El domingo 12 de julio, miles de lesbianas, gays, bisexuales y heterosexuales tomaron las calles de Caracas para exigir el derecho de expresar su libre orientación sexual. Se concentraron en La Previsora a las diez de la mañana para marchar en defensa del orgullo gay.
Alrededor del medio día, la marcha arrancó con alegría desde la Plaza Venezuela rumbo a la Asamblea Nacional. Entonando la consigna “Sí a la igualdad”, los manifestantes demostraron a la sociedad que Venezuela tiene la necesidad y la obligación histórica de garantizar a todos los ciudadanos el derecho de vivir bien, con dignidad y en la más absoluta felicidad, ya que el país pasa por un proceso de cambio político hacia el socialismo.
En la marcha, los participantes usaron la creatividad para plantear sus propuestas. Una pareja disfrazada de Simón Bolívar y Manuelita Sáenz demostró que los que defienden la diversidad sexual también celebran el Bicentenario de la Independencia. Además, la movilización fue muy politizada, si comparada con otras similares en otros países, donde la inversión privada, conocida como pink money, termina definiendo el tono de la protesta.
En la tarde, las primeras personas empezaron a llegar a la casa del poder legislativo. Una tarima montada dos cuadras antes fue palco de las intervenciones que encerrarían la movilización. Representantes de las organizaciones por la diversidad sexual hablaron sobre las principales reivindicaciones del movimiento y destacaron los avances, aunque limitados, que han tenido desde el punto de vista de las leyes y derechos conquistados con el proceso bolivariano.
Sin embargo, quedó claro a la gente que la discusión de la diversidad sexual todavía carece de apoyo de los partidos y autoridades venezolanas, que pese a la fuerte presencia de los militantes y colectivos que hacen vida en el PSUV y el apoyo institucional dado por el gobierno, poca fue la participación de los dirigentes de la tolda roja.
El diputado por el PSUV, Juan Carlos Aleman Pérez, habló a los manifestantes. El legislador saludó la marcha y dijo que una comisión en la asamblea, que sería designada por los titulares de la mesa directora – los diputados del PSUV Fernando Soto Rojas, Aristóbulos Istúriz y Blanca Eekhout - va a analizar la propuesta presentada por el movimiento que plantea la unión civil entre parejas del mismo sexo, así como la igualdad de todos los derechos ya disfrutados por las familias conformadas por heterosexuales.
No obstante, no dejó claro el apoyo desde el principal partido del gobierno a las reivindicaciones. Tampoco garantizó la aprobación del proyecto de ley. Por el contrario, el legislador trató de justificar con procesos burocráticos de la institución pública la falta de prioridad al tema.
Es importante recordar que en el mandato anterior de la Asamblea, donde la correlación de fuerzas era más favorable a los socialistas, la discusión poco avanzó por responsabilidad del proprio partido de gobierno, que aún tiene fuertes expresiones de homofobia en su interior.
Las conclusiones que los venezolanos deben sacar de esta situación es que solamente la lucha del movimiento organizado puede garantizar las conquistas tan soñadas por muchos, que todavía sufren a diario el prejuicio, la explotación y la represión.
Fuera la homofobia de la revolución
Mientras culminaba la marcha del orgullo gay, un grupo de activistas, participantes de la protesta, caminó hacia la Plaza Bolívar para apreciar la programación del Bicentenario de la Independencia venezolana. Sin embargo, no fueron bien recibidos por la guardia patrimonial.
Con la excusa de que la actividad de la plaza era cultural y no política, el aparato represor del Estado intentó sacar a los manifestantes del sitio. No lo lograron. Los militantes aclararon que el socialismo tan hablado por el gobierno es un sistema que permite al pueblo vivir con las más absolutas libertades y entra en choque con la homofobia y el fundamentalismo religioso.
Cuando los guardias patrimoniales se dieron cuenta de que estaban siendo grabados y fotografiados, uno de ellos quitó mi cámara en el intento de cohibir la acción. Más un acto cobarde, pero fracasado, de abuso de poder y tentativa de impedir la libertad de expresión. El abuso fue tan grande que más tarde llegaron al punto de querer expulsar un travesti del local con el argumento de que él atentaba contra las familias y niños allí presentes, ignorando las propias leyes venezolanas que no permiten la discriminación.
Con gritos de apoyo al proceso revolucionario bolivariano y al presidente Hugo Chávez, los activistas dejaron clara su determinación de seguir en la Plaza Bolívar, uno de los símbolos de la independencia venezolana, espacio público que pertenece al pueblo. Además de eso, se comprometieron a seguir en la lucha por la transformación completa y por la emancipación del pueblo en todos los sentidos.
* periodista y militante de Marea Socialista.