El Diletantismo Revolucionario

La crítica es la principal arma de todo revolucionario, prescindir de ella es negar la capacidad creadora del hombre y el carácter dialéctico de la revolución como proceso social que se nutre cada segundo de su propia experiencia; la crítica es una “compulsión moral” que debe impulsar a todo revolucionario a no aceptar de manera irreflexiva la realidad, la crítica es el principal insumo con que cuenta la Revolución, la crítica es en primera instancia una responsabilidad irrenunciable de todo revolucionario, renunciar a la crítica es asumir la Revolución como una simple etapa inmutable, estática y antidialéctica del presente.

Cuestión de Métodos

¿Existe un espacio definido para la crítica?, ¿es necesario llenar un formulario para hacer la crítica? ¿es imprescindible pedir permiso para hacer la crítica? ¿cuál es la diferencia entre critica y ataque? ¿qué es más útil para la Revolución la crítica o la pasividad?, la crítica como necesidad histórica-concreta, dentro de un proceso de cambio no tiene un espacio definido, si en una revolución todos los espacios son de lucha y confrontación política, esos espacios son lugares de crítica y autocrítica, el consejo comunal es principalmente un espacio de crítica que busca solventar la contradicción fundamentalmente burguesa que vive aún en la Revolución, de Estado-Organizaciones populares; el partido debe ser principalmente un ente crítico frente a la ineficacia del Estado; los actores políticos que hacen vida dentro de la Revolución deben ser por naturaleza críticos.

Como decía el propio Che Guevara “No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas”. El principal deber revolucionario es hacer la revolución y ésta sólo es posible si se nutre de las críticas,pero para ello es necesario evitar la “ortodoxia intransigente” y la “heterodoxia inconsistente” (términos guevaristas también); la primera, propia del dogmatismo y de posiciones comodaticias y la segunda, respuesta del reformismo y del oportunismo.

Para la crítica sólo existe una condición, debe ser a tiempo, no puede esperar a que lo que se desea evitar sea inevitable, nos hace más daño el justificador y el defensor de las apariencias revolucionarias que el crítico revolucionario más sagaz y afilado que tengamos.

Asimilando la Crítica

Lo más difícil del proceso dialéctico de la crítica, es asimilarla, y es desgraciadamente recurrente entre revolucionarios que la crítica sea rechazada sin siquiera ser observada con rigurosidad, como dice Gramsci: “Se tiende infantilmente a disminuir rabiosamente al adversario para poder creer que se le vencerá sin ninguna duda.” haciendo la salvedad, que en la crítica muchas veces no se tiene un adversario sino por el contrario un aliado, peor aún y mucho más reaccionaria la disminución que muchas veces se hace de quien hace la crítica.

La crítica puede no ser compartida, pero debe ser siempre escuchada, con detenimiento y rigurosidad.

El revolucionario sincero debe entender la necesidad de un debate y una crítica interna severa y rigurosa, sin convencionalismos y sin medida, evitar la tendencia que pareciera que se da en todo proceso de cambio social al acomodo, a la pasividad, a la “estabilidad”, “al diletantismo fantasioso, la falta de disciplina intelectual, la irresponsabilidad y la deslealtad moral e intelectual” (Gramsci)

Lo más peligroso para la revolución es el no percibir al “revolucionario diletante”, el revolucionario aficionado, que no vive la revolución sino que vive de y gracias a ella, ese revolucionario cuyo perfil se limita a disfrazarse de “rojo rojito” de pies a cabeza para que todos lo identifiquen y sepan quién es, es un “revolucionario amateur” que considera que lo mejor es no cuestionar nada, pues hipostatiza la revolución y hace de su desenvolvimiento un movimiento infalible cuya crítica debe ser callada ipso facto.

“Si tiene que haber polémicas y escisiones, no hay que tener miedo de enfrentarse con ellas y superarlas; son inevitables en estos procesos de desarrollo, y evitarlas significa sólo retrasarlas hasta el momento en que realmente serán peligrosas o incluso catastróficas, etc.” (Gramsci)


"El hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía"  Ernesto Che Guevara





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