La habana, marzo 5 - No había sido bueno el empezar. El pitcher abridor hacía el mejor de los esfuerzos pero la 9na contraria llevaba meses entrenando y estaba en mejor forma. Cuando el primer hombre del equipo visitante anotó la primera carrera, el Manager salió a conversar con él. La charla, al parecer, demoró un poco más del tiempo establecido porque vino el árbitro a indicarle –decirle, solicitarle o sugerirle- que ya debía regresar al banco. El Manager se retiró y unos segundos más tarde, a consecuencia de otro hit, decidió poner un nuevo lanzador.
Por suerte, la primera tanda del bateo cubano respondió como se esperaba. Rey Vicente Anglada, Rodolfo Puente y Antonio Muñoz fueron los primeros tres al bate. Y aunque nadie podría negar la efectividad del Pitcher venezolano, el equipo Cuba anotó también. “No bateen por el centro del terreno”, y eso fue lo que hicimos, recuerda Lourdes Gourriel quien impulsó las primeras 3 carreras.
El Estadio Latinoamericano se estremeció con una fuerte ovación cuando anunciaron que el Pitcher del equipo venezolano vendría al bate. Por primera vez se aplaudía de esa manera en Cuba a un jugador del equipo contrario. Incluso, cuando sacó la bola del cuadro y llegó hasta la primera base, el público lo aplaudió.
El equipo venezolano empezó a mostrar cierta superioridad, por lo que el Manager decidió emplear la reserva del equipo Cuba. “Llegó con barbita, cojeando. ¿Quién es el puro este, caballero?”, recuerda Rodolfo Puente. “Yo pensaba que era un artista”, dice Armando Capiró. Y los locutores, como suele suceder, buscaban desesperados a ver a quién le correspondía el número 42. No podían sospechar que aquel primer disfrazado, “cojo” y con barriga era Germán Mesa.
El Pitcher venezolano aguantó por espacio de 4 inning y un tercio. De ahí pasó a primera y pudo observar como transcurría la llegada de los “refuerzos” del equipo Cuba: el “viejo” que dio un triple y llegó agitado a la tercera almohadilla, necesitando atención médica; el “negro viejo ese que tira más de 90 millas” y el “regordete” que, con un hit inofensivo, llegó a primera base para abrazarlo como viejos amigos.
Todo era parte de una divertidísima broma que el Manager cubano le había gastado al Pitcher venezolano, quien además pudo satisfacer su deseo de jugar contra Kíndelan, con tilde en la í, como le decía. Cuenta precisamente Orestes Kindelán, que luego de su abrazo, el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, le dijo: “¡Ah, pero Fidel me está haciendo trampa!” Momentos después, el Comandante aclaraba lo sucedido en el mismo terreno del estadio cuando dijo ante las cámaras: “Chávez me nombró Manager, no me quedaba más remedio que hacer lo necesario para ganar el juego”.
Ese fue el partido más caliente y disputado de aquella serie. Hoy el Manager, retirado, intercambia sus experiencias deportivas con un equipo de básquet, integrado por 5 de los mejores jugadores que llegaron recientementepara sumarse también a la “reserva del equipo Cuba”. El Pitcher, lamentablemente no puede acompañarlos físicamente, pero nadie dude que está allí: calentando el brazo para volver a lanzar.
El 18 de noviembre de 1999 en el Estadio Latinoamericano de La Habana, los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro realizaron un choque amistoso de béisbol entre sus respectivos equipos de pelota. 45 000 espectadores fueron testigos de ese histórico día. Este documental recoge testimonios de algunos protagonistas de ese partido amistoso.