Sr. Presidente: Es que acaso piensa negociar con los golpistas?


Oímos con sumo interés la rueda de prensa ofrecida el pasado lunes por el presidente Chávez a los corresponsales extranjeros, así como a los representantes de los medios de comunicación nacionales. Nos pareció importante conocer de primera mano las perspectivas del gobierno para la fase que se abre en el país, después del rotundo triunfo popular en el referendo del 15 de agosto.

Lo declarado por Chávez en dicha rueda prensa, realmente nos resultó preocupante. Ciertamente, desde nuestro punto de vista, no hubo sorpresas, por el contrario, se confirmó una matriz que de manera muy clara se manifestó durante toda la campaña por el NO. El eje primordial de toda la intervención del Presidente giró en torno a la necesidad de diálogo y la reconciliación nacional. La atmósfera que prevaleció fue la del entendimiento y el acuerdo con la burguesía, incluso, tendió puentes al imperialismo. Veamos los hechos concretos.

Chávez dijo cosas como las siguientes, palabras más palabras menos: “Con Clinton nos podíamos entender, podíamos debatir”, y puso el ejemplo del impasse por el sobrevuelo de aviones norteamericanos al espacio aéreo venezolano. Agregó que durante la anterior administración demócrata, los ministros de uno y otro país discutían los problemas bilaterales, sin mayores contratiempos. Sin duda, este fue un mensaje claro a Bush, intentando destrabar las relaciones con la administración republicana. Así como colocó la pelota en el campo norteamericano, también hizo lo propio con la Coordinadora “Democrática”.

Metiendo una cuña en la organización del golpismo en el país, hizo alusión a la supuesta “responsabilidad” de Eduardo Fernández, a quien no abría visto llamando a “guarimbas” y cosas por el estilo; y lo exhortó públicamente a asumir la dirección de la Coordinadora.

También lanzó una flor a los gobernadores y alcaldes, sin duda, el eslabón débil de la oposición golpista, debido a su dependencia del presupuesto nacional, especialmente en momentos en que se aproximan elecciones regionales.

Lo declarado por Chávez aquel día, no es algo aislado, por el contrario, forma parte del eje de la política desarrollada a lo largo de toda la campaña, especialmente en las últimas semanas. Ejemplo de ello son los cuatro encuentros con empresarios en distintas regiones del país; el Fondo de Garantía de 52 millones de dólares que el gobierno pondrá a disposición de los empresarios a efecto de solicitar préstamos en la banca privada; así como el reintegro de impuestos a los exportadores (Draw Back), lo cual se hizo en un acto público con claros visos electorales.

Otra evidencia de la intención negociadora del gobierno se manifestó en lo dicho por Chávez en el acto de materialización de la entrega de la Plataforma Deltana a empresas transnacionales (Chevron-Texaco, Statoil, Mitsubishi, British Petroleum, etc.). En dicho evento el Presidente llamó a Estados Unidos: “socio y aliado estratégico”!!!! ¿Desde cuándo un país como el nuestro es aliado del imperialismo?

Esta disposición a la negociación y a la conciliación de clases, ha sido una constante de la conducta política de Chávez. No es algo nuevo determinado por el resonante triunfo en el referendo. Aún persiste en nuestra memoria la imagen de Chávez después del golpe de abril de 2002, con un Cristo en la mano y las manos alzadas al cielo, pidiendo perdón a los criminales de los medios de comunicación y a los curas hipócritas y golpistas. No podemos olvidar que después de las penurias sufridas por el pueblo en el marco del paro-sabotaje petrolero, nuevamente el gobierno puso la otra mejilla y convocó a los golpistas de la Coordinadora al diálogo y las negociaciones, amparadas por el Centro Carter y la OEA, convocados por el propio gobierno, para que luego estos organismos facilitaran las trampas y el fraude que permitió la realización del referendo.

La negociación no sólo vendría desde el gobierno, también el imperialismo comienza a tender puentes ya que no le queda otra opción. Después de haber probado todas las vías para sacar a Chávez, incluidos golpes de estado y sabotaje a PDVSA, ahora, derrotados también en su propio terreno, el de las elecciones, el imperialismo buscará socavar progresivamente y a mediano plazo las bases del gobierno de Chávez, apelando a algún tipo de acuerdo. Si bien no ceja en sus intenciones de quitarse de encima a Chávez, apuesta a una estrategia de mediano plazo, con miras a las elecciones del 2006, intentando utilizar el mismo mecanismo que tan buenos resultados le dio en Nicaragua, liquidando mediante la negociación, la presión económica y militar, y las elecciones, al régimen sandinista. No por mera casualidad el Centro Carter y la OEA –sus correas de transmisión en el país- reconocieron con prontitud los resultados.

En este momento la situación del gobierno de Bush es sumamente incómoda. Dentro de tres meses se realizarán las elecciones en Estados Unidos, por otra parte, se encuentra en un atolladero en Irak, mientras la guerrilla shiíta resiste tenazmente en Najaf. Además, se trata de Venezuela, el quinto exportador mundial de petróleo y el principal suministrador del mismo a ese país en el hemisferio. Sin duda, estos aspectos, combinados con el inobjetable triunfo en el referendo, determinan la política de EE.UU. hacia Venezuela.

Parafraseando a Chávez: “el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga”. Basta ver los diarios y oír las alocuciones presidenciales para constatar por donde van los tiros. La atmósfera que empieza a prevalecer después del referendo es la de la negociación, y no precisamente la de profundizar el proceso revolucionario.

El pueblo y los trabajadores venezolanos no se movilizaron durante el golpe de abril, no pasaron miles de dificultades durante el sabotaje petrolero, no han sufrido los rigores de la represión de la Policía Metropolitana y de otras policías golpistas, ni se organizaron entusiastamente en las patrullas y las UBEs para que ahora, después de haberlos derrotado contundentemente en el referendo, el gobierno nuevamente vuelva a abrirle cauces a los golpistas, lo cual sólo servirá para que recuperen fuerzas y confianza nuevamente.

Ya es hora de que este proceso sea realmente una Revolución, así, con mayúsculas. Y esto no se podrá hacer negociando con golpistas, sean estos empresarios, políticos de los partidos de la burguesía, dueños de medios de comunicación o burócratas sindicales. El diálogo y el acuerdo debe ser con el pueblo y los trabajadores que han dado lo mejor de sí para mantener a Chávez en el poder y defender las conquistas democráticas logradas hasta ahora. Pero lo obtenido no es suficiente ni se corresponde con el grado de entrega y de compromiso demostrado por el pueblo venezolano.

· De lo que se trata ahora es que las patrullas se consoliden y se conviertan en organismos democráticos de poder popular que junto a los sindicatos clasistas, la UNT y demás organismos de los trabajadores y el pueblo presionen por la profundización del proceso revolucionario.

· Hoy en Venezuela, profundizar la revolución se debe traducir en desconocer la deuda externa como forma de pagar la cuantiosa deuda social aún no saldada con el pueblo.

· Luchar por un aumento general de salarios, como forma de enfrentar el alto costo de la vida, aprovechando los cuantiosos ingresos por divisas petroleras.

· Desarrollar un plan nacional de construcción de viviendas y obras públicas a través del cual se enfrentaría el terrible flagelo del desempleo, simultáneamente con dotar al pueblo de una vivienda digna.

· PDVSA debe ser realmente del pueblo. Para ello es urgente la realización de una Constituyente Petrolera en la que todos los trabajadores participen democráticamente en la transformación organizacional de la industria, así como en el control y la gestión obrera de la empresa; se discuta el Plan de Negocios, y sean los trabajadores los que decidan la conveniencia o no de la entrega de campos petroleros y gasíferos a empresas transnacionales.

· Las empresas que aún se encuentran tomadas por los trabajadores deben ser expropiadas por el Estado y entregadas a los trabajadores para que sean estos quienes las gestionen. El Estado debe suministrarles la materia prima y apoyarlos técnicamente.

· Los medios de comunicación no pueden seguir mintiendo ni envenenando la mente de los venezolanos. Estos deben ser expropiados y entregados a sus trabajadores, a las universidades, centros culturales y comités de usuarios, para que estos ejerzan el control social de los mismos.

· Para llevar adelante todos estos planes es necesario que los corruptos disfrazados de bolivarianos que aún permanecen en los entes gubernamentales salgan de los mismos y sean castigados. Simultáneamente es necesario terminar con la impunidad reinante y mandar a la cárcel a todos los golpistas.

Miguel Angel Hernández Arvelo
Profesor de la Escuela de Sociología de la UCV
Dirigente nacional de Opción de Izquierda Revolucionaria (OIR)
miguelaha2003@yahoo.com







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Miguel Angel Hernández Arvelo

Profesor de Historia en la UCV y miembro del comité impulsor del Partido Revolución y Socialismo. Como marxista, Hernández aboga por el definitivo rompimiento con el capitalismo en Venezuela y por la construcción del socialismo.


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