Piedad Cordova, ni Chávez se merecen el Nobel de la Paz

Seguramente que Alfred Nobel, cuando editó su testamento, en el cual fijaba las normas para que se otorgara el premio que lleva su nombre, a las personalidades que se destacaran por la ejecución de obras para beneficio de la humanidad, jamás imaginó que con el correr de los años y con el advenimiento del siglo XXI, el jurado sobre el cual también hizo recomendaciones iba a estar integrado por adivinadores o iluminados, que otorgarían el galardón a quien a la luz de la “bola de cristal” resultara sospechoso, de escribir un buen libro, convertido en betseller y para beneficio colectivo, o de descubrir, una formula científica, o aislar una bacteria o cualquier elemento capaz de dañar la salud de la humanidad o simplemente como el “Doctor Pensamos” de aquellos skechs de “ Joselo,” piense trabajar por la paz del mundo, pero que no lo va a hacer.

Púes bien para sorpresa de muchos, aunque no para esa minoría, que siempre vimos esa mofa, como un instrumento más para engañar a los pueblos, que de vez en cuando se lo otorgan a alguien importante, para que le dé oxigeno, como en los casos de El Gabo, Rigoberta Menchú, Esquivel y otros, el jurado de los iluminados se instaló en Oslo y con sus “bolas” le otorgaron el premio a Barack Hussein Obama. Valga decir que de paso les enchabó la treta porque lo recibió no para él, por los “ méritos “que le atribuyeron los adivinos, sino como un reconocimiento al liderazgo infinito de Estados Unidos como paladín de la justicia y la Paz y la democracia que ha llevado a Centroamérica , rematando ahora en Honduras, al barrio de Chorrillos en Panamá, cuando fue en busca del hijo malcriado que se negaba a obedecer sus ordenes ( Manuel Antonio Noriega, agente de la CIA y de la DEA, utilizado para liquidar a Omar Torrijos y confiscar droga a cárteles para venderla a consumidores de EEUU), a Afganistan, con las bombas inteligentes para matar niños y mujeres y los contenedores para encerrar prisioneros, colocándoles candados y dejarlos olvidados a merced del sol indefinidamente, la paz y democracia que llevaron a Irak, mediante los bombardeos con fósforo blanco a hospitales, escuelas, campos de fútbol menor, llenos de niños, a los Balcanes con las balas envenenadas con uranio, a Vietnam, Campuchea y Laos con el gas naranja, a los detenidos en el campo de concentración de Guantánamo, con los taladros, el Submarino y otras formas de torturas y a los países africanos y demás pueblos donde han colocado sus sucias y sanguinarias botas.

Por eso Barack Ussein Obama, no podía dejar a George W Bush fuera del homenaje, porque además para muestras un botón de algunos premiados: Henry Kisinguer, por sus invalorables servicios al pueblo chileno, con el asalto a la moneda, la muerte de Salvador Allende y 17 años de “democracia, justicia y paz” para ese pueblo del cono sur, Teodore Roosevelt, Woodrow Wilson, Menahem Begin, por sus oficios en favor de la paz con los palestinos, Lech Walesa por que hizo posible la paz en Los Balcanes y el Dalai Lama, por su constante lucha por sembrar la paz en China. Nunca han sabido ni supieron de una conspiración contra los pueblos.

De los ex presidentes de Estados Unidos es llover sobre mojado, enumerar la paz de los sepulcros que llevaron a diferentes partes del mundo. La humanidad entera conoce esa forma tan peculiar que tiene el imperialismo yanki de llevar, justicia, paz y democracia a los pueblos. Ahora prepara el terreno para sembrarla también en Centro y Suramerica desde Colombia, con los nueve arbolitos de navidad que está sembrando en la hermana república, con la anuencia y aplauso del inquilino del palacio del “Narquiño”.

Esa pequeña reseña de las bondades del paso de EE UU por el mundo son mas que suficientes para que se convenzan quienes están protestando porque no le dieron el galardón a Hugo Chávez y a Piedad Cordova, que ninguno de los dos se lo merece, porque aún cuando están cerca de Obama por la pigmentación de la piel les falta mucho para ser merecedores de un premio Nobel de la paz, que solo lo ganan, quienes tengan más de mil muertos en su haber. Por eso Piedad Cordova ni Chavez se merecen el Nobel de la Paz.

Periodista*

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Cástor Díaz*

Periodista CNP 2414

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