Son la 1.39 de la mañana de este lunes que nos da una de las más hermosas y sentidas alegrías que la gran mayoría de los venezolanos podamos recibir: ganamos el referéndum y el presidente se queda. Escribo con la emoción de saber que todos estos años no han sido en vano. Que bien han validos la pena. Escribo y siento que la vida tiene sentido en este minuto infinito.
Ganamos y no es un triunfo más. Ganamos y es como decir ganamos la vida. Eso era lo que estaba en juego; la vida o la muerte y triunfo la vida. Triunfo Florentino y derrotamos al Diablo!
Esta Batalla de Santa Inés, que con tanta sabiduría nos condujo el presidente Chávez, selló no solo nuestro compromiso con Venezuela, sino también con el mundo, en especial con Latinoamérica, que también se la jugó con nosotros.
Siento que participo de una alegría universal y me siento afortunada, porque comparto lo que no me cabe, con muchos hombres y mujeres del mundo que todos estos años han batallado con nosotros, dándonos su solidaridad; uno de los bienes más preciados que el hombre puede ofrendar.
Escucho a Ali Primera, tal vez porque cuando comencé a transitar este mundo del cambio y la justicia, fue uno de los primeros con quienes me tropecé y nunca más se fue. Vive aquí, multiplicado en las miles de voces que diariamente cantan sus canciones.
No me voy a cansar de agradecerle a la vida este momento y esta posibilidad. No me voy a cansar de agradecerle a Chávez el haberme devuelto el sueño y las ganas de estar. No me voy a cansar de agradecer el ser venezolana y este sentido históricos que me da el haber ganado este referéndum contra todos los poderes. Saber que hemos dado una lección y que esto apenas comienza.
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