Revertir y recomponer una situación política fracturada por una acción de fuerza que desaloja del ejercicio del Poder a quien lo adquirió mediante la voluntad democrática del pueblo soberano, es un reto a la inteligencia, capacidad de maniobra y visualización de factores y escenarios por parte de los vencedores que, requiere un alto grado de equilibrio, humildad y disección del campo de los que se consideran vencidos.
Toda confrontación definitiva por el control del Poder del Estado, además de expresar los intereses de clases, grupales e individuales de los protagonistas, genera una pérdida de la cohesión necesaria a todo Estado y un desequilibrio en el funcionamiento de sus instituciones, lo cual se ve agravado por las lealtades y deslealtades de los grupos sociales adherentes y distantes de las partes en conflicto, que termina por erosionar la unidad de los órganos del Poder Público y la relación operativa de su burocracia, cuya inseguridad en medio del conflicto, aumenta la ineficiencia y corrupción del Estado.
Tres son las opciones posibles para encarar la nueva situación creada por la ruptura del orden institucional: el desalojo total de los vencidos, incluso muchos de quienes omitieron pronunciarse bajo el ropaje de la “institucionalidad”, lo que llevaría a dirigir todo el esfuerzo inicial a la recomposición total del cuadro de control del Poder en condiciones superiores al existentes para el momento en que se produjo la ruptura institucional, con el fin de construir una nueva situación política que selle la derrota del contrario, mientras se abre un nuevo proyecto hegemónico de ruptura, no solo con el proyecto derrocado, sino, incluso, con las bases iniciales del proyecto político de los vencedores.
Otro escenario lo caracteriza el restablecimiento del orden existente para el momento de la ruptura institucional, lo que implicaría respeto a las instituciones y los poderes fácticos vigentes y al orden jurídico que los sostiene; salvaguardando la unidad del Estado, la cooperación de los órganos del Poder Público y la paz social, con el objeto de crear las condiciones necesarias para que, en un tiempo y escenario favorable, previa acumulación y unificación de sus fuerzas, producir un hecho político, de tal suerte efectivo y demoledor en la legitimidad democrática, que se convierta en una victoria estratégica, cuyo precio, en términos de conflictividad sean asimilable por el bloque socio-político vencedor.
Y por último, la formula gatopardiana, construida sobre la base del pacto de las élites, con el apoyo forzado o impuesto a los nuevos actores y factores sociales y políticos fortalecidos por su participación relevante en la reversión de la ruptura institucional; fórmula que estaría dirigida a la superación, en el tiempo, de las divisiones operadas al interior de esas formaciones socio-históricas, coyunturalmente en conflicto de intereses no irreconciliables, que pretenden evitar, de esa manera, que nuevos liderazgos y sectores sociales adquieran protagonismos y disputen los espacios de poder tradicionalmente bajo el dominio de las diversas fracciones de las viejas élites
También, tres son los factores que parecen ser esenciales para determinar la opción que finalmente se impondría en la construcción del nuevo escenario pos-ruptura institucional: la fuerza movilizadora e impugnadora de amplios sectores del pueblo que acrecientan, al calor de la lucha de calle, con sus héroes y mártires, sus reivindicaciones políticas y sociales y, a quienes se le debe oír para garantizar la paz social. y la estabilidad política. El juego geopolítico entre distintas fuerzas regionales y extrarregionales, que pretenden afirmar sus intereses al interior del Estado afectado por el hecho constrainstitucional y, la actitud del liderazgo de las fuerzas triunfantes acerca de la reproducción del viejo pacto social o la construcción de un nuevo bloque social de Poder, con lo actores y factores que le fueron favorables, con el fin de neutralizar las fuerzas y, promover la construcción de un nuevo proyecto político y social en donde se dibujen las nuevas fuerzas sociales y políticas emergentes.
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