Un opinador de nombre Daniel Lenois, pide en Aporrea mi renuncia inmediata por falta de respeto a la cultura nacional. Dice que mi cabeza, así como la de todos los que tuvieron participación en la parte cívica del desfile del 19 de abril, debe de rodar.
Al señor Lenois el componente cívico le pareció un total desorden. Y dice textualmente: “porque (sic) no pedir ayuda a gente que sepa de (sic) organizar algo de tan gran magnitud, para lucirnos como debe de ser, y alguien que ordenen (sic) a Los Diablos de Yare, creo que les hace falta un orden, en sus tierras que hagan lo que les venga en ganas, en un desfile como esta (sic) tan majestuoso, que se orden (sic) y hagan mínimo una buena coreografía….
¿Qué le puedo decir al señor Daniel Lenois? Es difícil argumentarle a quien no entiende nada. A quien ignora el sentido y contenido de las culturas populares, a quien no conoce sus raíces, no sabe interpretar sus ritos, no valora sus formas y tradiciones, no se asombra ante la increíble variedad de nuestra geografía cultural, no se emociona con ella y, por supuesto, y esto es particularmente importante, no puede diferenciar la autenticidad de la impostura.
A mi juicio la contribución de los cultores populares al maravilloso desfile cívico-militar del 19 de abril fue, en todos los sentidos, portentosa.
Allí acudieron, venciendo enormes dificultades, cinco mil cultores de todo el país. No eran artistas representando algo ensayado. Eran los genuinos cultores de las comunidades, con sus agrupaciones y cofradías. Por primera vez desde hace más de sesenta años, tuvimos ante los ojos una muestra bien integrada de la riqueza de nuestras verdaderas tradiciones. Son muchos los venezolanos que ese día descubrieron el baile del mono de Caicara de Maturín, los locos de La Vela, la Zaragoza de Sanare, los diablos de Patanemo, o la Parranda de San Pedro de Guatire, por sólo citar cinco manifestaciones, entre decenas de las que desfilaron en su autenticidad absoluta. Fue realmente asombroso.
¡Y el señor Lenois dice que hagan lo que quieran “en sus tierras”, pero que aquí hagan “mínimo una buena coreografía”.
¡Se equivocó el señor Lenois con su evidente desprecio por nuestros cultores! Él lo que parece reclamar es un espectáculo artificial concebido como un show de variedades para televisión. En realidad, tal como puede inferirse de sus palabras, seguramente piensa que debimos haber llamado a un conocido productor de ese tipo de espectáculos con sus “chicas del show” para que organizara la parte cultural del desfile.
¡Qué cosa!
Repito: ¿cómo argumentarle a quien no entiende nada?
Lo que si puedo asegurarle a este señor es que no pienso renunciar por algo de lo que muchos nos sentimos extraordinariamente felices y orgullosos.
¡QUE VIVA LA VENEZUELA PROFUNDA!