Grandes contradicciones marcan la nueva década para Venezuela. Los sectores que liderizan a la oposición difunden propuestas que apuntan a un triunfalismo exacerbado cuyo sostén es absolutamente virtual. Sus consignas y frases unionistas no tienen asidero en la realidad pues en momentos de contingencia cada grupo marca un deslinde y se distancia.
Una de las cartas más manoseadas y por ello con menos credibilidad, es la generación de matrices de opinión, meticulosamente preparadas en política y economía, transmitidas cotidianamente por los medios de difusión al servicio de la oposición. Los problemas del servicio eléctrico y del racionamiento del agua fueron asumidos como una panacea por parte de estos grupos que explican irracionalmente el origen de los mismos.
La política internacional y la postura de nuestro país frente a un conjunto de materias son cuestionadas y defenestradas por estos grupos. Hablan de errores, impericia y falta de tacto. Según ellos, nuestros representantes carecen de experiencia diplomática; pero en los foros internacionales Venezuela ha levantado su voz con fuerza y sin temor para denunciar los desafueros de los poderosos. Ha develado la hipocresía del imperio en el caso del golpe de Estado en Honduras y el doble discurso frente a Ecuador y Bolivia.
La creación de la Alba constituye un logro concreto del trabajo diplomático del país en América Latina. Los problemas de la región son vistos bajo otro prisma que no es el de la OEA, tan tamizado por la posición de los Estados Unidos. El ingreso de Venezuela al Mercosur, boicoteado por la derecha, se asumió como imposible y así se festejó por parte de los sectores oposicionistas del país. Cuando éste se concretó hubo un silencio sepulcral, con informaciones muy pequeñas, sin despliegue de ningún tipo.
2010. Nuevo año y nueva década. Días de definiciones para la oposición que sueña con un asalto a la Asamblea Nacional. Se imaginan un día soleado en septiembre de este año, con un proceso electoral que les retribuya 90 diputados. Vanas ilusiones. Deben trabajar duro y superar todas sus diferencias, que son muchas. El Psuv trabaja a fondo y el proyecto bolivariano continúa su marcha en contra de todos los pronósticos. Esta sí es una realidad.
Periodista / Prof. universitaria
