Intelectuales venezolanos en la CIA


En el libro “La CIA y la guerra fría cultural” de Frances Stonor Sauder,
se explica muy bien, que los dos grandes soportes de la CIA son los
intelectuales y los mafiosos matones del bajo mundo. Vamos a dar una
muestra de algunos de los preclaros intelectuales que en Venezuela
trabajan para la CIA.

Por allí está corriendo por la red, otro ridículo llamado de estos titanes
de la libertad contra Chávez, titulado “Mensaje de escritores, artistas y
académicos venezolanos a sus colegas de todo el mundo”. Lo suscribe gente
que no es ni escritor ni intelectual ni nada. Unos mantenidos por las
universidades o el Conac, que viven del cuento. Díganme, Dios Señor
Nuestro, un tal Diomedes Cordero. ¿Quién es Diomedes Cordero y qué ha
hecho toda su vida? Yo no lo conozco sino como pulpero de la Librería
Universitaria, que por cierto, bien quebrada ha quedado, por enésima
ocasión. Y así por el estilo encontramos también a la genial Paulina Gamus
(que le dio una puñalada por la espalda al caudillo Alfaro Ucero y que
jamás ha escrito algo que valga la pena). Está allí, Antonio Luis Cárdenas
(ex ministro de educación del chiripero quien dijo “la educación es un
fraude”, y él la empeoró legalizando una docena de universidades privadas
piratas). Nos topamos con la momia Sofía Imber, hijastra de Gustavo
Cisneros; a José Rodríguez Iturbe que tampoco jamás ha escrito un carajo.

Vemos al Megaterio Gómez, economicista, más pesado que una vaca. A
adeco-cristiano Joaquín Marta Sosa, uno de los amanuenses de Carlos Andrés
Pérez. A Chelique Sarabia, el compositor de aquella vaina: “Ese hombre sí
camina”. A Maruja Torres, la lacaya internacionalista copeyana. El
documento es un SOS lanzado a sus colegas (sobre todo de la CIA) para que
les ayuden, a salir de la fulana “pesadilla.” Lo firmaron el viernes 27 de
febrero de 2004. Comienza diciendo: “Venezuela vive uno de los momentos
más dramáticos de su historia”. Gran cosa. Agregan: “está por consumarse
un gigantesco fraude para desconocer millones de firmas de venezolanos que
solicitan un referendo revocatorio del mandato presidencial de Hugo
Chávez. La presión, ejercida de una manera descarada y contumaz por el
propio Chávez y sus más cercanos seguidores, en especial por el
Vicepresidente, los ministros, los diputados y los medios de comunicación
del Estado, ha tenido eco en la mayoría de los miembros del Consejo
Nacional Electoral, quienes, ante la evidencia de las firmas consignadas,
se han valido de argucias y formalismos para invalidar un número de ellas
que haga improcedente el referendo, en obediencia a las órdenes del
presidente, empeñado en impedirlo, porque sabe que, de producirse, la
revocación de su mandato es inevitable”.

Es decir, una cosa gris y pobremente redactada. No recogieron, en caso de
que se incluyan todas las firmas dañadas, ni 3.5 millones, pero ya están
seguros de que ganarían el referendo. Esa es toda la calidad intelectual y
moral que sustentan estos miserables y fariseos. Están totalmente
incapacitados para ser serios y justos.

Hablan de “La vocación inequívocamente despótica y totalitaria del
presidente, demostrada por la tendencia al control absoluto de todos los
poderes públicos”, incluyendo, claro, ese mismísimo Tribunal Supremo de
Justicia, el que declaró que los militares golpistas del 11-A estaban
preñados de buenas intenciones. Divagan con lo de la militarización de la
administración pública, “la violación descarada de la legislación y de la
propia Constitución”, sin especificar un solo caso; lo de la partidización
de PDVSA, y su deterioro, en momentos cuando tenemos las reservas
monetarias más grandes de nuestra historia. Qué mal escriben Diomedes y
Antonio Luis Cárdenas, asesorados por Paulina Gamus. Chillan estos
intelectuales contra el control de cambios, porque como viven viajando a
costa de la universidad y de los centros culturales, se les dificulta un
poco las fuertes remesas para viáticos en dólares. Y ponen por delante la
pobreza, uno tipos que en realidad jamás les ha interesado esa plaga
creada por ellos mismos, y por los inmensos privilegios que siempre han
tenido. Hablan de la escasez de productos vitales, como el whisky de
quince años, el queso camembert, caviar y el viagra repotenciado. Deliran
hablando de una gradual sustitución de las FF AA al servicio del
gobernante y sus secuaces. Véase esta lánguida perla intelectual: “El
gobierno sostiene una política internacional errática y desequilibrada,
dirigida por el jefe del Estado en función de sus conveniencias y
caprichos personales, y con grave lesión de los intereses del país... Una
brutal represión de muchas manifestaciones populares, con el uso de las
Fuerzas Armadas y de grupos de choque, de un falso origen popular,
organizados y armados por órganos del gobierno”. Mientan lo de un total
desprecio de la opinión pública; porque no los toman en cuenta a ellos,
que realmente nunca hicieron ni han hecho un carajo por el desarrollo del
país. Entonces hacen un rosario de los bellos hechos de la democracia
puntofijista: La aprobación de la Moribunda de 1961; la (graciosa y ultra
chucuta) nacionalización del petróleo y el hierro; la construcción de
importantes obras de infraestructura; el formidable crecimiento
cuantitativo de la educación preescolar, básica, media y superior; la
creación de numerosas instituciones culturales (todas dependiente de la
mafia de los Otero, de El Nazional). Mencionan lo del “lenguaje agresivo,
procaz e injurioso, impropio de un verdadero jefe de estado”, porque a
ellos les encantaba el de Betancourt (las multisápidas, “periclitado”,
“enchincorrarse”, “hampoducto”, “conciudadano”, “morrocoyuno”,
“multánime”, “conciómetros”), Leoni (el bueno), Caldera (el jesuita
hipócrita), Luis Herrera (el refranero), Lusinchi, Carlos Andrés Pérez, o
Blanca Ibáñez. Qué bello hablaban aquellos, suspiran. Hablan de “una
oposición cercana al 70%, que busca desalojarlo del poder”. Coño, no sean
tan mentirosos y degenerados; digan la verdad. Tengan la valentía de decir
la verdad. Como se acostumbraron a vivir de la mentira y del ocio, y
perdieron hasta los cojones para redactar algo que valga la pena; ahora le
echan en cara a Chávez que no les dé más espacio del que acaparan para
seguir abusando y derrochando los dineros del Estado. Terminan su gracioso
documento dirigido al orbe pensante: “en realidad (el de Chávez) sólo ha
sido un gobierno personalista, autoritario y moralmente depredador. No
obstante lo cual, el presidente Chávez ha sido tendenciosamente contumaz
en negar el carácter democrático de la gran mayoría de quienes nos
oponemos a sus prácticas autoritarias”. RIP.

Suscriben esta bazofia joyas insignes como Rafael Arráiz Lucca, el (ex
cura) Marcelino Bisbal, Demetrio Boersner, Soledad Bravo, Manuel
Caballero, Laura Castillo de Gurfínkel, Isaac Chocrón, Simón Alberto
Consalvi, Adriano González León, Víctor Guedez, Rodolfo Izaguirre, Karl
Crispín, Héctor Malavé Mata, Manuel Malaver, Alexis Márquez Rodríguez,
Ibsen Martínez, Carlos Alberto Moros Ghersi, Mariahe Pabón, Leonardo
Padrón, Antonio Pasquali, Luis Pérez Orama, Elías Pino Iturrieta, Gustavo
Planchart Pocaterra, José Pulido, Oscar Sambrano Urdaneta, Juan Carlos
Santaella, Rafael Santana, Héctor Silva Michelena, Petruvska Simme,
Milagros Socorro, Guillermo Sucre, Fina Torres, Pedro León Zapata.




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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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