¡... Delincuentes uníos...!

En aquellos tiempos de la toma del “Cielo por asalto” Recordamos aquel himno del 1º de Mayo cuya letra reza: Proletarios del mundo Uníos / A la lucha contra la opresión/ La unidad de la clase obrera/ nos conduce a la revolución. Que el 1º de Mayo queremos/ derrotar al imperio burgués/ y romper sus inicuas cadenas / y vencer y vencer otra vez. Lo cantábamos entonces con aquella pasión, quienes como chamos soñábamos con una patria libre, con el gobierno del proletariado. Entonábamos igualmente el “Bella Chao”, Caracas la Roja y otras tantas melodías que alimentaban nuestras almas entregadas a las luchas por reivindicar a ese irredento, pero rebelde y encrespado pueblo venezolano, dominado como bien dijo nuestro libertador: “Más por el engaño y la ignorancia que por la fuerza”.

Los delincuentes que hoy hacen causa común para defender el robo y el fraude como norma, porque esa ha sido su cultura y con ella gobernaron al país por medio siglo,  eran entonces nuestros jueces y verdugos. En los tiempos de Rómulo Betancourt,  Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez , Luís Herrera Campins y Jaime Lusinchi, no existían derechos humanos, los revolucionarios y el pueblo, como dijo el Panita Alí, solo teníamos derechitos: Derechito al calabozo, derechito a la Digepol, derechito al Tribunal Militar,  derechito al Cuartel San Carlos, derechito a la Isla del Burro, derechito al TO3, derechito a Cachipo y derechitos a la fosa común. Para ellos no existía Corte Interamericana de Derechos Humanos, ni Tribunal Supremo, ni Ministerio Público, Defensoría del Pueblo ni nada parecido. Cuando se trataba de enjuiciar a pobres o peor si eran revolucionarios, los jueces bonzos de entonces ni siquiera se preocupaban en leer el expediente, su trabajo consistía únicamente en estampar la rúbrica. En el mejor de los casos los prefectos y gobernadores títeres, les abreviaban el trabajo, púes para eso tenían un instrumento “legal” , que les había dejado su Pana Marcos Pérez  Jiménez, como era la “Ley de Vagos y Maleantes”, que sirvió de soporte para que Rómulo Bentancourt, vía Decreto pusiera en funcionamiento el “Hampoducto”, instrumento que consistía en que cualquier sospechoso de izquierdista o disidente, lo arrestaban en la noche y al otro día iva a parar por una larga temporada a El Dorado, cementerio de cadáveres vivientes, al cual enviaban a los pobres sin fórmula de juicio, gracias a la Ley de Vagos y Maleantes, que le permitía a cualquier analfabeta privar de libertad a un ciudadano honesto y trabajador.

Eso es lo que no debemos olvidar y tampoco ocultar a las nuevas generaciones, engañadas y manipuladas por estos facinerosos, que hoy se rasgan las vestiduras en defensa de la libertad de prensa, y en sus gobiernos llegaron hasta prohibir nombres tales como Fabricio Ojeda, Argimiro Gabaldón, Pablo Cabeza y otros tantos que mencionarlos en una información o comentario de prensa, era considerado por el gobierno de turno, propaganda de guerra y al autor le aplicaban el derechito.

Tal parece que estos señores hoy han lanzado también el grito de unidad: ¡...Delincuentes del mundo uníos ...¡ a luchar contra la revolución. Por eso los vimos en cambote en la tarima que montaron en Maracaibo, para llamar  a la rebelión, a defender los “intereses del Zulia”. ¿Desde cuando el Zulia es la mafia de un Nuevo Adeco? Pero allá los vimos toditos juntos, como quien dice: “Los Burros se buscan pa' rascarse”. En aquella tarima si alguien hubiese soltado un gato, la carrera y los chillidos hubiesen roto la unidad. Pero ciertamente y ahora hablando muy en serio, esa pandilla es de cuidado y pueblo y gobierno deben vigilarla de cerca. Las ínfulas de Juan Charrasqueado, de todos quienes se juntaron allí no son casuales, ni por arrebatos histéricos. Son provocaciones bien montadas, bien preparada por los cerebros pensantes de los amos del imperio, que utilizan a estos títeres para crear 

matrices de opinión, que pudieran penetrar bases populares. El escándalo que han formado por la reforma de la Ley de descentralización y por la discusión que se está dando sobre la de territorialidad, así como los que se dedican a ofender y calentar la oreja de la Fuerza Armada, no son simplemente aspavientos. Nada de eso señores; eso forma parte de la cadena de sucesos que les ordenaron provocar para acentuar el trabajo desestabilizador. Sino Fíjense que desde el fumón que quiere ir a la Asamblea Nacional, para desde allí impulsar la legalización de la marihuana, hasta el condecito del Zulia, mantienen una asombrosa coherencia en el discurso en el sentido de repetir hasta el cansancio que vamos hacía el comunismo, que hoy son los puertos, aeropuertos, puentes y autopistas, que se los están arrancando a los “dueños” y que mañana serán las viviendas y los hijos. Es el mismo formato que utilizaron contra nosotros en los años 70, que nos pintaban como lo peor, que “comíamos muchachitos fritos”, que lo que buscábamos era quitarle, el conuco, la bodega, la nevera y hasta los chamos a los venezolanos si alcanzábamos el poder.  Por supuesto que ese era el guión de la CIA, que formaba criminales en la Escuela de las Américas en Panamá, para aplastar la insurgencia, que había en todo el continente. En esa oportunidad lograron postergar el triunfo del pueblo, que ahora es un hecho, pero que resulta más duro sostenerlo y apuntalarlo, porque se trata de una revolución pacífica y profundamente democrática, lo cual le deja muchos puntos vulnerables para resistir el embate.

Frente a esta realidad se impone la organización y el fortalecimiento ideológico, que solo puede lograrse a través de la discusión en todos los frentes para esclarecer dudas, para enriquecer las enseñanzas del marxismo leninismo y producir las nuevas ideas que nos permitan alinear a todos los movimientos sociales hacía un solo objetivo la construcción de la patria nueva, la patria socialista, con un hombre nuevo, que tenga como paradigmas, la solidaridad, el colectivismo, el ser, antes que el tener, en otras palabras forjar un pensamiento inscrito en el marco de los nuevos tiempos.

Necesario es discutir y comprender la crisis del capitalismo, para que en vez de ser una amenaza que nos arrope, nos sirva de oportunidad para avanzar en el proceso revolucionario y en ese sentido, sindicatos, gremios, intelectuales, trabajadores, estudiantes y el país entero debemos cerrar filas alrededor de las medidas anti crisis, tomadas por el gobierno revolucionario, porque allí están, las fortalezas para avanzar. Si nos montamos en este tren para reforzar el bolivarianismo, el socialismo del Siglo XXI,  estaremos conjurando la entente de los delincuentes que pretenden acabar con esta revolución, para regresar a la cultura de la muerte, con el robo como norma y el saqueo de la patria.

Por eso todos estamos obligados a plantarnos como un solo frente y decirles.... no pasaran...Patria..Socialismo o Muerte..Venceremos.


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

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