Validas algunas palabras antes de saber a ciencia cierta cuales son las cifras finales de las jornadas de reparo. Un balance completo de todo este proceso de activación del derecho refrendario que nos otorga la Constitución en estos momentos es imposible. Lo que vale la pena es al menos advertir algunos puntos que muy bien podrían pasar bajo la mesa tanto en caso de que se active el referéndum contra el Presidente de la República como en caso de que no logren este objetivo.
1. A pesar de que el referéndum es sin duda un acto de imposición política derivado de la claudicación de la dirección política oficial en aquella irrecordable mesa de negociaciones, sin embargo en ningún momento tenía que interpretarse como una derrota del pueblo venezolano. La claudicación comienza desde el mismo momento en que se acepta la negociación con una banda de traidores y golpistas cuya única fortaleza es su condición de lacayos del gran capital y el imperio, y piezas de sus maniobras estratégicas de dominio. Por el contrario el referéndum como mecanismo de participación es desde el mismo momento en que es introducido en la constitución del 99 un gran triunfo democrático del pueblo venezolano y del poder constituyente que insurge desde ese año, en otras palabras, aquí nadie “lo impone” como alternativa específica a la “crisis de gobernabilidad” el existe como derecho derivado de una gran victoria constitucional del pueblo venezolano.
Sin embargo ya desde mediados del año pasado, precisamente, en esos mismos meses en que se conforma el Comando Ayacucho, comienza a generarse una matriz de opinión que hace desvanecer esta victoria histórica convirtiendo cualquier camino que active un referéndum en contra del Presidente en una derrota del pueblo venezolano.
El centro del debate político, como ha pasado posteriormente a la rebelión del 13 de Abril, como ha pasado luego de la victoria ante el saboteo petrolero, alimentario y financiero de la totalidad del gran capital, pasa a ser un monopolio más de direcciones políticas que se acusan mutuamente en una interminable e insípida teatralidad política que deja de tener todo sentido para el pueblo venezolano.
El colectivo nuevamente pasa a ser un espectador de sus negociaciones y conflictos, acatando las líneas de una dirección artificial pero en el fondo deseoso de que SI haya referéndum (con y sin ironía), que se active ese escenario sobre el cual este pueblo será nuevamente el líder de su propio protagonismo, comandante de su obra, dueño absoluto de sus flujos de movimiento, palabra y movilización. El referéndum es una batalla preciosa que en el caso de un referéndum contra el Presidente activaría de inmediato el espíritu del 13 de Abril. Todos participaríamos en él no para elegir un candidato sino para salvar y profundizar lo que ya constituye no una simple opción política sino una opción de vida para millones de explotados: la revolución bolivariana, revolución que encarna y simboliza en su totalidad el presidente Hugo Chávez.
Muy curioso además que mientras se convierte esta victoria en una potencial derrota, este comando frustra toda posibilidad aunque sea ilusoria o no de refrescar y relegitimar la dirección bolivariana elegida, incautando a las bases todo derecho de participación en la elección de los candidatos a las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores. Ratifican en un 80% a gentes que ya nada tienen que ver con la lucha revolucionaria, corruptos y mal administradores del mínimo orden que gobiernan a nombre de una revolución que todos los días sabotean. Se frustra entonces esta esperanza, empieza desde entonces una tensión interna dentro del movimiento que tiende a ser explosiva.
En fin, lástima que el Presidente no haya activado el mismo el referéndum contra él, contrariando toda lógica del vacío y tramposo pragmatismo político; amo y señor de las mentes que dirigen el comando. Esto hubiese cambiado totalmente las reglas y criterios de dirección, además de una reapropiación bella de un derecho que gracias a nuestro comando pasó a convertirse en un instrumento central en la estrategia conspirativa del enemigo.
2. Pasamos al segundo momento. Se elige el nuevo CNE y empieza el proceso de recolección y verificación de firmas, establecimiento de reglas, promoción de campañas, y vuelva el debate insípido, las negociaciones y acusaciones mutuas. Se introduce esta cuestión del referéndum contra diputados que terminan siendo un distractivo ante el evento fundamental del referéndum contra el Presidente. La recolección de firmas contra diputados de la oposición sin embargo se convierte en un detonante parcial del inmenso potencial participativo que posee el espacio político bolivariano. Se termina con mucha alegría, algo que a su vez recontea el potencial electoral de este movimiento que por proyección se verifica que sigue siendo inmenso y que además ha aumentado en el tiempo. Se pasa a las firmas para activar el referéndum presidencial, algo que obviamente desde el mismo momento en que se convierte en bandera de lucha de la oposición, convocaría al menos el 90% de su espacio social natural. Y en efecto es así, pero además estos introducen el elemento del fraude temerosos o a sabiendas que no tienen el soporte social necesario como para llegar al famoso 20%. Pero ¿qué pasa?, se denuncia efectivamente el fraude convirtiéndolo en el punto central sobre el referéndum y al mismo tiempo se tira a la calle una información falsa (primera vez que un mando bolivariano central cualquiera que sea su calidad y legitimidad engaña abiertamente a la base): las famosas 1.900.000 firmas. Este último engaño incrementa las alegrías y por supuesto, incluso la nuestra porque constata la debilidad y la curva regresiva en que ha caído la contrarrevolución. ¿Pero porqué este engaño?, por una razón muy sencilla: se sabe que el número de firmas puede rayar las necesarias para activar el referéndum contra el presidente, sabemos que el último día les faltaba alrededor de 200 mil firmas y que a la final al menos llegaron muy cerca si se incluyen las planas legítimas (de todas maneras esto se ratifica con los reparos). Lo que pasa es que ya a estas alturas el referéndum constituía en sí mismo una derrota que comenzaba a interiorizarse como argumento en el colectivo, pero sobretodo una derrota para esta dirección, e incluso se comete el crimen de introducir el temor dentro del pueblo bolivariano de que haya referéndum (primera vez que se introduce la matriz del temor ante una batalla... y raro temor de verdad, todos sabemos que es una batalla donde desbordaríamos cualquier enemigo pero al mismo tiempo sin entender porqué sentimos temor por ella; un verdadero juego de manipulación psicológica generado por el pragmatismo. La oposición de manera estúpida al verse en la raya introduce su operación de fraude masivo bordeando las 700 u 800 mil firmas fraudulentas, creyendo que inflando los números hasta ese punto podía forzar una negociación al interno del CNE que active el referéndum de inmediato matando así su proceso regresivo al convertir el referéndum en su triunfo, primero desde el 11 de Abril. Empiezan desde entonces seis meses de acusaciones y negociaciones insoportables para un pueblo que se ha convertido en puro espectador desde este megateatro, hasta nos dan la asombrosa información, además de pruebas para ello, de que los adecos y toda esta jerga de fascistas y contrarrevolucionarios de la Coordinadora D. son unos tramposos, unos mafiosos y unos mentirosos, el problema es que ese era un dato que conocíamos por lo menos desde hace treinta años. Hasta el presidente cae en este juego de centrar todo sobre el punto del fraude, aunque tiene la sabiduría de separarse de él al repetir con tristeza su simpatía con el referéndum, en el fondo sabe que esa es la batalla que le conviene a él y la revolución, con ella esta revolución y su liderazgo se proyectarían en el tiempo y sobre el mundo con un nivel de legitimidad y una fuerza interna que le permitiría generar un espectro realmente invencible si no vemos esta guerra como un problema solamente militar (pero quizás el presidente ya para entonces cree que es muy tarde, que el argumento de la derrota si hay referéndum es muy fuerte e imposible de revertir tomando en cuenta la presión internacional y la avalancha contrarrevolucionaria interna que vendría, pero a nuestro parecer se equivoca).
Este segundo momento termina con la negociación de los reparos, la caída de la conspiración leguleya de la sala electoral, la guarimba (intento fallido de insurrección fascista armada) y con lo más triste de este proceso para nosotros: el desastre con lo que ha pasado con nuestras firmas; la mayoría se ha perdido siendo al menos altamente presumible de que una buena parte fueron vendidas (sin lugar a dudas en Caracas y Aragua). El argumento que se utiliza es que los tecnicismos de la planilla hicieron que se equivocaran los responsables de mesa en lo que respecta a los detalles de la recolección, sin embargo no es así al menos en la mayoría. La página del CNE es muy clara, la mayoría de las firmas fueron invalidadas porque nunca llegaron al consejo electoral. Entonces, ¿se puede saber en qué manos se quedaron y en qué basurero se botaron?
3. Esta última situación genera una indignación completa, lo que a su vez acelera dos fenómenos: primero produce la primera crisis de representación dentro del proceso revolucionario de alto calibre. La cuestión de las candidaturas más este hecho de las firmas genera un sentimiento de traición en la base donde se pasa de la critica a la acusación abierta dentro de los escenarios colectivos de debate. El comando o al menos las figuras que para entonces fueron sus responsables y voceros quedan totalmente deslegitimados dentro del movimiento real que le da vida a esta revolución.
Por otro lado, esta nueva situación de crisis abierta de representación convierte el problema del referéndum en cuestión de vida o muerte para ellos (los líderes del comando ayacucho), lo que los obliga a convertir mediáticamente la cuestión de los reparos en una suerte de “batalla final” casi al mismo nivel que lo hace la oposición por otras razones obviamente (puente al plan B, conspiración militar, internacional, estrategia de caos, etc, etc) aunque también esta de por medio la legitimidad de esta coordinadora del coño.
Pero además de estos dos fenómenos que se detonan, empieza a hacerse obvio un elemento que solo pudimos verlo a la final de este camino con toda claridad. El rechazo al referéndum, convertirlo en un bicho a temer y a evitar a como diere lugar es también un problema de control de masa, control sobre sus flujos de organización y movilización sobretodo en un proceso tan explosivo, masivo y diverso como lo es esta revolución. El referéndum siendo un derecho conquistado, y más aún si se trata de participar en él no para aprovecharlo sino para defender algo tan supremo como es la figura presidencial de Chávez y el proceso mismo, le quitaría de las manos a este comando toda posibilidad de control político burocrático. Como decíamos liberaría ansias extraordinarias ya sembradas en lo profundo de nuestro pueblo por defender lo que se ha convertido en algo demasiado suyo. Renacería por completo el espíritu insurreccional del 13 de Abril, y es obvio que a este tipo de direcciones les aterra por convicción ideológica (incredulidad insalvable de la potencia y el poder popular) e interés burocrático, esta posibilidad. Por tanto, comenzamos a movernos dentro de un guión por todos asumido pendejamente e irremediablemente de salvación no de un proceso sino de una dirección ilegitimada, y lo que es más peligroso, dirección, o lo que sea, que en sí misma se ha convertido en una muralla a la critica y garantía de reproducción de las mafias enquistadas en empresas e instituciones de estado que han bloqueado casi por completo el desarrollo de la revolución a nivel institucional.
Es con este cuadro que avanzamos hasta entrar en los reparos para el referéndum presidencial, volviéndose a repetir el mismo cuento de las firmas y el reafirmazo. Alto nivel de disposición militante de nuestro lado, ejercicio fraudulento de la oposición acompañada con un despliegue logístico impresionante, descarada manipulación mediática, añadido de la clonación de cédulas, cosa que es aprovechada por parte del comando para redoblar el argumento del fraude y centrarse allí. Se destaca de todas formas la mejoría del CNE en el manejo técnico y de su propia autoridad, excelente labor del Plan República, lo que produce un quiebre de la estrategia de fraude masivo y saboteo alrededor de las “cuevas del guácharo”. Todo esto ciertamente se da hasta llegar a las justas hasta dónde estamos ¿habrá o no habrá referéndum?. Las cifras a favor de uno u otro siempre estarán en el límite. Lo que es increíble pero a la vez muy comprensible es que el argumento del fraude, cédulas chimbas y muertos firmando, haya borrado totalmente lo evidente: que este límite al cual llegó la Coordinadora C.A., evidencia una pérdida impresionante de espacio electoral en comparación a sus resultados en las elecciones del 2000 entre Hugo Chávez y Arias Cárdenas, lo que hace más lastimoso aún el que no se active el referéndum presidencial si fuese el caso.
4. Queda después de todo esto derivar tres cosas: primero sabemos de la poca receptividad que tienen estos argumentos al interno de ciertos estratos, pero ya nos curamos de esto no solamente por estar acostumbrados a trabajar a contracorriente sino por la prueba que ya tenemos del gran gusto que producen fuera del oficialismo improductivo y fuera del universo del pragmatismo politiquero. Allí donde se habla con verdades y a partir de ellas y no de la “política”, sigue siendo muy bienvenida la idea del referéndum presidencial, existiendo una gran conciencia también de que sin referéndum se pierde una excelente ocasión de protagonismo mientras se tiene por seguro la entrada a una etapa muy violenta (entrada oficial a la guerra de baja intensidad y el choque internacional).
Segundo, queda a resolver por parte del movimiento popular, por un lado si hay referéndum, como revertir la matriz de derrota artificialmente introducida en una matriz de victoria, de movilización, de autonomía, de reivindicación de nuestra historia, de toda nuestra lucha, del significado de este proceso para los pueblos del mundo. Como convertir entonces este 11A impuesto en un nuevo y maravilloso 13A. Lo primero que habría que pedir para comenzar es que aunque sea simbólicamente el Presidente tome la dirección del Comando Ayacucho. Y si no hay referéndum, como solventar lo que esto significa para una virtual relegitimación del comando y sus dirigentes, convertir su victoria en una verdadera y concreta victoria de todos. Ellos tienen que rendir cuentas frente al menos tres problemas muy graves: nuestras firmas, las candidaturas y el vaciamiento de significado de los derechos conquistados en la lucha popular y democrática, y aceptar las consecuencias de juicio.
Tercero, es evidente que si no hay referéndum por decisión definitiva del CNE, entraremos en una etapa de activación de niveles de violencia que muy probablemente comiencen por buscar un gran número de muertos al menos en Caracas (donde quedarán invisibilizados como siempre nuestros muertos que como siempre serán la mayoría). Esos muertos requerirán de mucha violencia armada y de una sincronía perfecta entre manipulación mediática y declarativa internacional para convertir a nuestro gobierno en un gobierno definitivamente asesino. Las imágenes de Globovisión de estos días prefiguran el modelo. Fundamental serán las redes bolivarianas de información, comunicación, inteligencia, movilización, combate, que se generen estos días para impedir el caos planificado sobre el cual se va a mover con toda seguridad la oposición, la cual tratará de sintetizar y combinar todos las formas de conspiración que ha utilizado hasta hoy.
Roland Denis
Miembro del Colectivo Proyecto Nuestramerica-Movimiento 13 de Abril
30 de Mayo 2004
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