22 de marzo 2009. - Las fuerzas de ocupación estadounidenses retienen actualmente a más de
13 mil iraquíes en las cárceles, afirmó este domingo el General de
Brigada David Quantock, comandante de las operaciones estadounidenses
de detención en Iraq.
El número de presos alcanzó su máximo en noviembre de 2007, cuando sobrepasó los 26 mil, afirmó el militar estadounidense.
“En los próximos días estaremos por debajo de los 13 mil detenidos,
de los cuales unos 2.500 están siendo encausados”, afirmó. De ellos,
500 han sido condenados, 109 a pena de muerte.
Algunos detenidos han estado presos sin juicio durante casi 6 años
–bajo una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que
expiró el 31 de diciembre- lo que suscita la indignación de los
iraquíes y de los defensores de derechos humanos.
Pero bajo los términos de un pacto bilateral que entró en vigor el
1º de enero, Washington accedió a que todos los detenidos fueran o bien
transferidos a la custodia iraquí bajo garantías o puestos en libertad.
De los que todavía están presos, Quantock afirmó que “hay 6.000 o
7.000 que consideramos detenidos peligrosos. El gobierno puede recurrir
a la inteligencia para ayudar a construir casos”.
“Creemos que para mediados del verano, llevaremos a esos individuos ante un tribunal iraquí”, afirmó.
Cada caso sería revisado por un juez de investigación, que decidiría si lo libera o lo mantiene preso bajo garantías.
El proceso de liberar a los detenidos ha tardado mucho en arrancar,
y ha causado fricciones entre el gobierno iraquí dirigido por los
chiíes y la minoría suní, quienes organizaron el grueso de la
resistencia contra la ocupación estadounidense, y ahora integran la
mayor parte de los presos.
Quantock afirmó que 2.100 detenidos ya han sido liberados este año porque no existían suficientes evidencias para acusarlos.
Anticipó que el ejército estadounidense podría cerrar próximamente
Camp Bucca, una lóbrega prisión en el desierto, en la frontera con
Kuwait, “una vez que la población encarcelada esté por debajo de las
8.000 personas”. Los detenidos de Camp Bucca serían transferidos a
Taji, al norte de Bagdad.
Quantock afirmó que no se transferiría a ningún detenido a la
policía iraquí, a menos que existan garantías válidas de arresto contra
ellos, refiriéndose a preocupaciones expresadas por grupos de derechos
humanos, que alegan que “podrían ser torturados o maltratados bajo la
custodia iraquí”. Pero dependerá del gobierno iraquí decidir si los
liberados deben ser compensados, afirmó.