Ha fallecido Néstor Francia‚ Poeta, ensayista y narrador‚ licenciado en Letras de la Universidad Central de Venezuela. Publicó varios libros de ensayo político e investigación social. Fue conductor del programa La Hojilla‚ trasnmitido por VTV y de programas de radio. Fue uno de los dirigentes del Movimiento de Renovación Universitaria en los años 60. Fue asesor de la estatal petrolera PDVSA en el área comunicacional.
Entre sus libros de poesía se encuentran: Oxiuro Colosal, 1978; Las redes rotas‚ 1996; y La Biblia de agua, 1997. Entre sus libros de ensayo: El nido del Simurgh, 1999; y Qué piensa Chávez, 2003. Otros libros: Crónicas malvadas, novela, 1990 y Puente Llaguno: hablan las víctimas‚ ensayo y entrevistas, 2002.
Fue reconocido con varios premios literarios, Premio Fundarte de Poesía, 1996; Premio Conac de Poesía, en 1997; Premio del Consejo Nacional de la Cultura, Mención Especial en el Premio Municipal de Literatura de Caracas y Mención Especial en la Bienal Internacional de Literatura José Antonio Ramos Sucre.
Fue un activo articulista en Aporrea‚ desde sus inicios‚ donde mantuvo su apoyo con el proceso revolucionario‚ hasta sus últimos años de vida en que mantuvo una posición crítica ante el gobierno de Nicolás Maduro.
En el lupanar del cielo
Vivo en este lupanar del cielo
en este suburbio de la eternidad
Hasta aquí llegan
los cantos de la plaza inmortal
los coros inefables
es un rumor de olas
un perfume
Hasta aquí llega la brisa incrustada de oro
mientras miro nostálgico hacia el horizonte
con la esperanza de ver
Aboné con guano
y coseché la oca, la maca, el chocho y la lucuma
que son goce y alimento
sembré entre las flores de Xochimilco
el maíz, la papa y la yuca
el ulluco, la quinoa y el mamey
dibujé laderas de verdes y ocres
eso pasó: mis manos de tierra ahora son frío
mis dedos de agua ahora languidecen
fue eso lo que me traje del poniente
para morir entre mi piel olvidada y mustia
Y vine también de otros mares
arrastrado por el odio de mi látigo
acosándome a mí mismo como a un león
para arrancarme la piel
y venderla en mercados nauseabundos
me impuse el collar del perro
me obligué a abandonar mis amores y mis brotes
y quedaron mis dioses llorando en Mombasa
yo mismo fui quien abrió la jaula
yo enrojecí mi piel con los azotes
yo me llené de ofensas y de heridas
así volví a inventar la hirviente cadena
demonio pintado con el color del marfil
ángel negro de gruñido y metal