El lío de las regionales abarca a los sectores que apoyan a Chávez y a los que lo adversan. Oposición y bolivarianos coinciden en esto. ¿Falta democracia en la V? Sobra quien diga que se cala a Bernal, sólo por cerrarle el paso a Liliana Hernández. El descontento se repite en algunas regiones y no importa si se es chavista o antichavista. Ahí parece estar el meollo del asunto. La democracia participativa y protagónica no es una quimera. Y en ello coinciden chavistas y opositores.
La polémica en el sector bolivariano gira en torno a que los escogidos son responsabilidad del Comando Ayacucho “estructura organizativa que estableció jerarquías de dominación para arrebatarle al pueblo la voluntad de poder decidir quienes serían los candidatos”, y exigen que “la nueva fase de la revolución debe dar pie a la selección de los candidatos desde la base” (Aporrea.org). Mientras, Eustoquio Contreras se aventura a afirmar que “los votos los tiene Chávez, de lo que se trata es de ver cuál es la persona más capacitada” (El Mundo, 4/09/04). Según esta afirmación no haría falta elecciones primarias sino un concurso de credenciales.
En estas circunstancias la oposición lleva la peor parte, porque ¿quien pone orden en esa fiesta? Los líderes opositores andan ocupados en sus respectivas campañas. En algunos casos son arte y parte. Son dirigentes y candidatos. Y encima tienen más de quince días anunciando unas “impactantes y contundentes” pruebas del supuesto fraude que tienen en ascuas a sus seguidores ( la contraparte no los toma en serio). Si yo fuera opositora me costaría entusiasmarme para votar por el candidato que sea y confiar en la rectora Mejía, quien declara jovialmente sobre la reapertura del Registro Electoral, como si no hubiera existido la madrugada del 16 de agosto, cuando denunció “irregularidades” que desaparecieron con el alba.
Para colmo de la oposición el país sigue su ruta. Los empresarios dijeron sí al diálogo y los banqueros están dispuestos a apoyar la Misión Vivienda. Menuda tarea se le avecina a la oposición política, si por fin el Gobierno puede trabajar sin la amenaza de que le jueguen sucio, sin que le sigan “pegando abajo”.
Pero el lío de las regionales nos muestra pistas, señales que nos dicen que hay mucha gente que necesita ser oída. Hay voces que no llegan a entenderse bien, voces que buscan ideales, que buscan más pruebas de que estamos en una democracia participativa y protagónica. La profundización de la revolución no es, para decepción de la “Coordinadora”, un avance hacia el comunismo, sino la búsqueda de la eficiencia en la consecución y perfeccionamiento de los logros que hagan más llevadera la vida de los que menos tienen. Y para eso es necesario hacer que los recursos no se desvíen, que empiece una lucha frontal contra la corrupción. Algunos han dicho que la verdadera oposición saldrá de las filas del chavismo. ¿Montarán tienda aparte? Ó ¿tendrá razón Eustoquio?
*Periodista y profesora universitaria
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