Maracaibo. julio 24 - El amanecer del 24 de julio de 1823 trajo buen viento para la Independencia de Venezuela. Ese día, las fuerzas de la Armada Republicana, capitaneadas por el Almirante José Prudencio Padilla, se ven cara a cara con la historia, con la gloria y con la libertad.
Sobre las aguas del lago de Maracaibo se escenifica la batalla naval entre los patriotas y las fuerzas realistas, lo que constituye un acontecimiento de trascendental relevancia para la consolidación de la independencia.
22 embarcaciones con un arsenal de 85 cañones y una escuadra de combate de 1.312 hombres conforman las fuerzas independentistas que desde las 3:45 de la tarde de aquel día, y por un lapso de dos horas, se enfrenta a la armada española, comandada por el capitán de navío Ángel Laborde y Navarro, a cuyo mando están 1.650 hombres en 32 embarcaciones y armados con 67 cañones.
El fuego es iniciado por los realistas, pero la rápida acción de los patriotas, y la acertada estrategia planificada por el Almirante Padilla, dan al traste con el ataque del enemigo y logran hacerse de los buques españoles mediante el abordaje de estos. El triunfo es de los patriotas.
La victoria republicana marca un hecho contundente en las aspiraciones independentistas venezolanas. Desde ese momento, los españoles comienzan un proceso de negociación que concluye con la entrega de la plaza de Maracaibo, el Castillo de San Carlos, el de San Felipe en Puerto Cabello y posteriormente, el 5 de agosto de ese mismo año, el imperio español abandona definitivamente el territorio venezolano.
La batalla naval del lago de Maracaibo representa el sello final para la independencia, ya que se logra derrotar el último reducto del imperio español y como consecuencia se logra que los realistas dejen de pisar para siempre el suelo patrio.