Un conjunto de imágenes ha recorrido la televisión y la prensa en el mundo entero. Las gráficas muestran cuerpos desnudos retorcidos unos sobre otros. En algunas, hay escenas de actos sexuales cuyos participantes tienen las manos atadas a las espaldas y las cabezas encapuchadas. En otras, aparecen mujeres y hombres desnudos mientras son objeto de burlas por un individuo que señala sus órganos genitales. Más gráficas presentan a hombres encapuchados recibiendo descargas de electricidad y a otros con señales evidentes de torturas en los rostros y brazos, inmovilizados por lo que parece son vendajes adhesivos, mientras armas de fuego apuntan sobre sus cabezas.
¿De dónde son estas imágenes? Cualquier venezolano de más de 50 años podría suponer que se trata de fotografías de la Segunda Guerra Mundial, de los horrores cometidos por los nazis en las prisiones de Ploetzenser o Fuhlsbuettel donde eran martirizados los prisioneros políticos hasta la muerte, después que la marea fascista arropó a Alemania bajo el puño de Adolf Hitler.
Las gráficas han sido publicadas hace apenas unos días en Londres por el periódico Daily Mirror y difundidas en el programa de televisión de la CBS New “60 minutes II”. Después han dado la vuelta al mundo, reproducidas en TV y la prensa independientes. Un escándalo despierta la conciencia.
No se trata de escenas de la Alemania nazi, sino de la cárcel Abu Ghraib, en Bagdad, y son las atrocidades que cometen los soldados norteamericanos con los prisioneros en Irak.
¿Y es éste el ejército cuya misión era llevar la democracia y los derechos humanos a Irak? ¿Y éstos son quienes acusan a Venezuela y a Cuba de violar los derechos humanos?
Después de haber dado un puntapié al Derecho Internacional al invadir y ocupar a Irak; después de designar un gobierno títere e imponer una constitución y una bandera, sin ninguna legitimidad; después de haber mentido al mundo con la historia sobre las “armas de destrucción masivas”, después de haber cometido crímenes de guerra al reducir a escombros viejas ciudades símbolos de cultura y religión y de ultimar millares de civiles, mujeres y niños, ahora muestran al mundo las atrocidades de las torturas mezcladas con sadismos y desatada crueldad. ¡Qué cada quien saque sus conclusiones!
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