Cosas que tiene la vida, sorpresas que nos brinda el acontecer. El país de todas las posibilidades de nuevo interpretado por la mala fé...

Corrían los primeros meses de 1989 y gracias a Judith Villamediana tuve la oportunidad de ingresar a formar parte del CONAC.Mi agradecimiento siempre está en mente, no sólo por la posibilidad de trabajar en el hermoso y apasionado sector cultural, sino que igualmente se trataba de formar equipo con el maestro José Antonio Abreu.

Tuve buenos profesores de educación musical en mi adolescencia.La escuela de música del Estado Carabobo estaba dirigida en esos años por Cristóbal Gornés, de aquellos docentes de antes en los que la vocación, humildad y entrega eran rasgos inequívocos.Soñar con ingresar en Caracas a la OSSB era el sueño de todo amante de la música académica en Venezuela.Y la justificación se basaba en la obra de ese director cuyo proyecto siempre supimos trascendería nuestras fronteras, por lo cual la admiración hacia Abreu era timbre de honor para nosotros desde finales de los 70.Así pués que las trabas y sinsabores de siempre en el sector público venezolano se quedaban pequeñas al compararlas con la altísima experiencia de trabajar en la gestión del maestro al frente de la actividad cultural en el país.La política central del CONAC era la descentralización cultural, entendida ésta como transferencia de recursos y competencias a gobernaciones y alcaldías pero especialmente a agrupaciones independientes.Fué el sector cultural pionero en lo que luego se convirtió en reparto de la torta institucional del país y sus recursos aupado por la COPRE.La reforma del estado dizque buscando acercar la toma de decisiones a la gente al eliminar burocracia para luego convertirla en 23 aparatos parasitarios asfixiantes del presupuesto nacional y con menos resultados positivos, salvo contadas excepciones que no pasaron de políticas regionales de maquillaje y reforzamiento de imágen con lo que luego se llamó marketing político.Hubo logros mucho más influyentes para la actividad artística como el comenzar a dejar de ser la cenicienta con el manejo de mucho más importantes recursos financieros, la creación de los Institutos de Educación Superior en diferentes disciplinas, la consolidación del festival internacional de teatro de Caracas, entre otros.A esa obra de gobierno cultural le acompañaron las sombras y bajas pasiones de los pequeños seres que apuntaban a que el beneficiado principal siempre sería el Sistema de Orquestas por ser su fundador el Ministro de Estado en el momento.Repetidamente rechazamos esa tésis por tener el Sistema vida propia a lo largo y ancho del país.Luego de varios años en el mundo cultural me fuí al sector privado y llegó con los años lo esperado.El reconocimiento mundial a la noble gesta de un ser humano excepcional y honda sensibilidad social.Ya en los 90 afirmábamos repetidamente que Abreu es uno de los más brillantes venezolanos del siglo XX.El país entero se ha rendido ante su iniciativa y resultados.Internacionalmente, Europa toda y sus grandes orquestas y escuelas musicales buscan iniciar proyectos pilotos con la base de la reinserción social de las clases populares a través de la música.El enaltecimiento del ser humano a través de la elevación espiritual que supone descifrar y vibrar con la música.

Todo lo anterior viene por varias notas vistas en Aporrea últimamente, escritas por quien no comprende la dimensión de una obra social por excelencia como lo es el arte.Prefiero no rebatir sandeces y argumentos huecos, sólo pido respeto por el Maestro Abreu y Gustavo Dudamel, el primer genio del siglo XXI venezolano.

Gracias por su atención.

alexleonre@cantv.net



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Alejandro León


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