La oposición es un fraude

La oposición es un fraude. No tiene arreglo. Su comportamiento es patético. Ahora lo único que falta es que pidan, de nuevo, la renuncia del Presidente Hugo Chávez y que el mismo les organice un homenaje nacional. Este desempeño no tiene antecedentes políticos. No hay nada que hacer con estos señores.

Después del contundente resultado electoral del pasado 15 lo mejor es doblar esta pagina de la historia y empezar con mayores bríos el nuevo capitulo de la revolución bolivariana.

Otros serán los que reciban el generoso mensaje del Presidente, aquellos que de manera inteligente asimilen la nueva realidad política que trajo la millonaria ratificación del Primer Mandatario y los postulados fundamentales del proceso revolucionario bolivariano. No podemos seguir aceptando las bravuconadas de un enloquecido grupo de delirantes que se creen propietarios a perpetuidad de nuestra República. Hasta Teodoro se los está diciendo. Imagino que en iguales cavilaciones está Pompeyo. Ni que decir de Miquelena, experto en corridas cuando los vientos no se muestran favorables.

Son otros los desafíos para esta nueva etapa. No corresponde gastar energías en un embeleco mediático que quiere distraer el liderazgo y el desempeño de las masas populares comprometidas en las mas radicales transformaciones sociales. Muchos son los ámbitos en los que se debe profundizar la revolución.

Empezando por la consolidación y multiplicación del modelo organizativo y político que supuso la batalla de Santa Inés y el Comando Maisanta. Las novedosas formas de organización popular que incluyo la estrategia por el NO, deben profundizarse. Las UBE, las Patrullas -incluidas las ciberneticas- y las otras estructuras de movilización social y electoral probaron su eficacia en la jornada del pasado domingo. Se consolido un modelo político alternativo al esquema del clientelismo partidocratico que impera en Latinoamérica, el cual sirve a la manipulación que hacen los gamonales electoreros, dueños de podridas y corruptas maquinarias similares a las de AD, COPEI y MAS.

Los pueblos del continente tienen en Maisanta un punto de referencia que debe potenciar las energías populares para la transformación de los sistemas oligárquicos de exclusión. Es justamente lo que las elites dominantes intentan impedir se generalice, mediante su cantaleta antibolivariana, repetida en sus pasquines cotidianos.

Siguiendo con la construcción de un nuevo Estado. Me refiero al que perfilan las Misiones . En éstas está el germen de un nuevo Estado popular y democrático latinoamericano –aportes del modelo y la cultura bolivariana que tanto mortifican al fascista de S. Huntington-, que contrasta con la vieja y pesada maquinaria burocrática, infestada de corrupción, negligencia, clientelismo y politiquería. Las Misiones en sus distintas funciones sociales están probando que son una excelente forma de organización de las políticas públicas para que la inversión estatal se ejecute con eficacia en la solución de los mas graves problemas de la población. Hablo del analfabetismo, el desempleo, la falta de salud, la vivienda, la conservación de la naturaleza, la recreación y la participación democrática permanente en el desarrollo de la función pública.

Desde luego, hay temas prioritarios. Sugiero, a modo de ejemplo, el del sistema bancario y financiero. En el Legislativo hace curso un proyecto de ley que se propone regular el sistema financiero y bancario plagado de inconsistencias y monumentales errores desde la perspectiva de lo que sería una real democratización de este sector de la esfera pública. Los bancos, las entidades financieras, las casas de cambio, los operadores fronterizos y otros entes no pueden seguir actuando como si aquí no existiese una revolución en desarrollo. Estos caballeros del sistema bancario siguen muy campantes como si viviesen en el más pulpo de los capitalismos: cobran altísimos intereses, rentan con tasas fraudulentas, manipulan transferencias bancarias hacia el exterior, hacen su agosto con el control cambiario para transferir clandestinamente inmensas fortunas hacia el extranjero, como está ocurriendo en Anzoátegui y Maracaibo, y excluyen del crédito a miles de venezolanos impidiendo su democratización.

Son inmensos los retos de la revolución bolivariana en esta nueva etapa. Su rumbo hacia el socialismo va a depender del mayor desarrollo político de las masas populares. Ese debe ser un punto nodal de todos los que hemos comprometido nuestra voluntad y convicción con la transformación sustancial de nuestra nación y América Latina.


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Horacio Benítez


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