenzaron a ocupar posiciones con
sus piedras y trabucos. Pero ocurrió algo extraño: Venevisión también
tenía en sus lentes las mismas tomas, pero hizo comentarios de que esa
gente estaba allí para preservar la seguridad de los manifestantes y que
nada debía temerse; entonces volví a Globovisión y observé que habían
cambiado de táctica, dejaron de lado la música de terror, y los perros de
Pavlov entrenados para el ataque, se retiraron. Como se había detenido la
orden de atacar a los guardias y policías, los tristes borregos se
dispersaron. El comentario generalizado fue: “No se hagan ilusiones, la
guerra volverá”. La paz no les reporta buenos dividendos. Se mantiene el
formato de que sólo con muertos y heridos se puede sacar a Chávez.