Terminada la Batalla de Santa Inés con la aplastante victoria de las fuerzas
Bolivarianas, resulta oportuno y aleccionador hacer un análisis de los
resultados y un recuento de las fortalezas y debilidades del proceso, a los
fines de reforzar las primeras y minimizar las últimas para así garantizar
la victoria en las futuras batallas a enfrentar.
Lo primero que debemos señalar es que un voto por la oposición del 40%
resulta inaceptable para todo revolucionario, si se toma en cuenta todo el
daño que esa oposición irracional y entreguista le ha causado al país,
sobretodo considerando que el sostén principal del proceso bolivariano son
las grandes masas de pobres. Como es sabido, el 81% de la población
venezolana está ubicada en el campo de la pobreza, de lo cual se infiere que
la oposición logró atraer a por lo menos un 30% de esa población y por
supuesto a un altísimo porcentaje de la clase media. Ejerciendo la
autocrítica y a riesgo de que se nos califique de aguafiestas, tendríamos
que preguntarnos cuáles son las causas de ese fenómeno. Además del obvio
lavado de cerebro que en esos sectores llevaron a cabo los medios de
comunicación social privados, creemos que hubo 3 causas principales de esa
deserción de parte de los sectores humildes y de gran parte de la clase
media, a saber: La pérdida del poder adquisitivo, la alta tasa de desempleo
y los niveles intolerables de inseguridad en barrios y urbanizaciones. A su
vez, esas 3 causas nos señalan las principales e impostergables tareas que
la revolución Bolivariana debe acometer para lograr su consolidación
definitiva.
Tarea 1.
Aumentar el poder adquisitivo
A fines de 2003, más de 50 profesionales venezolanos de distintas
disciplinas dirigimos una Carta abierta al Presidente Hugo Chávez Frías Con
motivo de la anunciada devaluación del bolívar, en la cual solicitábamos
encarecidamente que no se consumara la devaluación de nuestro signo
monetario, anunciada para el 2004, porque no estaban dadas las condiciones
macroeconómicas que lo justificaran. Igualmente, alertábamos sobre la
inflación y la pérdida de poder adquisitivo que tal medida acarrearía sobre
las grandes mayorías nacionales, sostén principal del Proceso Bolivariano.
Es más, nos atrevimos a afirmar que esa injustificada devaluación constituía
el arma secreta de la contrarrevolución.
Ignoramos si la carta llegó a manos del Presidente, si bien la misma obtuvo
alguna resonancia en Internet y el diario VEA publicó un resumen de una
página. A pesar de ello, no fuimos oídos y el 12/02/04 se llevó a cabo la
temida devaluación del bolívar. Lamentablemente, el tiempo nos ha dado la
razón: Los efectos devastadores de esa devaluación sobre el poder
adquisitivo de las masas populares están a la vista, a pesar del aumento del
sueldo mínimo en un 30% y de la proliferación de los Mercales. La
depreciación del bolívar explica en parte el porqué esa oposición mediocre
obtuvo el 40% del voto popular. Pero todavía hay tiempo para rectificar. Hoy
en día, la economía venezolana ha experimentado un repunte significativo que
se manifiesta en un incremento del PIB de más del 12%, un nivel de las
reservas internacionales que sobrepasa los 24 millardos de dólares, una
recaudación record de impuestos, una deuda externa manejable y un valor del
petróleo que supera los 30 dólares por barril, con tendencia a mantenerse
alto durante al menos un par de años más. A pesar de esa realidad, el dólar
se mantiene artificialmente sobrevaluado con el pretexto de proteger a un
grupito de exportadores privados, en detrimento de las grandes mayorías. Es
tiempo, por tanto, de iniciar un proceso de recuperación de nuestra divisa,
con la finalidad de recuperar el poder adquisitivo de los venezolanos. Para
ello proponemos ir disminuyendo desde ya la cotización del dólar oficial a
razón de 20 bolívares por mes o un 1% de revaluación mensual del bolívar.
Una apreciación gradual y modesta como la que proponemos no debe perjudicar
significativamente la capacidad exportadora de bienes y servicios no
petroleros. El proceso revaluatorio debe mantenerse mientras perduren las
condiciones macroeconómicas favorables.
La revaluación servirá, además, para el retorno de los capitales fugados del
país y para la adquisición estratégica a precios más bajos de los insumos
que requiere el desarrollo industrial y agroindustrial del país,
preparándonos de esta forma para futuras agresiones o bloqueos por parte del
imperio del norte. Es de hacer notar que la apreciación propuesta no traería
fuga de divisas, pues se llevaría a cabo bajo el régimen de Control de
Cambio, el cual por supuesto debe mantenerse.
Tarea 2.
Aumentar el Empleo
La Misión Vuelvan Caras debe comenzar a producir sus frutos pronto,
contribuyendo significativamente a disminuir la tasa de desempleo. Pero
paralelamente se deben desarrollar otras industrias como: el Turismo
Nacional (el cual debe masificarse y ponerse al alcance de las grandes
mayorías. No es posible que las impresionantes maravillas naturales de
Venezuela sólo la disfruten los turistas extranjeros), las
Telecomunicaciones (para acabar con el oligopolio de CANTV y TELCEL que
encarecen los servicios a su real antojo. En este sentido, es plausible la
iniciativa del Presidente de constituir la empresa CVG Telecom). Entre otras
tareas que se pueden emprender para el alivio del desempleo se pueden
mencionar: el desarrollo de la Tecnología de Información, el acceso masivo a
Internet, el ensamblaje masivo de computadoras, electrodomésticos y muebles
del hogar, la fabricación en gran escala de vehículos económicos para las
clases populares y de tractores para la agricultura, la creación de grandes
comunas o cooperativas agrícolas, la construcción de la vialidad agrícola,
la repavimentación de las deterioradas vías urbanas, la aceleración de la
Misión Vivienda, la unificación de todo el país por autopistas y vías
férreas entre las ciudades principales, etc.
Tarea 3.
Minimizar la Criminalidad
Es apremiante minimizar la alarmante criminalidad que azota al país de tal
modo que las calles en barrios y urbanizaciones ofrezcan seguridad a los
ciudadanos las 24 horas de cada día. Es urgente detener el desangramiento
del país que ocurre cada fin de semana. Es claro que las distintas Misiones
que adelanta el gobierno Bolivariano contribuyen en alto grado a la
reducción de la exclusión social y de la marginalidad, causas principales de
la criminalidad, pero las mismas deben complementarse con otros programas
que extirpen otras causas no menos importantes de la inseguridad como lo son
la tenencia de armas de fuego y el tráfico y consumo de drogas. En este
sentido, es propicia la idea del Presidente Chávez de convertir las
patrullas electorales en patrullas sociales y darle un carácter de
permanencia en el tiempo. En efecto, en cada barrio o urbanización los
patrulleros pueden llevar a cabo una efectiva labor social, pues su contacto
con los electores les permite registrar la situación socioeconómica de éstos
si están desempleados o subempleados, si practican deporte, si estudian, su
nivel educativo, la condición de sus viviendas o la carencia de las mismas,
el estado de los servicios públicos y los problemas que confronta la
comunidad. La idea es que en cada calle estén identificados no solo los
ciudadanos decentes que viven en condiciones de marginalidad, sino también
los desadaptados sociales, los azotes de barrio, los tenedores de armas de
fuego, los consumidores y traficantes de drogas, etc.
En tal sentido proponemos la incorporación como Trabajadores Sociales de
aquellos patrulleros desempleados que posean un nivel educativo mínimo de
Bachiller. El sueldo de esos trabajadores sociales debe provenir de las
alcaldías, del gobierno nacional y de las empresas privadas Luego de ser
entrenados en Trabajo Social, los patrulleros podrían ser incorporados a
Comités de Vigilancia y Seguridad, en carácter de Coordinadores. Los comités
deben funcionar en cada cuadra del barrio o urbanización y estarán en
estrecha comunicación con los cuerpos policiales y con los habitantes de la
cuadra para prevenir, combatir y disuadir el delito, las 24 horas de cada
día. Paralelamente deben instalarse en cada barrio o urbanización, además de
canchas y campos deportivos, módulos policiales enlazados entre sí y con los
comités de vigilancia y seguridad mediante una red de comunicación.
Paralelamente la Asamblea Nacional debe promulgar con carácter de urgencia
una nueva ley que prohíba y penalice con severidad la tenencia de armas de
fuego por civiles, pues las armas deben ser de uso exclusivo de la Fuerza
Armada y de los cuerpos policiales. La tenencia de armas de fuego por
civiles debe ser un delito equiparable en gravedad al tráfico de drogas.
Igualmente, la ley de Tenencia y Uso de Armas de Fuego debe regularizar el
uso de las mismas por los cuerpos policiales, quienes sólo deben emplearlas
para repeler una agresión y con estricto apego al principio de la
proporcionalidad. Debe penalizarse severamente el uso abusivo e
injustificado de las armas por los cuerpos policiales, así como las
ejecuciones de seres humanos por esos cuerpos. Aunada a la anterior ley, la
Asamblea debe agilizar la aprobación de la Ley de Responsabilidad Social de
la Radio y la Televisión, a los fines de regular el contenido violento de
los programas televisivos.
El patrullero social debe convertirse en un auténtico líder de la comunidad
donde reside. Entre sus funciones debe estar ejercer la Contraloría Social
de las autoridades locales y regionales, a través de la celebración
periódica de Asambleas Populares, en las cuales se pulse la voz de la
comunidad de tal manera que los patrulleros sirvan de puente entre las
comunidades y las autoridades locales y regionales para el planteamiento de
las necesidades y problemas de esas comunidades, con miras a su más pronta
solución. Si las autoridades no dan respuesta satisfactoria en un plazo
razonable a los planteamientos de la comunidad, los patrulleros deben
recoger firmas entre los vecinos para la remoción de los funcionarios
designados o para la revocatoria del mandato de los funcionarios electos.
Los patrulleros sociales sólo deben seguir las líneas que trace el
Presidente Chávez o las Asambleas Populares y deben estar liberados de
cualquier disciplina partidista.
Las tres tareas que hemos mencionado son las más apremiantes, en nuestra
opinión, para recuperar a esas masas de venezolanos pobres y de clase media
que votaron por el Sí. Hay otras tareas pendientes no menos importantes,
como por ejemplo la necesidad de aprobar la Ley de Seguridad Social con la
cual está en mora la Asamblea Nacional y la Ley de Policía Nacional, pero no
las abordaremos aquí en aras de la brevedad.
* Eudes Vera - Ingº Electricista - Email: eudesvera@cantv.net