Las marchas multitudinarias a las que nos hemos acostumbrado en los últimos tres años son cosa nueva para los venezolanos. En Europa tienen más “tradición”.
Es común ver a los europeos protestando contra la guerra y el terrorismo. O por los derechos de los homosexuales.
O contra el racismo. Podemos recordar la muchedumbre que se manifestó en contra del terrorismo en España en marzo pasado. Los estadounidenses no se juntan ni pa´ rascarse, ellos marchan en grupitos con unas pancartitas.
En mis tiempos universitarios, en “la casa que vence las sombras”, se marchaba para dar una “demostración de fuerza” y para obtener “saldos organizativos”. La apatía estudiantil campeaba y para sacar una marchita de 20 mil personas (creo que eso fue nuestro récord de convocatoria a una marcha) había que repartir no menos de 50 mil volantes “en las puertas”. Con el agravante de que no llegábamos a 50 militantes “patria o muerte”, con lo cual nos tocaba repartir unos mil por cabeza, es decir, dos resmas cada uno, modestamente.
Además debíamos visitar decenas de cursos para convencer a los compañeros con nuestros mejores oradores: los picos de oro. ¿Los medios de comunicación? Hacíamos fiesta si lográbamos que saliera una notita aunque sea a una columna en el Cuerpo C de El Nacional de la época. Lo cierto es que siempre buscábamos “captar” compañeritos y las actividades marchísticas eran ideales. Antes, durante y después de la manifestación alguno que otro se quedaba “participando”. Demostración de fuerza y saldo organizativo, pues.
Pero de un tiempo para acá están pasando cosas curiosas.
Las marchas de la oposición son convocadas masivamente, hasta el hartazgo, por tele, prensa y radio. Cualquier manifestación es objeto de una gran difusión por los medios masivos.
Los partidarios del gobierno son convocados, también hasta el hartazgo, pero na’ más por VTV, Vive, RNV, YVKE y Vea. El 2% del público, según los números. Pero las marchas de ambos grupos parecieran tener el mismo número de participantes, tantos como los dos millones que vimos en Madrid después del 11M y que a juzgar por las imágenes que vimos, había un gentío. Oposición con el 95% de los medios dice que mete 2 millones y chavistas con 5% dicen que meten otros dos millones. Raro, raro. Si lo trasladamos ami modesta experiencia universitaria o lo sometemos a cualquier análisis comunicacional, el número de asistentes a las manifestaciones debería ser directamente proporcional a la difusión que tengan las convocatorias a las mismas. Eso en cuanto a la demostración de fuerza.
En cuanto al saldo organizativo la cosa es más rara. La diversidad del chavismo la podemos observar en las decenas de caras que vemos y decenas de voces que oímos en el 5% de chance que se tiene en el espectro radioeléctrico. Pero lo que es la oposición se ve que cada vez se quedan más solos: Julio Borges, Felipe Mujica, Américo Martín, Enrique Mendoza, William Ojeda, Ramos Allup, Liliana Hernández, Andrés Velásquez y otros cinco que se me escapan se reparten las cuatro televisoras en las mañanas y decenas de emisoras de radio. Deberían rotarse la moderación de La Entrevista y de vez en cuando invitar a Marta Colomina.
¿Para qué marchar?Yalo dije, demostración de fuerza y saldo organizativo. Pero hasta ahí, porque lo que sí es cierto es que “marcha no tumba gobierno” y si lo tumba es por un ratico.
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