–Es una elección muy importante para nosotros. Más allá de lo que significa para Venezuela, esa elección tienen consecuencias para la situación internacional. En Europa hay una situación de crisis, un golpe bancario contra los gobiernos, de ajuste y recortes. En Venezuela hay una situación que nos interesa, alega.
Señala a Estados Unidos. Allí no hay siquiera bipartidismo: republicanos y demócratas son iguales. En cambio en Venezuela hay bipartidismo. Por un lado el proyecto popular, de izquierda, con Hugo Chávez de candidato; y la derecha por otro lado, con Henrique Capriles Radonsky de candidato.
A Capriles le critica una petición de “independencia” para el Banco Central de Venezuela. Señala que en Europa ya saben lo que esto significa. Créditos a bajos intereses para los bancos privados (2% generalmente), para que luego estos bancos presten a los gobiernos a altas tasas (17% y más). Por favorecer a esa plutocracia financiera, Europa y la bonita idea de una Unión Europea se ha convertido en autoritaria. La moraleja es ineludible.
LA POBLACIÓN SUFRE LOS RECORTES
Corbiere advierte sobre los riesgos para la democracia en Europa si no hay un giro popular. Apunta la pretensión del Tratado Europeo de llevar el déficit público a 0,5 por ciento. Esto, incluso para Francia es tarea imposible, donde la cifra es de 3,5 por ciento de déficit. Más dura todavía es la situación para Grecia, España, y otros países con crisis mayor. Estos criterios técnicos son difíciles de aplicar, incluso con represión mediante. Sufre la población que ve disminuir la calidad de los servicios en salud, educación, la disminución de los sueldos de los funcionarios. A la par se impulsa la privatización gradual o sin anestesia de sectores de la economía, como el transporte.
–El problema es que a los pueblos se les imposibilita votar estas decisiones que toman los gobiernos. Se necesita al menos un referéndum, pero esos gobiernos que se califican de democráticos dicen no. Hay un problema de legitimidad en Europa.
–En Europa las protestas son reprimidas duramente por los gobiernos. Es el autoritarismo liberal en acción, con mucho de las viejas dictaduras y quién sabe si de fascismo, advertimos .
–Ya se habla de austeritarismo: austeridad más autoritarismo. Esta política fue posible porque durante un tiempo la derecha y la extrema derecha progresaron mucho política y electoralmente. En Francia tenemos el Frente Nacional de Le Pen, que acusa de los problemas a los inmigrantes, a los musulmanes. Eluden los problemas económicos. En situaciones de crisis la burguesía dirige a la extrema derecha que tiene discurso radical, que incluso puede tener apariencia revolucionaria para muchas personas.
UNA NUEVA PRÁCTICA
–Los pueblos de Europa sufren el desmontaje del Estado de Bienestar, que fue la base de sustentación de los regímenes democrático-representativos en los países industrializados desde la postguerra. Hay una fuerte crisis, pero sigue la vieja hegemonía. ¿Qué hacer?
–No es el momento de producciones teóricas aisladas. No podemos recitar catecismos antiguos. Más importante es intentar el desarrollo de nuevos modelos democráticos. Buscar una perspectiva nueva. Es necesaria una nueva internacional. El Foro de Sao Paulo es interesante, pero hay que ir más allá. Eso se hace en la práctica.
Destaca que en Grecia hasta hace poco el partido Pasok de George Papandreu (primer ministro entre 2009 y 2011) fue dominante. La crisis y el repudio popular lo han constituido en partido minoritario. Allí surgió la Coalición de la Izquierda Radical Syriza. En Francia el Frente de Izquierda también toma fuerza y su candidato a la presidencia, Jean-Luc Mélenchon captó el respaldo de un importante segmento de los electores este año. Es un impulso que también se presenta en otros lugares de Europa. La izquierda crece como opción.
–En 2017 la izquierda puede tener mejor posición, y estar al frente de la elección. La crisis puede acelerar ese proceso. Si eso no ocurre, la derecha y la extrema derecha tenderán hacia un gobierno más duro y racista.
DEMOCRACIA Y CRISIS
Alexis Corbiere está convencido de que la Venezuela del 7-O es una referencia para la lucha social en Europa. Expone: En Venezuela no todo está resuelto, pero se impulsan nuevas formas de hacer política y se abre espacio para la acción popular. Hay suficientes pruebas de consulta democrática, como la aplicación del referéndum para tomar decisiones de primer orden. Eso no se ve en Europa. Allá bloquean cualquier consulta y dejan las decisiones en manos de tecnocracias asociadas a la burguesía.
Saca otras cuentas: Grecia lleva más de dos años con paro por encima de 30 por ciento de la población activa. En España el desempleo pasa largo de 20 por ciento. En Francia también sube. Pero no son los trabajadores y pueblo los que toman decisiones: ¡la toman los que generaron la crisis!
–La crisis de la humanidad también es una crisis de dirección revolucionaria – es su conclusión.
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Un país ubicado en la primera división
Alexis Corbiere, nativo de Montpellier y vicealcalde del XII Distrito de París, dice que en Francia tienen los ojos puestos en Venezuela. “Hay muchos periódicos que atacan al presidente Chávez. Se habla mucho de Venezuela. Chávez ha dado un orgullo al pueblo de Venezuela. Ya Venezuela no quiere ser un jugador de segunda división a escala internacional. Está en primera división”, comenta.
Corbiere proviene del Partido Socialista Francés. Allí se inició en política muy joven, y también allí conoció a Jean-Luc Mélenchon, el dirigente más conocido de su Partido de Izquierda. A fines de 2008 abandonaron el viejo partido y establecieron otro claramente de izquierda. En Europa suelen darse esos casos curiosos de que los partidos socialdemócratas todavía se hacen llamar socialistas, pero realmente son socialdemócratas, corriente que está en crisis a escala mundial, y a la que habría que desplazar como ocurre en la región.” América Latina es un ejemplo: se ha extirpado la socialdemocracia del poder en varios países y se imponen gobiernos de izquierda.
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La socialdemocracia es una estrella muerta
–Francois Hollande fue electo este año y ya es notoria su impopularidad. ¿Por qué?
–En Francia se votó por Hollande y el Partido Socialista para salir de Nicolás Sarkozy.
–¿Acaso la socialdemocracia está históricamente muerta?
–En Francia se acostumbra a votar por la socialdemocracia para frenar a la derecha. Pero yo diría que la socialdemocracia es una estrella muerta. Se puede ver que tiene luz, pero hace mucho tiempo que murió. El desplome de la socialdemocracia es posible en Europa y hay que llenar ese vacío con las organizaciones de izquierda. Gramsci habló de momentos cuando lo viejo no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer.
–¿En Europa hay crisis de la representación? –inquirimos.
–En la campaña electoral 63 por ciento de la población no hizo distinción entre izquierda y derecha. Eso es parte de la crisis de la representación política. A la vez, los pueblos ofrecen una resistencia muy fuerte a los recortes, entonces hay crisis de legitimidad.
–¿Cómo la izquierda europea va a construir una alternativa con posibilidad de acceder al gobierno?
–Lo que pasa en este momento es muy importante: hay una crisis de la socialdemocracia. Se requieren modelos nuevos para la práctica política, lo que no será posible con la socialdemocracia, que es como una vieja estrella que aparece en el espacio, pero como planeta está muerto. La alternativa es desde la izquierda y se necesita inventar una nueva izquierda.