A menos de un mes del Referéndum Nacional del 15 de agosto, los medios arrecian en su sempiterna estrategia de manchar la gestión del Gobierno Bolivariano. Su objetivo es claro: tratar de captar a aquellos electores que se confiesan neutrales y a los abstencionistas tradicionales. Esta estrategia devela, por una parte, las falsas costuras de aquella matriz de opinión que vienen manejando desde principios de 2002 según la cual una amplia mayoría de los venezolanos no apoyan al gobierno, de ser así la simple convocatoria al referéndum les hubiese bastado, no les haría falta ninguna campaña electoral, mucho menos guerra sucia; por otra parte la conducta de los medios se explica por la desesperación de los poderosos del mundo y de Venezuela a la hora de sacar sus cuentas, leer sus encuestas y hacer sus proyecciones: el pueblo es consecuente con su Presidente.
“Ellos” no entienden cómo todo el poder económico y mediático del mundo es incapaz de socavar la popularidad de un humilde soldado del pueblo. Lo han acusado incesantemente de tirano, dictador, fascista, comunista, corrupto, populista, represivo, mentiroso, demente, indecente, genocida y pare usted de contar. Se le ha discriminado por su origen, por su raza, por su expresión oral. El hecho es que Chávez encabeza el único gobierno que se ha puesto al servicio de las mayorías, de los ideales, de los sueños y no al servicio del poder, del imperio, de las minorías. Ellos necesitan librase de él a como de lugar. Les fracasó el golpe de Estado, así como el paro insurreccional, el sabotaje de PDVSA y están a punto de gastar el último de los cartuchos posibles, por ahora: el apoyo popular.
Para conseguir el voto de los ciudadanos han apelado a la manipulación de las mentes, a la creación de sucias matrices de opinión, el ocultamiento o subestimación de informaciones y noticias sobre la gestión de gobierno y ahora, cuando sus propias encuestas (las verdaderas, no las que publican) les dicen de qué lado está el pueblo, les veremos decir y hacer las peores patrañas. Ahora es cuando quedan acusaciones, difamaciones, ridiculizaciones, satanizaciones, primeras planas, artículos, reportajes, programas de opinión, cuñas, propaganda (directa y subliminal). Un pueblo comprometido con su dignidad y su esperanza es muy difícil de manipular, pero ellos dedicaran todo su dinero, todas la herramientas técnicas y psicológicas y todo el odio posible para lograrlo. Los canales del los que dispone el gobierno para defenderse son débiles si los comparamos al poder mediático del imperio en sus expresiones nacionales e internacionales. No obstante, los logros tangibles de una gestión, la moral y el nacionalismo latinoamericanista son elementos clave que refuerzan y consolidan las posiciones del gobierno y el proceso revolucionario.
En lo financiero y tecnológico la batalla es asimétrica; en lo ético y moral la batalla también es desigual pues el Presidente y su gobierno han apoyado y se han apoyado en un pueblo digno y soberano, han despertado las almas y las conciencias y han demostrado que sí existe un camino hacia la justicia y la paz social, un camino largo y lleno de obstáculos, pero un camino al fin, que antes nos habían negado u ocultado descaradamente quienes hoy llaman a votar contra Chávez.
Los días que se avecinan no serán fáciles, los medios apostarán a la desinformación, a la confusión, al ataque contra las instituciones del Estado y las individualidades que apoyan el proceso. Tratarán de crear incertidumbre y desasosiego. Sin embargo, la mayoría no se dejará engañar, no se dejará llevar por las mentiras y el amedrentamiento. La fuerza y la alegría del que cree en un mundo de iguales, un mundo justo y de paz, son indoblegables.
Los medios arreciarán, pero el pueblo también lo hará.
JORGE ARREAZA M.
dialogoabierto@cantv.net
