En 1492 lamentablemente llega Colón a la Isla Guanahaní y no tardó en cambiar las cosas: de inmediato le cambió el nombre a San Salvador, preludio de lo que venía. Luego de esto una lancha lo lleva a tierra firme. Pisa tierra y en franco engaño dijo que “en nombre de Dios” declaraba todas esas tierras propiedad del Rey de España. Eso fue el comienzo de todas las historias de dominación, exterminio y saqueo.
Hubo hitos de pre revolución para pasar luego a la revolución. Como todo lo anterior, procesos traumáticos con el objeto de la independencia, que luego de expulsado el imperio dominante pasamos a otras formas de dominación imperial auspiciada por la contra revolución.
Pasaron cien y más años de las independencias y aún persistía la dominación, el exterminio y el saqueo del imperialismo alterno. Pero, llegó un alzamiento inesperado quinientos años después de la llegada de Colon. Desde el sector militar insurge un intento de golpe de Estado desde la madrugada hasta la tarde del 04-02-92 sorprendiéndonos a muchos.
Unos militares terminan por rendirse y los “apagafuegos sabelotodo” creyendo poner al escarnio público al supuesto líder, por el contrario lo consagran dándole la oportunidad de alzarse con la esperanza de un cambio, luego de 500 años, con una frase que se recordará por siempre y que será la guía de la nueva y actual revolución.
Hugo Rafael Chávez Frías se responsabiliza como nadie en este País, como nadie en la historia y dice: “por ahora”. De 1492 a 1992 suena un trueno en ese cielo encapotado que alguna vez anunció libertad.
500 años no fueron suficientes para aplastar esta refriega. Mas el “por ahora” parece suficiente para quemar la desesperanza, de cuya hoguera parecía ser la luz del faro que indicara el rumbo del nuevo barco de la historia, barco en el cual se montaran los venezolanos y venezolanas, los latinoamericanos y latinoamericanas y todas las buenas gentes de todo el Sur.
500 años de ignominia y desesperanza. Pero revivimos con el conocimiento de que no solo de pan vive el hombre y que un “por ahora” puede alimentar a un pueblo, un “por ahora” puede alimentar a un “ya basta de saqueo”. 500 años para reempezar la revolución.
Pocos han tomado en cuenta o se han percatado que Chávez se alzó 500 años después que llego Colón. No es casualidad que pasen estas cosas, es como los terremotos: una historia asentada en el magma desatando la confrontación de las losas tectónicas.
Una capa tectónica arrasó a otra. Pero no quedó allí. Acumulando energía suficiente la arrasada una vez, otra y de nuevo, empujó hasta de nuevo brotar. Empujando lo necesario para expulsar a la placa opresora. Insurgiendo en varias revoluciones, desencadenaron temblores uno tras otro hasta llegar al movimiento mayor, el terremoto del 4 de febrero de 1992 cuyo epicentro fue Hugo Chávez Frías.
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