Los Derechos Humanos del Puntofijismo

Estudiaba en el Liceo Andrés Bello cuando cayó la Dictadura de Pérez Jiménez.Todo era alborozo: ¡Viva la Democracia!, decíamos, mejor dicho, gritábamos y corríamos alzando los brazos en señal de júbilo. Días después, nuestros profesores nos propusieron llevarnos a conocer los calabozos de la Seguridad Nacional antes de que ésta fuera demolida. La Seguridad Nacional, aparato represivo de la dictadura tenía su sede principal enfrente de la Escuela Experimental Venezuela, Avenida Méjico de Caracas. Entramos a ese recinto y empezamos a bajar por unas escaleras de tierra hasta sus sótanos. Con horror observábamos cada detalle de aquellos tenebrosos calabozos; era espeluznante, se podía sentir en aquel silencio de sus celdas ya vacías, los gritos de dolor de aquellos hermanos venezolanos torturados; las paredes llenas de sangre y con consignas ¡viva la libertad! La experiencia para mí fue imborrable. Lo que nunca imaginé, en aquellos quince años de vida que tenía en ese entonces, era lo que paradójicamente me reservaba la vida muchos años después.

Soy una más de esa gran mayoría del pueblo que exige respeto de quienes “en nombre de la sociedad civil democrática” pisotean nuestros legítimos derechos. Tales son: Respeto a nuestro voto universal, directo y secreto. La inmensa mayoría de los venezolanos, en siete oportunidades, decidimos en paz y democráticamente cumpliendo con nuestro deber sagrado y apegados a nuestro más grande sentimiento democrático, darle nuestro apoyo al Tcnel Hugo Chávez Frías, para que rija los destinos del Estado Venezolano, otorgándole legítimamente la majestad como Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. ¡Esa inmensa mayoría que somos se respeta!

Esa “sociedad civil pacífica y muy tolerante”, vive llorando y exigiendo que se les respeten sus derechos humanos. Pregunto: Cuándo se les han violado sus derechos humanos durante el período del Presidente Hugo Chávez Frías? Jamás habíamos vivido en un régimen verdaderamente democrático como el de ahora. Que esa “sociedad civil” mencione siquiera un nombre de alguien que haya sido perseguido, encarcelado, torturado; que digan los grandes “medios de incomunicación, perdón, de comunicación social, cuál periodista, dueños de medios y demás personal que laboran en ellos, han sido hostigados, perseguidos, cerrados. Contrariamente nosotros, los que no pertenecemos a esa “pacífica sociedad civil”, y que somos la gran mayoría, podemos decirles con pruebas históricas, por lo tanto irrefutables, que nuestros derechos humanos fueron violados reiteradamente por más de 40 años en la llamada “democracia representativa”, dejándonos en un abandono tal, que se incrementó en nuestra patria, de manera alarmante la miseria crítica, proliferando los ranchos indignos, cerros llenos de gente desesperada y con ello, el incremento de la delincuencia.Durante esos fatídicos 40 años de “democracia representativa”, un pequeño sector se benefició de toda la riqueza de nuestro país a costa de más del 82% de los excluídos. En esa época se nos persiguió, torturó y muchos sufrimos la privación ilegítima de nuestra libertad, confinándonos, no sólo a los calabozos (tigritos , celdas ubicadas en los sótanos terrosos de aquel cuerpo represivo (Disip, ubicada en Los Chaguaramos-Caracas), -celdas éstas de tétrico aspecto y tan reducidas que sólo de pié podíamos estar; pegados a nuestro pecho sus barrotes y dos hombres fuertemente armados, apuntándonos delante de las rejas , amenazándonos a cada momento con dispararnos si nos atrevíamos a respirar siquiera , totalmente incomunicados-, sino que muchos de nosotros fuimos llevados a aquellos campos de concentración llamados TO, Teatros de Operaciones militares que desvirtuaron su razón, para convertirse en centros de torturas y muerte. Esto sucedió sin que la “pacífica, bonachona, y “decente” “sociedad civil” se pronunciara; por el contrario, y con la crueldad más grande, decían que éramos asesinos y merecíamos esos castigos. Trabajé por muchos años en la UCV, hoy jubilada. Cuántos atropellos, cuánto horror: Cualquier protesta estudiantil ó de empleados era sofocada por los cuerpos represivos a tiros,a matar, cumpliendo con aquella órden “disparen primero, averiguen después” Fui testigo del feroz allanamiento a nuestra Alma Mater:Horror, incertidumbre,impotencia...! En mis largos años de vida (61años), no recuerdo ningún despliegue noticioso respecto al vil e inhumano trato que se nos daba sin permitírsenos apelar a nuestro derecho a la vida, y, en caso de arresto, a la tan cacareada presunción de inocencia a la cual tanto se pliegan y exigen los que ahora son investigados por los abominables hechos concretos en los sucesos recientemente acaecidos el 11, 12 y 13 de abril próximo pasado. En esas décadas de “Democracia Representativa” nos allanaban nuestros hogares sin mediar palabra, sin órden judicial alguna, sin contemplaciones; se nos sacaba de nuestas casas de manera humillante y sin DESTINO CONOCIDO y por lo tanto CON FINES INCONFESABLES y sin permitírsenos una palabra, sin defensa alguna, nos torturaron y muchos , muchísimos fueron masacrados en nombre de aquella podredumbre “democracia representativa”.Fuí testigo de casos como el siguiente: Estando ya de regreso de un campo de concentración (TO), con la órden de libertad dada por el Coronel de ese TO para ese entonces (1970), en el camino la Disip, quien nos traía de regreso a Caracas, dió una contraorden y fuimos a parar nuevamente a sus calabozos; esta vez por lo menos, estaba con otras compañeras de infortunio y fue así como pude presenciar un hecho que jamás podré borrar de mi mente, pues ví cómo, de la manera más despiadada, lanzaron al calabozo donde me encontraba presa, a una muchacha con una fiebre que casi la quemaba, le preguntamos qué le había pasado y ella ,con voz muy débil nos contó su triste historia: Esa muchacha de la cual no recuerdo el nombre, había sido arrancada del pabellón de partos de la Maternidad Concepción Palacios : Recien acababa de dar a luz y su hijo quedó en brazos de lo médicos que la estaban atendiendo, y a ella, presumiblemente con la placenta adentro de su vientre, se la llevaron para lanzarla sin piedad al calabozo de esa bochornosa Disip, por eso, dije al principio, que la fiebre la consumía, sus pechos plenos de leche, el alimento de su hijo; empezamos a gritar para que fuera atendida urgentemente por algún médico, e hicimos tanto ruido gritando y dándole golpes a los barrotes de nuestra celda, que al rato se la llevaron. Jamás supe de ella, no sé qué pudo pasarle, pero esta historia tiene fecha y tiene pruebas , porque los médicos de la Concepción Palacios denunciaron este hecho y la fecha es el mes de enero de 1970. Puedo referir muchas barbaries más de la que fui testigo y víctima de “los demócratas que hoy pretenden regresar al poder a costa de lo que sea” Si, señores LLORONES, COBARDES E IMPÍOS, así fuimos tratados; les puedo asegurar que como yo, fuimos muchos los que en realidad no participamos de conspiracion alguna en contra de sus gobiernos: Si algún familiar ó amigo estuvo en cualquier situacion “subversiva”, ya eso era suficiente para destruirnos. Si, destruírnos, de la manera más salvaje e inhumana. Pregunto: Dónde estaban nuestros “salvadores de alma”, esa cúspide de obispos, monseñores?. Pues en su Palacio. No recuerdo a ninguno pronunciarse ante tal atrocidad. ¿Dónde, los medios de comunicación, con sus excepciones por supuesto, quienes no se atrevieron en muchisimas ocasiones a reseñar las angustias de padres, hijos, hermanos, esposos , esposas que imploraban conocer del paradero de los suyos, pues no aparecían en lista alguna de detenidos y ya sabemos por qué? ¡Ah y la “suciedad civil, perdón, sociedad civil decente”, con esa garra histérica y de odio, qué decían? !Que mueran esos malditos guerrilleros!

Quiero agradecer a través de este corto relato verdadero de toda verdad al Dr. José Vicente Rangel Vale, hoy Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, quien con el más alto sentido humano, y el coraje de un hombre con los pantalones bien puestos, expuso su vida por los demás. Gracias.

Para aquellos compañeros de ese camino tortuoso: Los que sobrevivimos, gracias a Dios, un saludo y un grito: !No hay marcha atrás! Para los que están en el cielo , que Dios los Bendiga: A Fabricio Ojeda, Livia Guverneur, Omar Ramones, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Noel Rodríguez, para mencionar algunos nombres que recuerdo en este momento; para los asesinados en las masacres de Cantaura, Yumare, El Amparo, 27 y 28 Febrero de 1989. Fueron muchos los venezolanos asesinados, muchos los torturados, vejados y humillados durante aquellas maléficas décadas y en nombre de la democracia representativa.


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Constanza Centeno


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