Mayo 08 de 2014.-La guerra mediática contra el Gobierno de Venezuela no cesa. Y cualquier argumento sirve. Los 12 diarios del grupo español Vocento publicaban un reportaje titulado "La subida del precio del combustible acorrala a Maduro", donde comparaban la actual situación en Venezuela con la de 1989, cuando se produjeron los dramáticos acontecimientos conocidos como el Caracazo (1).
El dato para unir ambos momentos históricos es que el detonante de la rebelión popular de 1989 fue una súbita espiral de precios tras la subida de la gasolina. Y que, ahora, el Gobierno de Nicolás Maduro estaría estudiando también una subida de la gasolina, tras 17 años de congelación de su precio (2).
El paralelismo es un disparate informativo con evidentes incongruencias históricas y políticas. Una: en 1989 no hubo, como ahora, protestas de la población rica y de clase media (3); el Caracazo fue una rebelión espontánea de miles de personas de barrios empobrecidos, precisamente las que ahora respaldan al Gobierno (4). Dos: los actuales opositores no asaltan, como ocurrió entonces, establecimientos de productos de primera necesidad, sino que persiguen la caída de un Gobierno electo que no respalda sus intereses de clase (5). Tres: el desencadenante del Caracazo fue la liberalización de precios, imposición del Fondo Monetario Internacional, mientras el actual gobierno ha aprobado leyes de control estatal de los precios del sector privado (6). Y cuatro: en las actuales protestas las 42 personas fallecidas han sido, en su mayoría, producto de la violencia opositora, y solo 6 por la acción policial (7); en el Caracazo murieron más de 3.000 personas a manos de la policía y el ejército (8).
En el periódico también español El País, sin embargo, son menos frecuentes las referencias al Caracazo. Quizá para no incomodar a su analista de cabecera sobre Venezuela: Moisés Naím (9). Y es que Moisés Naím fue -precisamente- el ministro que implantó el paquete neoliberal que provocó el Caracazo (10), y que fue la condición para recibir un préstamo de 4.500 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (11). Curiosamente, quien aceptó esta intromisión del FMI en la soberanía venezolana, denunciaba, hace unos días, en las páginas de El País, la "intervención extranjera (...) abusiva (de Cuba en Venezuela)" (12). Curiosa intervención -por cierto- consistente en el envío de miles de médicos que dan asistencia gratuita en barrios populares (13).
Gracias al ministro que hoy pretende dar lecciones de economía al Gobierno de Nicolás Maduro, la inflación llegó entonces al 89%, la pobreza crítica al 80% de la población y la pobreza extrema al 58% (14). Mientras, los ingresos del petróleo iban íntegramente a las élites económicas del país.
El 28 de febrero de 1989 se le conoce como "el día en que bajaron los cerros" (15): miles de personas de barrios empobrecidos, de manera espontánea y sin dirección política alguna, comenzaron a asaltar establecimientos buscando, fundamentalmente, comida. Los mismos diarios venezolanos que hoy respaldan las violentas protestas opositoras de derecha (16), entonces hablaban de "hordas de delincuentes" (17), difundían el mensaje del miedo y exigían medidas de fuerza. Estas llegaron: el Gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez y del ministro Moisés Naím suspendió las garantías constitucionales, impuso la ley marcial, y autorizó a los cuerpos armados a disparar con munición de guerra contra los civiles (18). El balance de cuatro días de represión fueron 276 víctimas reconocidas por el Gobierno de entonces (19), y entre 3.500 y 5.000 según organizaciones de derechos humanos (20). Curiosamente, hace unos días, el entonces ministro Moisés Naím acusaba al Gobierno de Nicolás Maduro, de ser "un régimen cada vez más autoritario" y de responder "con una represión brutal (...) que cuenta con (...) las tácticas perfeccionadas por el Estado policial que controla Cuba" (21).
Moisés Naím -convertido hoy en gurú mediático neoliberal- tiene su propio programa de televisión (22), y es columnista no solo en El País, sino en decenas de diarios de todo el mundo, como Le Monde, The New York Times o The Financial Times (23). Dirige el llamado Grupo de los Cincuenta (G-50), selecto club de ejecutivos de multinacionales del continente americano, y pertenece a las directivas de numerosos think tanks y fundaciones, entre ellas la National Endowment for Democracy (NED), vinculada directamente al Gobierno de EEUU (24).
Actualmente, una Comisión de la Verdad sobre el Caracazo (25) investiga para hacer justicia sobre unos hechos que fueron silenciados, entonces, por una prensa internacional interesada solo en los acontecimientos que ocurrían en Berlín y en el Este de Europa (26). Y recordemos que los delitos de lesa humanidad no prescriben. Aunque algunos diarios internacionales se hayan encargado de borrar cualquier referencia al Caracazo en las presentaciones biográficas de su articulista estrella (27): Moisés Naím.