Néstor Francia renuncia a "La Hojilla"

Caracas, abril 2005 (Aporrea.org).- Citando como razón principal, hechos muy recientes que afectan sus principios, el intelectual Nestor Francia, anunció hoy publicamente a través de mensajes electrónicos a varios medios y listas de discusión electrónica, su renuncia al programa La Hojilla, de cuyo equipo de moderadores fue parte desde la salida al aire en junio de 2004.

Francia expresó su descontento con influencias externas sobre la producción del programa, habla de "la generación de un círculo policial vinculado al programa" y cita un interrogatorio con características policiales que según él tuvo visos de irregularidad, del cual dice haberse negado a participar.

"En fin, la situación de La Hojilla ha llegado a un extremo donde siento que están siendo afectados mis principios," dijo el popular ex-conductor del programa.

A continuación la carta de Francia:

Lo primero que debo decir es que el único objetivo de esta comunicación es explicarme ante el pueblo, que es el depositario de mi gran compromiso de vida y que me ha dado apoyo, a mí y a los otros conductores del programa, durante casi un año. Demás está decir que es mi deseo que La Hojilla continúe cosechando éxitos después de mi salida.

Cuando comenzó el programa en junio de 2004, reinaba en él un ambiente de armonía y de unidad. Todo ello ha cambiado. De un tiempo acá se instalaron en el equipo de producción y conducción las lamentables intrigas, desconfianzas, confrontaciones, las cuales he tratado con esfuerzo de solventar mediante una actitud mediadora, a sabiendas de que la razón no estaba del todo en ninguna de las partes involucradas en el sordo conflicto cotidiano. Sin embargo, y a pesar de lo hastiante que puede ser tener que vivir cada día en medio de las pequeñas mezquindades marcadas por los intereses individualistas, el mal manejo de los afectos y defectos personales, los celos, la envidia y todos estos micromonstruos que anidan en el alma humana, no es esta circunstancia lo que me ha decidido a renunciar a mi presencia en el programa, sino más bien hechos muy recientes que afectan mis principios y me obligan a separarme del grupo o al menos de una parte importante de él que ha caído en las desviaciones que paso a señalar.

Hace un par de días, por circunstancias que no vale la pena pormenorizar, se realizó un interrogatorio con características policiales (de hecho con participación de funcionarios policiales) que en mi opinión tuvo visos de irregularidad (en cuanto al método y el espacio donde se desarrolló), aunque lo lícito o no del procedimiento no es lo que más me preocupa en relación a La Hojilla (sí en lo que se refiere al deber que tiene todo ciudadano de respetar las vías regulares y los derechos humanos en cualquier procedimiento de investigación o represión), sino el hecho de que en dicho interrogatorio participaron integrantes del equipo del programa. Esto, en mi opinión, es consecuencia de una cadena de sucesos que se vienen produciendo, como son la conformación de entornos personales, la relación subrepticia con funcionarios policiales y la generación, por tanto, de un círculo policial vinculado al programa (y con el cual jamás he estado relacionado) que inclusive les ha hecho creer a algunos de estos funcionarios que tienen el derecho a opinar en torno a asuntos internos del equipo de La Hojilla y a inmiscuirse en sus problemas.

Tengo respeto por el trabajo policial (por eso, entre otras razones, no juego al policía). Considero que es una función tan necesaria y digna como cualquier otra. Pero, estemos claros, no soy ni quiero ser policía. No puedo estar vinculado a un grupo o equipo donde hay personas que actúan como si entre nuestras atribuciones estuviese la práctica del espionaje o la investigación policial. Esto lleva a acciones que no son controladas por nadie realmente facultado para hacerlo o por personas que pueden tener intereses creados y que al actuar de su cuenta en procedimientos que deberían ser supervisados por los organismos legalmente facultados para ejercer los necesarios controles, podrían perjudicar de manera errónea e injusta a terceros.

Mi vida está comprometida con la transparencia y la solidaridad. Creo que los problemas interpersonales o grupales que no representan contradicciones insalvables pueden ser resueltos por la vía del diálogo y la fraternidad, y así he tratado de actuar en La Hojilla. No quiero vincularme a ninguna situación oscura, donde se involucre algún factor de poder que con sus influencias y facultades enturbie lo que podría ser manejado, tal vez con mayor eficiencia y justicia, por las personas comunes.

En cuanto a este asunto del poder, estoy bastante desvalido. No me gusta por naturaleza el poder político y su excesiva cercanía me perturba e incomoda. Respeto (no siempre, por supuesto) y, en algunos casos, admiro a quienes detentan poder político, pero no lo quiero para mí. Privilegio el poder social, el poder del comunicador, del escritor, del intelectual, que es un poder medio pendejo, es verdad, desde el punto de vista táctico, pero fuerte y duradero desde el punto de vista estratégico. De manera que no pienso mover ninguna “tecla” política, pues no tengo ningún conflicto especial con nadie, y ni que lo tuviera, pues detesto el tráfico de influencias.

Del mismo modo, me incomoda la fama. Tengo unos versos, en mi libro “Las redes rotas”, que dicen así:

“...apruebo para adentro esto de ser yo el desconocido que avanza entre la multitud
Me reconozco como un secreto pues los viandantes no sospechan ni mi memoria ni mis sueños”

Agradezco el cariño del pueblo, pero me gustaría pasar más desapercibido, de manera que, en ese sentido, mi renuncia a La Hojilla puede ser más bien un alivio: no me gusta para nada el divismo, a veces es una verdadera carga.

Por otra parte, mi renuncia no genera ningún problema administrativo al canal: no tengo sueldo, ni contrato, ni prestaciones, ya que no soy empleado de VTV y mi trabajo en el programa era absolutamente voluntario, a Dios gracias. De todas formas, sólo trabajaba tres horas diarias allí, pues mi compromiso laboral es con PDVSA, donde sí me pagan por mis servicios.

Así que al renunciar a La Hojilla, no añoraré poder, ni fama, ni dinero. Sólo podría añorar el cariño del pueblo, pero eso no voy a perderlo, pues soy y seguiré siendo revolucionario.

En fin, la situación de La Hojilla ha llegado a un extremo donde siento que están siendo afectados mis principios. Exijo respeto por esta decisión, así como ratifico mi respeto y amistad por mis compañeros del programa, deseándoles a todos lo mejor (salvo a uno que otro jalabolas insufrible). Por mí no se preocupen, tengo mi trabajo en PDVSA, varios libros en proyecto, un plan de realizar una serie de foros (comienzo en Catia el próximo sábado), la intención de iniciar un trabajo permanente de participación política y social de base en la parroquia donde vivo. Es decir, cosas por hacer me sobran y me siento feliz de ser fiel a mí mismo y no traicionarme.

Néstor Francia
Ex conductor de La Hojilla


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