Esta semana que pasó tuvimos tres noticias que nos trajeron nuevas esperanzas de que aún es posible que las instituciones del país funcionen como debería ser en un estado democrático que se respete y se dé a respetar. Las dos primeras noticias se refieren a la detención de dos ciudadanos que ya desde hace tiempo, a juzgar por el tenor de sus frecuentes declaraciones a los medios, parecieran estar empeñados en que se produjeran esas detenciones con la intención de revestirse de un aura de mártires de la democracia que luchan por la libertad de expresión que este Réeegimen le niega al país. Extrañamente, sin embargo, uno de los detenidos fue puesto en libertad a las pocas horas, pese a que la falta que se le imputa es igual de grave que la del otro que permanece detenido. Misterios de la ciencia.
El otro hecho que nos produjo satisfacción fue el ver que la Asamblea Nacional, en un acto que la enaltece, a requerimiento del Poder Judicial procedió a despojar de la inmunidad parlamentaria a uno de sus miembros aprehendido por flagrancia en ejecución de un delito de acción privada, a fin de poder incoar un proceso en su contra en igualdad de condiciones que cualquier otro ciudadano. El diputado despojado de su inmunidad cuenta en su haber con un historial de hechos violentos e incluso con una denuncia de su consorte por abuso y maltrato físico a su persona y era conocido en la cámara por su carácter violento e intemperante.
Por tratarse de una solicitud gubernamental, en el más amplio sentido de la palabra, la ¡y que oposición! hizo un bloque para oponerse a la medida de despojo de la inmunidad, recurriendo para ello a los argumentos más peregrinos, tales como que se trataba de una retaliación de la familia del Presidente por los ataques de que había sido víctima en Barinas (después de que el diputado, electo con votos del chavismo, saltó la talanquera); que tal acto representaba un grave precedente en el futuro y que dejaba desprotegidos a los diputados; que otros diputados en anteriores oportunidades habían cometido actos más graves que el actual y no había pasado nada, y otras cuantas sandeces más, que revelan a las claras la falta de claridad respecto al real significado de inmunidad parlamentaria, y las cuales fueron rebatidas una por una por diputados afectos al Proceso, se celebró la votación nominal que despojó a esa mansa paloma de su inmunidad, sin la cual queda reducido al papel de simple ciudadano lo cual le hará pensarlo mejor antes de incurrir en nuevos actos de agravio contra otros.
Esta decisión de la Asamblea Nacional, encomiable desde todo punto de vista, no debe quedar como un hecho aislado sino que debe sentar un precedente para que en el futuro los diputados no se consideren unos seres privilegiados que puedan atropellar a los demás ciudadanos con sus desplantes de siete machos, no importa cuál sea la tolda política a que pertenezcan.
lostienelocos@intercable.net.ve