Bush: Ni la Convención tapa su fiasco

“Váyanse mientras puedan, mientras puedan mostrar como si ustedes lo hubieran decidido. ¿Caos?, ¿Guerra civil?. Nosotros asumiremos los riesgos…” (Riverbend, periodista iraquí, 2004 http:riverbendblog.blogspot.com)

Habían ordenado no informar cuántos marcharon el domingo contra la Convención Republicana en Nueva York, pero los corresponsales se encargaron de divulgar que fueron más de 400 mil personas las que le aguaron la fiesta a George Bush quien en ese momento se rascaba las vestiduras porque en Irak le habían dado un mazazo: los campos de Rumelia, que producen el 90 por ciento del petróleo de ese país fueron incendiados y la exportación del petróleo fue paralizada totalmente; igualmente, los combates en Sadr y Faluya arreciaron y por si no fuera poco, el Centro Antiterrorista de Afganistán localizado en la capital Kabul fue bombardeado muriendo durante el atentado varios mercenarios norteamericanos, llamados “contratistas”, y sus guardaespaldas Gurkas.

Vivir en estos días en Nueva York es una pesadilla, todo recuerda al 11 de setiembre de 2001 cuando no se podía entrar a Manhattan. Ahora el centro de la ciudad está prácticamente blindado con 40 mil policías, 200 perros detectores de explosivos, miles de agentes del FBI y el servicio secreto, que irrumpen el paso de todo aquel que sea un poco oscuro o diferente. El punto crítico es Madison Square Garden y sus alrededores. Bajo este escenario, donde sólo entran los 5 mil delegados y 45 mil invitados a la reunión republicana, está ubicada “Penn Station” por donde usualmente transcurren medio millón de pasajeros al día. Todo ha sido cerrado o desviado para evitar un ataque terrorista, según dijeron. En el lugar de la convención, armados hasta los dientes, vigilan otros 10 mil guardias especializados. Es la más cara y las más repudiada convención que los neoyorquinos tengan memoria, y su costo que asciende a 76 millones de dólares, saldrá de sus bolsillos, mayoritariamente.

Si Bush quería llamar la atención, lo ha hecho al mejor de sus estilos, usar el terror para que el mundo esté pendiente de lo que suceda, mientras, los asustados ciudadanos, legales e ilegales voltean sus ojos torvos a los afiches que dicen: “El mundo es ahora más seguro y hay más esperanza para el pueblo norteamericano”. Otros afiches a lo largo de las estaciones de tren les dicen: “Si sospechas de algo o de alguien, denúncialo”.

Pero no se tiene que ser gran analista, para sospechar la amarga verdad del presidente Bush a quien el domingo la multitud le restregó sus mentiras constantes, la situación económica y sobre todo el fraude electoral del 2000.

Ahora todos ya saben que invadió a Irak para que las petroleras norteamericanas tengan la hegemonía absoluta de la producción y distribución de petróleo en las condiciones cuando el oro negro comenzaba a escasear debido al agotamiento de las reservas existentes y la escasez de nuevos yacimientos descubiertos. En el año 2003 por cada 4 barriles de petróleo consumidos fue descubierto solamente un barril nuevo. Actualmente el consumo diario mundial es de 81.2 millones de barriles, de los cuales 26 por ciento es utilizado en Estados Unidos. En el año 2020 el consumo diario llegará a 120 millones de barriles alcanzando China e India a Norteamérica en el nivel de consumo de oro negro.

En su famoso informe secreto del 2001 sobre la situación energética en el país, el vicepresidente Dick Cheney señaló que el petróleo debe ser la prioridad de la política exterior de EE.UU. dedicando una “atención especial” al Medio Oriente, principalmente a Irak, Asia Central, Rusia, el mar Caspio, Arabia Saudita y Africa Occidental. Ahora ya sabemos lo que significa “atención especial”, especialmente después de lo que le paso a la pobre Irak y observando los acontecimientos en todas las regiones mencionadas por Dick Cheney.

Irak, en esta visión de Cheney, era la joya más dorada. Sus yacimientos superan los de Arabia Saudita, con el costo de extracción de 97 centavos por cada barril de petróleo – más barato en el mundo. En Arabia Saudita se gastan unos 3 dólares por cada barril de petróleo producido; en EE.UU cuesta 10 dólares y en Rusia, 8 dólares y en Venezuela unos $3,50. Entonces el cálculo de Bush y sus neoconservadores era muy simple: invadir para finalmente agarrar el oro negro iraquí y asegurar el futuro energético de EE.UU. para unas dos o tres décadas por venir. Entonces bombardearon, saquearon, torturaron, mataron a hombres, mujeres y niños y de paso mandaron a morir a miles de sus soldados.

Pero algo salió mal. La presa dorada se le ha convertido en una horrible trampa. No salió como ellos querían y los iraquíes no son un hueso fácil de roer. Aunque Irak es hoy un gran camposanto, no se ha rendido, siguen muriendo y matando a diario a los soldados norteamericanos y sus adeptos iraquíes . En numero de muertos y heridos en las filas norteamericanas son secreto de estado y lo peor de todo, es que le golpean al país invasor en lo que le más le duele: el petróleo. La semana pasada 8 refinerías fueron dañadas y el último domingo fueron bombardeados los campos de petróleo de Rumelia paralizando por completo el bombeo del crudo en el territorio nacional con una pérdida de 67 millones de dólares diarios. Su reparación demorará unos 14 días y costará cientos de millones de dólares. Por todo eso, el barril del crudo de petróleo tiene ahora un costo nunca antes visto, de 27 dólares ha subido a más de 50 dólares y dicen que podría llegar a los 100 dólares, lo que implica un peligro
para el funcionamiento de la economía norteamericana que empezará a tambalear si el precio de un barril de crudo supera los 60 dólares, de acuerdo a los especialistas.

Desde esta columna seguimos sosteniendo que la invasión a Bagdad ha resultado en un tiro por la culata para el gobierno Bush, el mismo que ha llevado al caos económico a su país. Sólo mantener a sus tropas y pagar a las nuevas autoridades y sus fuerzas le cuesta a EEUU 176 millones de dólares al día, y h asta la BBC dice que “el sueño Americano está en crisis”. .

Solamente en 2003 alrededor de 1,3 millones de personas cayeron bajo la línea de pobreza con el que el número de pobres aumentó en Norteamérica a 36 millones y el número de personas que carecen de un seguro médico subió a 45 millones.

No, no hay ninguna perspectiva para el presidente norteamericano, cualquiera que sea elegido, a no ser que retire sus tropas y abandone Irak, así tal vez todo volvería a su cauce.

vpelaez@eldiariony.com




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Vicky Pelaez. Diario La Prensa de Nueva York


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