Noviembre 07 de 2012.- Luego de estar viajando por casi 24 horas y haber sido retenidos por más de siete alcabalas, los yukpa, vuelven a a ser detenidos por la GNB en el estado Aragua.
Asì mismo, nos informan que dejaron en libertad al joven yukpa, Gaby Fenández, hermano de Alexander Fernández, activista yukpa asesinado, sin que hasta ahora se haya hecho justicia con su muerte.
Pareciera que la orden fuese desgastar a estos 50 yukpa, dentro de los cuales se encuentran niños que necesitan alimento, descanso y sosiego.
Para estos yukpa, la revolución no ha llegado, pues los tentáculos de la derecha son tan largos y flexibles que les han interpuesto todos los obstáculos para poder llegar a su destino.
Todavía pareciera prevalecer los prejuicios sobre los indígenas, pues una denuncia de un blanco con poder vale más que la de un indio pobre. Ese fue el caso de Ana Fernández, quien al poner las denuncias sobre el asesinato de sus hijos, fue amenazada por funcionarios del CICPC de Machiques con "hacerle beber su propia sangre" si seguían molestando.
La campaña de odio hacia los yukpa es tan feroz que ha permeado las capa de la credibilidad de muchos que dicen llamarse "revolucionarios", haciendo dudar a muchos de esta causa que ha dejado del lado de ellos: siete muertos este año, heridos, hacinamiento, pobreza, desnutrición y todos los problemas que le ha sido creado el hecho de no contar con sus tierras en las que los ricos ganaderos de GADEMA, crían a sus hermosos caballos de paso, practican el tiro con sus sofisticadas armas, bellas tierras donde pastan a su gordo ganado y conspiran cómodamente contra el gobierno en sus búnker de lujo, todo esto en las tierras que le robaron a los yukpa.
Por esto es que los yukpa luchan, para liberarse de ese perverso poder, por eso vienen a Caracas, a que los escuchen y dejen de tratarlos como bandidos y que los respeten y les den el lugar que se merecen , pero sobre todo, que suelten de una vez por todas los 250 millones para cancelar las bienhechurías de las haciendas en conflicto.
