El racista, esclavista y genocida imperio inglés, hizo del Mar de los Caribeños su territorio de conquista, colonización y explotación en esta parte del planeta, usando piratas, corsarios y filibusteros, cuando no sus propias tropas, para exterminar los pueblos originarios de estas islas, como el pueblo caribe Garifuna de San Vicente y las Granadinas, y suplantarlos con la población traida prisionera desde del continente africano, con el fin de construir un modelo de explotación colonial que no fuese contaminado por las rebeliones de los cercanos pueblos del continente, bajo la dominación colonial española.
Sin embargo, en cuanto a su propósito, el modelo de conquista y colonización inglés no se diferenció mucho del español, francés, portugués u holandés, por cuanto todos estos imperios tuvieron como propósito, la expansión de su dominio territorial y político, el robo de las riquezas de los pueblos originarios y la explotación de su población y de los africanos esclavizados, a la que, violentamente, se les impuso la lengua, cultura, tradiciones e instituciones del conquistador y se le negó la preservación de su identidad cultural.
Si bien es cierto que la Monarquía Británica fue una importante aliada de la causa de los patriotas americanos para independizar a nuestras naciones de la Monarquía Española, suministrando armas, enviando cuerpos militares, como la Legión Inglesa (que peleó en la Batalla de Carabobo) y, facilitando la entrada de refugiados y perseguidos en sus dominios coloniales del Caribe; esta política no respondía a una coincidencia con el proyecto republicano y de Justicia Social de Bolívar y de otros líderes patriotas, sino a la agudización de las contradicciones interimperialistas, por ser la Corona Española, un competidor en la lucha por el control de las nuevas rutas y mercados de estos territorios equinocciales.
Tal circunstancias históricas, sin la cual hubiese sido, aún más difícil, la victoria patriota sobre los ejércitos españoles, pareciera haber producido un acuerdo tácito entre los mandos supremos de la Guerra de Independencia y de las nacientes repúblicas, de no promover ni apoyar movimientos políticos, y mucho menos armado, que tuvieran como propósito, alcanzar la independencia de estas pequeñas posesiones coloniales, manteniéndose tal omisión por razones geopolíticas, a lo largo de los siglos XIX y XX, lo que se expresó, además, en la exclusión de todos nuestros programas escolares y profesionales, del estudio critico de la historia, la política, la economía, la geografía y la cultura de estos pueblos caribeños hermanos.
El resultado histórico de esta conducta fue la consolidación del dominio colonial del imperio inglés en el Caribe Oriental y la edificación de un invisible pero efectivo “Muro de Coral”, que ha separado, por demasiado tiempo, los pueblos que habitan en el este y suroeste del Mar de los Caribeños, lo cual hace posible hoy, que los pueblos radicados en las costas del Mar de los Caribeños, desconozcamos nuestras historias, procesos políticos, económicos, las manifestaciones culturales, a sus creadores, a las tradiciones, sus idiosincrasias y, hasta su ubicación geográfica
Para desgracia de los viejos y nuevos colonialistas, el ideario bolivariano de la revolución venezolana y la concepción internacionalista de la revolución cubana, han unido su voluntad política para ir derribando este “Muro de Coral” y construir, sobre las azules aguas del Mar de los Caribeños, formidables puentes de Amistad, Solidaridad, Cooperación e Integración que, respetando la soberanía de estos pueblos y la gobernabilidad de sus instituciones, hoy hacen posible, pasar por encima del “Muro de Coral” para el mejorar las condiciones de vida de estos hermanos pueblos caribeños, mediante los programas de integración energética del Pacto de Petrocaribe, los apoyos para el desarrollo de ALBA-TCP, las Misiones Sociales y los programas de becas universitarios, entre otros, cumpliendo con ello, la máxima martiana y bolivariana de que: “La Patria es América”.
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