Los cubanos son expertos en eso de ser, como dice Silvio Rodríguez, “reparadores de sueños”.Y lo son porque les tocó, y de alguna manera les sigue tocando luchar contra la alienación, contra la penetración y contra el olvido. Lo son también porque desarrollaron el sentido de la auto solidaridad y lo aplicaron en los terrenos de la identidad y de la pertenencia. Y es una lucha diaria, porque la penetración cultural siempre se disfraza de manera hermosa, de disco nuevo, de moda rutilante, de competencia y premios de cartón dorado…
Nos llevan una morena los cubanos, la verdad.
En ese sendero de la reivindicación aparece hoy Joseíto Fernández, el “rey de la melodía”, el largo y flaco improvisador cronista, quien durante décadas vio escamoteados sus méritos en torno a la “Guantanamera” y quien, de estar vivo estaría cumpliendo 96 años.
En 1993 escribí en torno a Joseíto Fernández y a la inmortal pieza que no era guajira ni era guantanamera, a pesar de su nombre. Desde entonces (y no por causa de ese artículo precisamente) se ha sentido la búsqueda del mérito y actualmente la historia del tema está mucho más clara colocando el acento de la gratitud y el crédito donde tenía que estar: en Joseíto Fernández.
Demuéstrame tú que sabes
Fue en los pasillos de Radio Rebelde cuando comencé a toparme casi a diario con su historia, porque en las tertulias musicales acerca de la crónica radial su nombre aparecía indefectiblemente. ¿Cronista? Joseíto Fernández, quien fue capaz durante 14 años de cantar con la melodía creada por él versos cambiados todos los días en función de la noticia de sucesos más importante del acontecer cubano.
Nació en La Habana el 5 de septiembre de 1908 en el seno (parece un cliché) de una familia de modestos recursos económicos. Se echó a las calles habaneras a trabajar desde niño y en el camino tropezó con tríos y conjuntos. También tropezó con el danzón cantado de Aniceto Díaz y como le gustó el danzonete se fajó para estar en la orquesta de Raymundo Pía y Rivero. No había cumplido 20 años cuando en 1928 logró armar su agrupación. Para ese entonces la radio era el propio furor y muchos conjuntos musicales, compositores e intérpretes se desarrollaban en esa experiencia. Vale recordar, como ejemplo, los casos de Benny Moré, Isolina Carrillo y Celina González. Joseíto no fue la excepción. Ingresó a la CMCO y entonces, como música que identificara a la orquesta utilizó la de una guajira son que, declaró, había compuesto siendo un adolescente. La cosa es que con esa música de base, Joseíto cambiaba nombres, letras y origen pues a veces hacía un guajira vueltabajera, ó camagüeyana, como también holguinera. Lo que se mantenía era la rítmica en las cuartetas ó las décimas, algo que no debe sorprender porque casi todos los pueblos del Caribe, por herencia hispana, las asimilaron. Cuestiones del amor, en un despecho cantó como nunca a una muchacha guantanamera, y fue de tanta intensidad ese canto que en la radio y en la calle desde entonces le pidieron “la guantanamera”. Y así quedó.
Comenzando la década de los cuarenta, Fernández registró dos temas suyos “Guardabarreras” y “Mi biografía” identificándolos como guajiras guantanameras. Los versos sencillos de José Martí no estaban todavía en esa música.
El suceso del día
Fue en esa década de los cuarenta cuando los directivos de la poderosa CMQ llamaron a Joseíto Fernández para que entonara la Guajira Guantanamera en el estelar espacio “El suceso del día”, en el cual Chanito Isidrón escribía versos diarios según la crónica roja. Lo que se quería era que los versos salieran en la particular melodía y voz de Joseíto. El pianista de la orquesta de Joseíto, José Reyes, pepecito, fue quien hizo el arreglo y la exquisita introducción que se conserva. 14 años estuvo Fernández cantando crónicas e impedido, por contrato, de cantar y difundir su tema en otra radio.
Tan identificada estuvo la “Guantanamera” con la denuncia, la protesta y el reclamo que todavía hoy en Cuba se escucha decir “Te van a cantar tu Guantanamera” queriendo decir “te van a formar tu lío”.
En 1957 caducó la exclusividad de la CMQ y Joseíto pudo cantar libremente su tema, mucho más luego del triunfo de la revolución cubana.
Si bien la popularidad de la Guantanamera arropó a Fernández, este genial cantor fue autor de temas memorables, muchos de los cuales fueron cantados también por Benny Moré. Destacan “Elige tú que canto yo”, “Demuéstrame tú”, “Tu tierra y tu libertad”, “Mi biografía”, “Para que volvieras”, “Así son boncó” y “Amor de madre”. Nunca salió de su tierra y falleció el 11 de octubre de 1979, cuando contaba con 71 años de edad y el cariño de su pueblo, que es quien lo ha reivindicado ante el mundo.
La lección que emana de la búsqueda de justicia para la obra de Fernández nos toca a todos de cerca. En el caso venezolano esperamos para muchos de nuestros artistas lo mismo. Alguna vez se acabará el escamoteo y usaremos menos la palabra desagravio, cuando, como los cubanos, seamos reparadores de nuestra historia musical.
RECUADRO
Secuencia guantanamera
La música fue dada a conocer por Fernández en la década de los veinte.
Entre 1943 y 1957 fue cantada por él en la CMQ de La Habana.
Los versos de Martí fueron publicados en 1891.
Quien primero usa los versos sencillos con la música de Fernández es el músico Julián Orbón, hacia 1945 en La Habana.
El también músico cubano Héctor Angulo se aprende esa versión.
Angulo viaja a estudiar a Estados Unidos y coincide en un campamento con Pete Seeger, quien escucha el tema.
Seeger la canta en 1963 en el Carnegie Hall. Comenzó así a dársele el crédito a Segger, e incluso, a Angulo, iniciándose de ésta forma, en Estados Unidos, otra historia de escamoteos.
Es uno de los temas con más versiones en el mundo. Identificó a la revolución cubana en todo el planeta.
La labor de periodistas, investigadores y pueblo cubanos restituyó la historia y el crédito de Joseíto Fernández para la música y la intencionalidad, pues la entonó por primera vez hacia 1920 y la inmortalizó como melodía a partir de 1943. Entre quienes han rendido esfuerzo investigativo para el desagravio están Eduardo Vásquez Pérez, Cintio Vitier, Pedro de la Hoz, Helio Orovio y Oscar Luis López. Crédito para ellos.
Así fue reparado un sueño. Alas de colibrí…