Cohorte es la agrupación de personas de distintas edades, identificadas
ideológicamente con el Proceso revolucionario, que le ha correspondido
dirigir a la sociedad en un momento determinado. Los procesos generan
cohortes generacionales y, por ley natural, las cohortes tiene su punto de
inicio, su desarrollo y su momento culminante. Los mismos procesos
demandan cambios permanentes de las cohortes. Si se mantienen en una
fase las cohortes sin que sean renovadas, el proceso se atrofia. Es imperativo
que las cohortes sean sustituidas (o recicladas) en sus momentos culminantes
para que pueda proseguir el rumbo histórico el proceso que se
desarrolla.
Para el avance de cualquier proceso en cualquiera de las instancias de la
dimensión humana es necesario que el individuo tenga conciencia de la
vigencia de las cohortes. Éstas no son permanentes. La evolución es
consecuencia de los surgimientos de nuevas cohortes.
En la nueva fase del Proceso una nueva cohorte generacional tiene que asumir
la dirección del Proceso, a nivel de los gobiernos regionales y locales.
Exigencia de orden estructural para satisfacer las demandas de la nueva fase
de la Revolución Bolivariana, tal como lo señala el líder del proceso Hugo
Chávez. En este período, 2000-2004, ha estado en vigencia la primera etapa
de la confrontación de los dos sistemas políticos: Revolución Bolivariana
vs. Reforma Representativa. Ahora, agotado el período de conducción de
esta cohorte, el Proceso exige lograr nuevas metas que materialicen los
postulados teóricos de la revolución. El vencimiento de esta cohorte se da
no tanto por el lapso, tal como lo establece la Constitución, sino por el
agotamiento de la transición. Las expectativas revolucionarias están
represadas. La conciencia del pueblo revolucionario demanda viabilidad de lo
que se ha estando difundiendo como poder popular o poder constituyente.
La diferenciación entre reforma y revolución tiene que instrumentarse en la
cotidianidad de la práctica revolucionaria. La nueva fase del Proceso busca
la consolidación ideológica y la transferencia de la toma de decisiones
a las comunidades organizadas. Y esto se adquiere con mayor nivel de
compromiso revolucionario, inquebrantable convencimiento ideológico y
clara actitud moral contra la corrupción.
Por lo tanto, la cohorte generacional (nuevos rostros o rostros viejos
reciclados) que asuma la conducción del Proceso en esta nueva fase, tiene
que manifestar sus actos de gobiernos con base en las necesidades reales
del colectivo y atendiendo los compromisos implícitos en los actos
constituyentes y soberanos de las comunidades organizadas.
Si hasta ahora eso no ha ocurrido, debido entre otras razones al
analfabetismo ideológico o a la rigidez del Estado reformista, ya estas no
pueden ser las variables en uso para negar el poder popular. Si la cohorte
de la transición (2000-2004) ha actuado igual a la IV República con base en
decisiones usufructuarias del poder, clientelares o sin ser consultadas con
el pueblo, ya esa práctica viciada y contrarrevolucionaria se agotó.
Ahora lo que viene es la conversión de los mandos del Estado en vocerías
populares y la toma de decisiones por parte del pueblo a través de las asambleas,
CLPB, cabildos, organizaciones comunitarias, grupos de acción social y
estructuras culturales del pueblo. Viene ahora la fase de los presupuestos
estimados y ejecutados por las mismas comunidades; la implantación de la
contraloría social; el acoplamiento de los programas gubernamentales a
las tareas cotidianas del colectivo. Lo que viene es que los gobernadores,
alcaldes, diputados regionales, asuman su nuevo rol como voceros: hablan
lo que le diga el pueblo y no quien decide en su nombre convirtiéndose en
cúpula de mando. La nueva cohorte tiene que ser revolucionaria y estar
convencida que el mando no es de un ser supremo, que posee un
conglomerado de vasallos que se deben a él.
La nueva cohorte tiene que despojarse de la superioridad humana, generadora
de prepotencia, endiosamiento y pragmatismo, para asimilar la horizontalidad
jerárquica, humildad igualitaria y fomento del bien común sustentado en
la buena voluntad y el amor al prójimo. izarraw@cantv.net
Esta nota ha sido leída aproximadamente 3152 veces.