Foro en el CIM sobre transformación universitaria

(VIDEO) Ponencia de Miguel Ángel Pérez Pirela: Soberanía teórica hacia la universidad indisciplinaria

Foto de archivo

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No existe soberanía plausible en la práctica si antes no hay una soberanía teórica. El conocimiento, es un lugar común, es el arma fundamental y es el poder en este espacio-tiempo que nosotros lamamos Siglo XXI, de allí entonces la necesidad de plantear el tema de la investigación como uno de los temas a discutir en pro de la construcción, de la estructuración de una futura ley, es una cita que nosotros tenemos pendiente.

 Haré una brevísima introducción filosófica del tema precisamente del conocimiento y su relación con la universidad, y es que nosotros en Venezuela podríamos llamarnos paradigma negativo de lo que ha sido la monopolización del conocimiento por un grupo de personas, antes que todo la monopolización de un conocimiento científico que los griegos llamaban epísteme y que oponían a la doxa. El espíteme era ese conocimiento que Aristóteles llegó a estructurar bien a partir de las causas, si, nosotros hacemos ciencia cuando tratamos de buscar la explicación de un fenómeno x a partir de sus causas, la causalidad, y este fenómeno se diferencia de la doxa, que podría en muchos casos ser interpretado como mero mito, como media explicación subjetiva de las cosas: llueve por que los angelitos están haciendo pipi o los angelitos están llorando, eso es una opinión que los griegos llamaban doxa.  En oposición a esto está entonces la espíteme.

La epísteme pues, pasó a ser un conocimiento científico, un conocimiento elaborado a partir de una metodología precisa que quería buscar la verdad a través de la explicación plausible de la realidad precisamente que nos circunda y las causas que la estructuran.

No hay nada más democrático que el conocimiento, o no debería haber nada más democrático que el conocimiento científico ¿Por qué? Porque si yo tiro este lápiz aquí en Caracas desde donde estamos nosotros reunidos, lo tiro en Tokio, o lo tiro en París y en todos los casos cae, esta debería ser entonces una ley universal que se llama la Ley de Gravedad.

Resulta que en Venezuela no es así, en Venezuela si hay algo que ha sido monopolizado por un grupo de personas es precisamente el conocimiento, que ha sido encapsulado en grupos de poder y que pareciese que en muchos casos estos grupos de poder científico y del conocimiento, incluso pudieran transmitir genéticamente su sabiduría a hijos y nietos, más aún, este conocimiento científico se convirtió en muchos casos en un fortín epistemológico, en un fortín del conocimiento que tiene demarcados los límites de la universidad,  y que muchos protegen bajo la figura de autonomía, es decir, la autonomía mal interpretada que junto con el lenguaje se convirtió en los grandes protectores de este conocimiento elitista. 

¿Y hablo por qué de lenguaje? porque nosotros estamos llegando incluso a un nivel de atomización y dictadura del conocimiento a través precisamente de las disciplinas, de las facultades que ya no nos deja ni siquiera que se puedan entender bien un biólogo con un matemático o un físico con un filósofo.  

La ciencia como ideología

El lenguaje se convirtió en el instrumento de separación y de poder más grande que existe, entonces estos que son ya desvaríos de la ciencia moderna en Venezuela no fueron desvaríos, no fueron excepciones sino que es precisamente la regla. En este sentido yo quiero citar, y no me gusta mucho a mi estar citando a nadie porque es otra de las prácticas fundamentales de nuestros universitarios tratar de hablar, compitiendo  a ver quién cita más en el menor número de tiempo posible, pero nos dice Habermas y esto tiene que ver muchísimo no solamente con la ciencia sino también con la universidad, que la ciencia para escapar de toda ideología posible se convirtió ella misma en una ideología.

En este sentido escuchamos muchas veces el hecho de que nosotros somos científicos, no somos políticos, nosotros somos profesores universitarios, no somos políticos, como si se pudiera separar la actividad de la investigación de la política, y mosca yo no estoy hablando aquí de la política en sentido de que todos nosotros por haber nacido en el vientre de una madre ya establecemos una primera relación política, como el politicón de Aristóteles, no es que nosotros por estar aquí ya somos políticos, no, estoy hablando de la política como ideología, como posición vertical se quiera o no asumir frente a el espacio-tiempo, frente a la sociedad en la cual nosotros nos colocamos, y la ciencia según Haberman, si, se convirtió en ideología, bueno una primera ideología es la ideología de la libertad, todo aquello que tenga que ver con el conocimiento científico es directamente proporcional a la libertad, y en ese sentido todo lo que limite por antítesis de este conocimiento científico atenta precisamente contra la libertad, y la libertad se convierte en uno de los grandísimos chantajes del mundo universitario.

Otro elemento fundamental que señala Haberman es la ciencia como ideología de la esperanza. Todo aquel que trabaje de alguna manera en la construcción de un conocimiento científico dentro de los límites de la universidad lo hace en pro de una esperanza, por lo cual si a alguien se le ocurre colocar límites o direccionamiento a través de una ley a este conocimiento que va en pro de la libertad y de la esperanza es un aguafiestas totalitarista.

La Universidad indisciplinaria

Nosotros no sólo científicamente hacemos el mal haciendo, sino que también hacemos el mal dejando de hacer, tenemos una responsabilidad incluso bioética, hablándose si se quiere de la ciencias prácticas, duras, como las quieran llamar, cuando teniendo todas la herramientas, el financiamiento, el laboratorio y la libertad de cátedra, no resolvemos los problemas más urgentes, no digo yo de la sociedad venezolana, sino incluso los problemas que están de la reja afuera de las universidades en los límites mismos de las casas de estudios. Eso es un tema que nosotros debemos considerar en vísperas de una futura ley, entonces claro, el profesor universitario venezolano, se erigió no solamente como aquel que poseía, como dicen los griegos el Deimos, el conocimiento espectacular, asombroso y a la vez peligroso, y que separa el resto de los mortales a través: 1) de la autonomía, 2) de la disciplina y 3) evidentemente del lenguaje, por lo cual más yo hablo herméticamente más importante soy.

A esto entonces se comienzan a sumar resultados más bien preocupantes que son los benditos papers, porque ni siquiera tenemos el guáramo de llamarlo en castellano artículo, vamos a decir así, científico, y nos encontramos nosotros con sistemas de clasificación universitarios en los cuales se nos va a juzgar de acuerdo a nuestro mayor número de papers de tipo “A”, y cuando vamos ver nosotros las revistas que publican nuestros papers de tipo “A”, son las revistas en casi todos los casos estadounidenses, revistas que por cierto solamente van a publicar papers que resuelvan sus problemas, y es así entonces que se encuentra un profesor universitario venezolano escribiendo papers que resuelven los problemas del norte, claro está pagado por el Estado venezolano, pero que no se le ocurra de ninguna manera al Estado venezolano, pero de ninguna manera, meterse en lo propio de el direccionamiento no solamente de contenido sino también de forma de las universidades venezolanas, porque sería un Estado totalitario.

Nos dice Luis Britto García, que hacia los años setenta del pasado siglo, obedeciendo las directrices del plan estadounidense diseñado por Robert Hatton, nuestro sistema educativo eliminó las materias Historia de Venezuela, Historia de América, Geografía de Venezuela y Formación Cívica, varias generaciones concluye Luis Britto García, han crecido sin nociones de nacionalidad, ni pertinencia histórica y cultural, claro está, es que nosotros somos un fenómeno modélico para lo que es la construcción de un conocimiento neutral, un conocimiento que evidentemente no es político, sin saber que una de las características precisamente del neoliberalismo que apoyan autores como Robert Hodgin es el de la neutralidad del conocimiento, nosotros somos libres en la medida en que somos neutrales, es decir, somos libres en la medida que practicamos una neutralidad ideológica, que en sí misma es la ideología por antonomasia.

Para ir concluyendo, yo quisiera plantear una pequeña idea, el norte está en el sur y el sur está en el norte, cuando nosotros vemos por ejemplo que se quema un edificio entero como sucedió hace algunos años en el centro histórico de París en Opera, uno de los barrios más ricos de París, y todos los que mueren son negros y árabes, nos damos cuenta que lo que están muriendo ahí son del sur que viven en el norte, pero también nos damos cuenta que cuando Pinochet y compañía, financiado por la Pepsicola y la General Motors dan un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973, contra Allende, nos damos cuenta que el norte también vive en el sur ¿Serán nuestras universidades venezolanas claustros espacio-tiempo, límites del norte en el sur? me pregunto yo ¿Serán nuestras universidades venezolanas realmente autónomas?

 

Nos damos cuenta entonces que el contenido de revistas como Politeia de la Universidad Central de Venezuela, Análisis de Coyuntura de la Central, Cuadernos del CEN, Revista de Comunicación del Centro Gumilla, Revistas Zip del Centro Gumilla, Temas de Coyuntura de la Ucab, Revista Venezolana de Ciencias Sociales de la Unerm, Revista Iesa, Revista Memoria y Nuevo Mundo de la Universidad Simón Bolívar ¿Qué reflejan en sus contenidos? O nos podemos preguntar nosotros también por ejemplo ¿Cuál es el papel de la Iesa, de Cedice, de la Fundación Rómulo Betancourt, de la Fundación Centro Cultural Chacao, de la Fundación para la Cultura Urbana de Econinvest ya extinta, de la Fundación Arturo Uslar Pietri, de la Fundación del Valle de San Francisco, de Trasnocho Cultural del Ateneo de Caracas, entre otros elementos? ¿Cuál es la responsabilidad de ello en las universidades de nuestro país? O sin ir muy lejos, el trabajo que yo hago cotidianamente ¿Cuál es el rol de las universidades “autónomas”, en la construcción de las matrices de opinión de los editoriales de El Nacional, de Tal Cual, de El Universal, de El Nuevo País, de Últimas Noticias? Nosotros nos damos cuenta entonces que lejos de toda autonomía, que lejos de todo elemento objetivo, las universidades venezolanas a través de su investigación, están sirviendo a una causa política bien específica, cosa que podemos respetar, pero que no nos vengan después entonces con el bendito dogma neoliberal de la neutralidad.

 

Para terminar entonces y aplicando esto al tema de la soberanía venezolana, yo insisto en que la universidad venezolana tiene una deuda pendiente con el tema de la soberanía teórica, elemento repito yo, sin el cual es imposible estructurar cualquier otro tipo de soberanía. Para ello se requiere entonces la generación de un conocimiento indisciplinario, un elemento que no crea que solamente puede construirse desde la autonomía de una universidad, desde un lenguaje hermético o desde una pretensión de objetividad y neutralidad, esos son los elementos que yo humildemente colocaría como precisamente elemento estructural de la discusión en torno a una universidad posible. -

 



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