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PAPEL DE TRABAJO PARA LA DISCUSIÓN IDEOLÓGICA Y POLÍTICA HACIA LOS 200 AÑOS DE LAS INDEPENDENCIAS Y EL ECOSOCIALISMO DEL SIGLO XXI. Introducción al nuevo fariseísmo de los escribas del Centro Gumilla y la traición a las Teologías de la Liberación.
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ROMPAMOS
CONTRA LOS ESTEREOTIPOS PARA VER A CUALQUIER PUEBLO
“Un pueblo avergonzado
de sus propios orígenes y que duda de sus propias potencialidades
no es el sujeto histórico más idóneo para una revolución”.
Esteban Emilio Mosonyi
Siempre ha sido una constante, cuando se quiere desmontar una ideología, una visión del mundo, una religión y en su totalidad, una cultura, una etnia-nación, se pone el acento en lo más negativo, en lo más repulsivo que pueda tener esa ideología, esa religión, esa cultura o pueblo-nación. Y luego descalificarlo y aplanarlo por un solo rasgo, para hacer un estereotipo mediático, como me lo recordara un día nuestro gran amigo, Miguel Acosta Saignes, allá en la quinta Quetzalcóatl, en los últimos días de su vida.
Voy a poner
–de mi parte- algunos ejemplos:
-Si se trata
de desmontar toda una ideología, como el socialismo, se pone
el énfasis en el estalinismo y en otros errores significativos del
tecno-burocratismo para que no puedan verse los aciertos y aportes reales.
Por esa vía no habría posibilidad de un socialismo del siglo XXI,
que aprenda de los aciertos y errores del socialismo del siglo XX. Y
mucho menos, habrá apertura para aprender de los aciertos y limitaciones
de los indosocialismos y ecosocialismos ancestrales.
-Si queremos
desmontar a Bolívar y al bolivarianismo, se pone el acento en
sus limitaciones y se ocultan o se banalizan todos sus planteamientos
trascendentes con la finalidad de negar su vigencia histórica y presentarlo
sólo como “algo del pasado”. Por esa vía nunca nos reencontraremos
con La Gran Colombia, el Congreso de Panamá, el ALBA ahora y seguiremos
confundiendo bolivarianismo con panamericanismo, como lo ha hecho
a drede los Estados Unidos con las oligarquías criollas apátridas.
-Si queremos
descalificar el catolicismo, ponemos el énfasis en la inquisición,
en las cruzadas y en todas las aberraciones de los papas, el matrimonio
iglesia-Estado y en los problemas sexuales derivados del celibato.
Por esa vía tampoco veremos las Teologías de la Liberación y sus
aportes al nuevo socialismo del siglo XXI.
-Si queremos
descalificar al protestantismo, habrá que verlo como sustituto
del catolicismo en su matrimonio con la ética del capitalismo y el
imperialismo más nefasto que está acabando con el planeta y con la
especie humana. Si así fuera, no habría protestantismo hoy del lado
de las teologías de la liberación. Recordemos que la vanguardia protestante
habló mucho antes en Indoamérica, de una Teología de la Revolución.
-Si queremos
descalificar al pueblo árabe, agarremos las costumbres menos compartidas
y más chocantes para Occidente hasta verlo con el lente unilineal de
“lo bárbaro” y “lo atrasado”. Si así fuera, no podríamos
ver los aportes descomunales del mundo árabe a la humanidad. Y a un
nuevo ecosocialismo como pueblos que han convivido en milenios con el
desierto.
-Si queremos
descalificar al pueblo judío, veámoslo sólo por el lente del sionismo
y el genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino. O peor
aún, por el mito cristiano de ser el asesino del Hijo del Hombre.
Si así fuera, no podríamos ver, ni entender cómo muchos judíos
comenzando por Marx, Einstein ayer, Sartre o Chomski hoy, han
podido dar aportes significativos al socialismo y a la crítica al capitalismo.
-Si queremos
descalificar al pueblo alemán, veámoslo por el lente de Hitler y el
nacional-socialismo. Sin embargo, a casi nadie se le ocurre
hoy confundir “pueblo alemán” y
“nacional-socialismo”. O nacional socialismo de Hitler y nación
o nacionalidad. Ni que Alemania o alemán sean sinónimos de
II Guerra Mundial. Así como no se puede confundir hoy imperialismo
norteamericano con pueblo norteamericano. Aunque también es verdad
que todo imperio e imperialismo vive de sus sometidos, de sus colonias
o neocolonias, no sólo de sus propios esfuerzos. Sin embargo, hay quienes
pretenden identificar hoy ciertas limitaciones de los caribes de ayer
con los pueblos caribes de hoy para descalificarlos, negar su presencia
histórica y sus aportes pasados y actuales a la humanidad.
-Si queremos
descalificar en redondo al pueblo palestino, veámoslo por el lente
del modelo del Estado de Israel para presentarlo como un pueblo supuesto
atraso “global”. Y seguirlo presentando como “territorio vacío”
para favorecer el transplante poblacional del sionismo político europeo,
haciendo resurgir de esta manera, un viejo problema indígena.
-Si queremos
descalificar al pueblo italiano veámoslo por el lente de Musolini y
el fascismo italiano como inspirador de Hitler y su “raza pura”..y
alentador de la II guerra mundial.
-Si queremos
descalificar al pueblo español, veámoslo a través del genocidio indígena
y africano en América. Sin embargo, casi nadie confunde hoy “pueblo
español” y genocidio indoamericano y africano para tratar de borrarlo
del mapa con un nuevo pretexto etno-genocida. Pero nunca faltan
pretextos etnogenocidas ocultos para descalificar y pretender borrar
del mapa a los pueblos originarios y a los pueblos afroamericanos.
Incluso, pretextos asimilacionistas –como los de la revolución mexicana
de 1910 o el Congreso de Pátzcuaro de la década del 40- para practicar
un etnogenocidio indígena, indodescendiente y afrodescendiente, que
está muy lejos de quedarse hoy en el canibalismo ritual o simplemente
simbólico de Occidente y que –por el contrario- va al grano, de
liquidar y sustituir poblaciones y ecosistemas concretos, teniendo como
espejo el modelo de los pueblos transplantados de inmigración europea
al estilo de Estados Unidos y Canadá, con el resurgimiento de los fascismos
poblacionales de Sarmiento y Alberdi en el Cono Sur, todavía en contradicción
con Bolívar, Petión, Artigas, Martí, Simón Rodríguez y otros libertadores.
Ya tenían muy claro que no éramos Europa y mucho menos Estados Unidos.
Por tanto, como dice Eduardo Galeano, no pretendamos, ser como ellos.
Seamos nosotros mismos. No hay esperanza sin historia, sin identidad
y sin localización geográfica, sin papel protagónico de sus pueblos,
sin autorepresentación de cada sujeto. Porque ningún sujeto borra,
anula, sustituye o representa a otro sin cometer una aberración humana,
histórica y social.
-Si queremos
descalificar todo el África, entonces decimos que es una cultura infernal
donde se le mata expresamente la virginidad a las niñas mediante
una práctica cultural ancestral. Así vimos a un sacerdote amigo, incluso
progresista, desmontar todas las culturas africanas con ese pretexto.
-Por eso, cuando queremos descalificar una cultura, un pueblo o nación indígena, entonces se apela a los sacrificios humanos, el canibalismo ritual, ocultando de paso los sacrificios humanos, pedidos por el Dios cristiano, que aparecía en el cristianismo originario y que se prolonga hoy bajo distintas formas históricas y sociales en complicidad con las peores aberraciones del capitalismo neoliberal. Pasando por el canibalismo ritual de la misa católica, convertido en comunión con Dios y la comunidad.
Todo esto
nos sirve de punto de partida para entender hoy la doble moral de la
burguesía y particularmente del otrora
“revolucionario” Centro Gumilla a través de uno de sus teóricos
más connotados como Pedro Trigo, en sintonía en ese momento político
con el gobierno de Luis Herrera Campins. Debemos recordar que Alberto
Adriani proponía, todavía muy admirado por el encomendero del Táchira
Domingo Alberto Rangel, sustituir las poblaciones nativas por gente
de “mejor calidad” y “con una vocación natural para el
progreso y desarrollo”, asumiendo el modelo etnogenocida australiano
de hace 200 años: ¡civilizar es poblar de nuevo!
EL DOBLE
DISCURSO DEL CENTRO GUMILLA
La fórmula de Pedro Trigo para superar la tragedia de los sacrificios humanos entre algunas civilizaciones, la idea de sacrificar a unos hombres a los dioses para seguir sosteniendo a otros hombres, encuentra su punto de llegada, en el canibalismo “cristiano” o “cristianizado” en que unos sujetos se comen a otros para parir un personaje típico ideal: el llamado “mestizo segundo”. Donde la cizaña del trigo de Pedro Trigo es más cizaña que trigo mismo para tragarse hasta el rastrojo de indios y negros en el nuevo crematorio de pueblos y culturas enteras pasando por la destrucción de la biodiversidad. Curiosamente, en aquel momento estelar en que Pedro Trigo estaba exponiendo aquella descomunal filosofía, Luis Herrera Campins estaba promoviendo-como Presidente- un “segundo mestizaje” para “mejorar la raza”(?) con la importación de toros de raza, de nuevas inmigraciones europeas, como ya lo venía haciendo Pérez Jiménez (y AD) en el decir de Darcy Ribeiro, “importando maridos de tez blanca para sus hijas”, algo que nos asimilara o nos acercara más al modelo de los pueblos europeos transplantados del norte. Me refiero a la sustitución progresiva de esas “razas inferiores” para reemplazarlos como sujetos del territorio: indios y negros, dándole continuidad a las políticas asimilacionistas del hispanocentrismo. Pero ese “mestizo segundo” como proyecto, como “no -sujeto”, se convierte también en carbón y leña (digo, cabrón y ceniza del peor celestinismo político-antropológico y de una teología de la dominación del peor fariseísmo) para el parto lejano del verdadero sujeto típico ideal camuflado en la ideología mestiza: el anglonorteamericano. Vale decir, la verdadera “raza cósmica” de Vasconcelos.
O mejor dicho del segundo bautizo caníbal, pasaríamos al tercer bautizo. De la razón segunda, a la “razón tercera” de Occidente: coño, ¿hasta cuándo tanto gato por liebre?.
El primer bautizo, según Pedro Trigo, el bautizo caníbal fue el azteca, con los sacrificios humanos a los dioses. Pero se olvida que el Dios de Abraham también tentó a este patriarca pidiéndole para probarlo, el sacrificio de su hijo Isaac.
Pero dentro de todo esto, resulta más curioso y todavía más cristiano que el Dios de Abraham, la propuesta del Dios de Pedro Trigo, como fundamentación teológica sintonizada con la inmigración de la “raza superior” que quería promover –en aquel momento- el Presidente Herrera. Es así como el Centro Gumilla siempre se despachó y se dio el vuelto. Había que sacrificar al indio y al negro, expulsándolos del “Paraíso Terrenal” de la americanidad y de la venezolanidad para construir la imagen prospectiva de una “nueva cristiandad”, una nueva identidad mestiza: el mestizo segundo, teniendo como prototipo provisorio o en camino, al “cholo”. La verdadera quinta esencia de este mestizo segundo en proyecto ya no es ni siquiera el español de América: es Supermán, Tarzán o el Llanero Solitico del más apestante individualismo burgués, tan admirado hoy por unos cuantos renegados de la izquierda, como el encomendero tachirense Domingo Alberto Rangel o Teodoro Petkoff.
Allí no aparece ni por asomo ni pueblos indígenas, ni lo que hoy se llaman afrodescendientes. Era la manera más perfecta, de seguir prolongando en el tiempo un neo-vasconcelianismo que encontró en Pedro Trigo, su mejor asidero “revolucionario”, buscando un ser supuestamente desgajado del “colectivismo ciego de la naturaleza” y construyendo un nuevo tipo de subjetividad, donde todavía las penumbras y las sombras de lo mítico envuelven su existencia, pero como “hombre proyecto”, y como proyecto al fin, , todavía no es hombre sino un esbozo, sin identidad, abierto a la modernidad y horrorizado por supuesto de los orígenes oscuros que deja atrás, siempre atrás, muy atrás. Pero al fin, hijo de “una esperanza” que le construirán sus propios verdugos. Cualquier mirada hacia sus cosmovisiones ancestrales, correría el riesgo, como la mujer de Lot de transformarse en estatua de sal. Y por supuesto, así se clausuraría la esperanza de un prototipo ideal de la “revolución integral” y de la ruptura con el pasado trágico de América y África. Este prototipo, es el indomestizo urbano, que deja su propia identidad en suspenso, lanzada hacia un porvenir, que no llega nunca, porque no diseña él mismo sino –por lo visto- sus propios opresores y explotadores que nos han legado ese mundo de la modernidad. Esa esperanza ¿Quién la diseña, si el “mestizo segundo” (hombre-tránsito) no tiene identidad propia y no es el actor protagónico de su propio destino? Aparte de ello ¿por qué tendría este sujeto que practicar por fuerza, por inducción ideológica y psicológica una autofagia, un auto-canibalismo, comiéndose a sí mismo, a su propio indio interno, a su propia indodescendencia, a su propia negritud y afrodescendencia? Endocanibalismo, postura endorracista, signada por la vergüenza étnica, de clase y de género. Vergüenza de género porque reniega de la Madre India, de la Madre África y de la Madre Tierra.
En muchas
oportunidades Pedro Trigo afirmó que los proyectos históricos indígenas
y afroamericanos, son “históricamente recesivos y constitutivamente
insuficientes”. Por lo visto, para esta visión racista y excluyente,
solo Occidente tiene el alfa y el omega, la piedra filosofal de la
existencia humana, la clave de la dignidad de la persona humana, de
la historia y del fin de la historia. En vano pretendió siempre por
la vía del mestizaje, ubicar los proyectos históricos de la dominación
en este continente. Porque se quedó anclado en el tránsito de
los “pueblos nuevos” a la “raza cósmica” de Vasconcelos.
Como apuntan Robert Jaulín y Adolfo Colombres, Ribeiro, se arrepintió
tarde de sus “pueblos nuevos”, pero sus alumnos continúan reproduciendo
esa ideología fatal. Así como otros siguen repitiendo lo de pueblos
irracionales y pueblos racionales, incluso ahora fundados en una razón
segunda o tercera de Occidente, que supuestamente, supera en redondo
a todos los demás pueblos del planeta.
EN CONCLUSIÓN:
1.=Cualquier
proyecto histórico de liberación, tomado aisladamente, sea el de los
pueblos indígenas, de los afrodescendientes, de las mujeres, de los
ecologistas, de los jóvenes, del marxismo crítico, de las teologías
de la liberación… pueden resultar hoy históricamente recesivos
y constitutivamente insuficientes: porque no son lo suficientemente
incluyentes y representativos de los
distintos sujetos históricos de nuestros países, que concurren en
este complejo proceso bolivariano y de la humanidad actual en su conjunto.
Y tampoco son inclusivas de la diversidad de fuentes de fundamentación
y legitimación del proceso de construcción participativa
del conocimiento y de la praxis humana en una nueva división social
del trabajo.
2.La progresiva anulación de sujetos por parte del hispanocentrismo asimilacionista, atomizador, reforzado luego con la ideología hispano céntrica de la raza cósmica de Vasconcelos, genera primero un antagonismo:
- entre el indio y el español,
-luego entre el indio y el supuesto criollo (indo-mestizo)
- posteriormente, un supuesto antagonismo entre el indio y el negro (a pesar de las alianzas secretas)
-Finalmente un antagonismo entre el criollo hijo de español, el isleño o canario, el indomestizo, afromestizo con el español nacido en España.
-Y a lo interno, entre los hijos de españoles nacidos en América y la población originaria.
-Entre los hijos de españoles nacidos en América y la población esclavizada.
Agudizándose
toda esta situación después de la Independencia, al emerger como nueva
clase dominante.
3.-En la cuarta república, los pueblos nativos y los históricamente más arraigados, no éramos “la gente”. “La gente” siempre venía del otro lado del océano.
3.1.-A otro
nivel, el colombiano, el ecuatoriano, el peruano, el boliviano, no formaban
parte de “la gente” para la concepción de la clase dominante en
la cuarta república. Era la “importación de subdesarrollo” como
lo planteó varias veces Ramón Escobar Salóm Ex - Fiscal
General de la República. El nativo y el colombiano sobre todo, pasó
a ser “gente”, vale decir “indios con alma” después de Chávez.
Antes era el “carterista”, que “si no lo hace al entrar, lo hace
al salir”, el indocumentado. ¿Cómo hubiera procesado la IV República
a 4 millones de refugiados con la concepción reinante de “la gente”?
¿y con la idea de que la gente vive en el este?
4.-Sin ánimo de exaltar un telurismo y un nativismo excluyente -que no es la idea- la cuarta república estuvo dominada por un malinchismo eurocentrista extremo y visceral, antinativismo camuflado en la ideología mestiza, signada por la urgencia de blanqueamiento y de europeización unilateral, como pudo observarlo entre otros, el ojo avisor de Darcy Ribeiro a pesar de su enfoque neo-evolucionista unilineal.
4.1.-Hay que rechazar tanto el malinchismo (idolatría del extranjero) como la xenofobia (odio o rechazo del extranjero), caras distintas de la misma medalla del colonialismo interno y externo. En Venezuela siempre el malinchismo pitiyanqui y europocéntrico tuvo mayor asidero que la misma xenofobia. Por el contrario el europeo, sobre todo aquel formado en el fascismo y el pitiyanqui fomentaban en nuestra población el autorrechazo del venezolano y por supuesto, del resto de la población nativa del continente. Incluso continuaron fomentando una devaluación cultural de sus propios hijos e hijas nacidos aquí, por lo cual había que mandarlos a estudiar en Europa o los Estados Unidos para que no se contaminaran con “la barbarie” y con “la flojera” del nativo. Todo visto bajo un lente del racismo más reductor: nativo flojo/inmigrante europeo trabajador por naturaleza.
4.2.-Sin embargo,
tampoco podemos alimentar un nuevo estereotipo de ver en cada inmigrante
europeo, un fascista.
5.-La necesidad
de articular la naturaleza y fuentes del socialismo del siglo XXI, su
proceso de construcción participativa y la superación de todo fundamentalismo,
de todo neofascismo, consiste precisamente en la complejidad creciente
del mundo actual. Donde ningún proyecto específico tiene la verdad
absoluta y necesita del concurso de todas las fuerzas progresistas de
la humanidad para consolidar un proyecto de largo alcance histórico.
La complementariedad de fuentes y fundamentos es indispensable en el
espesor multiétnico, pluricultural, bilingüe y plurilingue de
nuestros países en el más fraterno espíritu intercultural y ecoplanetario.
6.-Finalmente
quiero apuntar que la revolución bolivariana es por ahora la más criticada
en el mundo, precisamente porque para ella no hay temas tabú. Y todo
lo que cuestione de fondo, de raíz el modelo, hay que seguirlo discutiendo.
No podemos seguir con el viejo cuento de que los pueblos indígenas
y afrodescendientes, tienen que aceptar su derrota en redondo, dándole
un carácter irreversible al colonialismo y a la orientación
del primer capítulo de nuestras Independencias. La nueva Independencia
será inclusiva y para ello debe ser multiétnica e intercultural:
asentando el multilingüismo en un bilingüismo intercultural bien entendido.
Qué está muy lejos de ser ideológicamente neutro.
Caracas, valle del Guaraira Repano, Los Teques, Tierra de Guaicaipuro 5 de marzo de 2010.
Coordinador del Proyecto Intercultural Guaicaipuro
guaicaipurosrr07@hotmail.com