Personeros de la oposición han venido insistiendo en la conveniencia de un dialogo con el gobierno. El tema está siendo usado por los voceros de la oposición y los medios que lo dirigen para reforzar su línea de manipulación y mentira.
Frente a esta nueva consigna que ahora levanta la oposición para seguir calificando al líder del proceso de autoritario, es muy importante que los militantes de este proyecto manejemos algunos criterios para desempeñarnos mejor en una batalla, que tiene la necesidad de poner al descubierto las verdaderas intenciones de los opositores y de fortalecer nuestros niveles de conciencia.
En política el diálogo es una opción que siempre debe permanecer abierta. Esa posibilidad no coloca ese proceso de diálogo como una ruta que ha de ser transitarse con todos los actores y en cualquier momento. Recorrerla, exige una valoración de nuestra fuerza, reclama también una evaluación de la fuerza del oponente e impone reconocer muy objetivamente los antecedentes y los intereses de los oponentes sobre el tema que se presenta para el dialogo. Dialogar no es una práctica o procedimiento que pueda calificarse como “muy buena” per se. Hay situaciones que permiten darle sentido y utilidad a ese procedimiento.
Tenemos muy claro los antecedentes de los voceros de la oposición que están solicitando el dialogo. Conocemos por ejemplo, los intereses y las actuaciones de los obispos con su conferencia episcopal. Conocemos también los antecedentes, los intereses y las actuaciones de los dueños de medios de comunicación que gobiernan a los voceros de la oposición y conocemos perfectamente a los títeres que desde los partidos (AD, COPEI, PJ, ABP, MAS, PODEMOS, Nuevo Tiempo) intentan hacerle el trabajo a los dueños de los medios de comunicación.
Se dice (¿le creemos?) que los actores de la oposición están interesados en construir un consenso donde cada una de las fuerzas exponga sus preocupaciones y amores por Venezuela. El tema en función de lo que se refleja en los medios es Venezuela. La “concha e mango” es esa y por ahí van a insistir para explotar el asunto y reforzar su matriz de opinión.
Es importante entonces que en esta lucha por desenmascarar esta propuesta, cada militante tenga los argumentos necesarios para hacer reflexionar a las personas que piensan que esta es una solicitud franca y que ella representa el sentir de los venezolanos que ahora se oponen al proyecto Bolivariano. Hay suficientes argumentos en la acontecer reciente del país para poner en duda una solicitud que proviene de los obispos, los dueños de los medios y los voceros títeres de los partidos políticos de la oposición.
Todos los venezolanos deben recordar que Chávez una vez traído desde la Orchila tras haberse dado un golpe de Estado, perdonó a los actores de ese golpe y ofreció un dialogo. Ese perdón y ese dialogo condujeron al paro petrolero y sus dramáticas consecuencia. El país que tanto dicen querer los opositores perdió una fortuna y muchos venezolanos, que los opositores dicen amar y respetar mucho, confrontaron problemas para cocinar, comer e irse a sus centros de trabajos. El país perdió casi dos años, porque hubo que hacer un gran esfuerzo por retomar la ruta del crecimiento y quebrar las líneas de pobreza y exclusión que habían dejado los gobiernos de los que hoy solicitan dialogo.
Imaginémonos ahora un dialogo con estos actores y pensemos además, que a esos encuentros de diálogos asistan los articulistas y los que conducen los programas de opinión con todo la basura de deseos que salen de esos programas. Pensemos y contabilicemos la propaganda contra el país que se promueven a través de esa cantidad impresionante de medios (escritos y audiovisuales) que la oposición tiene para vender y ligar la aparición de una Venezuela quebrada.
Si estamos claro en todas estas actuaciones e intenciones de la oposición, uno puede imaginarse varios encuentros en una gran mesa de diálogo en la cual Chávez esté “pujando” por una país con mayor inclusión, igualdad y control de sus recursos básicos y la oposición cruzando los dedos de las manos y de los pies para proseguir con su “liga” de un país quebrado. Muy dentro de cada uno de los que se encuentra en la mesa, continúa sintiéndose: fuera Chávez, porque es la única frase que admite su propuesta.
No se está en el 2000 ni el 2002. Pienso entonces, que por el poder y el interés que tiene la oposición, el dialogo no parece ser con esos voceros. El poder de la oposición es posible que no sea muy real y tal vez es producto de la política de desinformación que coloca a unos 4 millones de venezolanos en la confusión y a no tener claro que la esperanza de un país nuevo, escrita en el proyecto “Simón Bolívar” los incluye totalmente. El diálogo es necesario y debería ser con esa cantidad de venezolanos que se encuentran distribuidos en toda la geografía y que tienen buenos deseos para Venezuela. Ese diálogo si hay necesidad de darlo y muy prontamente.
evaristom arcano@cantv.net