Caracas, 12 Abr. ABN (Antonio Barrios).- El verdulero dejó de rematar la papa, el tomate y la cebolla por su megáfono y empezó a convocar a la gente a Miraflores para rescatar la democracia, aquel 12 de abril por las calles de Catia.
«Así como el verdulero, los taxistas, los motorizados, los camioneteros y la comunidad en general de distintas zonas de Caracas, boca a boca y hasta por mensajitos de textos, se comunicaron por una causa en común: rescatar el hilo constitucional», narró el actual presidente de la televisora comunitaria Catia TV, Ricardo Márquez.
Venezolana de Televisión (VTV), Catia TV, Radio Perola y otros medios comunitarios fueron allanados durante el golpe de Estado, lo que hizo que otro tipo de comunicación, como la del megáfono, se activara ante el silencio mediático.
Hasta el periodista Ibsen Martínez, en un artículo en el diario El Nacional el día 20 de abril de 2002, denunció «la incalificable censura noticiosa y de opinión, maliciosamente impuesta a los venezolanos durante horas muy graves de la vida nacional, contra los mejores intereses del público» que, a su juicio, caracterizó a la prensa venezolana durante el transcurso del golpe de Estado.
RCTV y el golpe
En Radio Caracas Televisión (RCTV) censuraban las reacciones de vecinos de zonas populares y de funcionarios del Estado, ante lo que desde un principio se calificó como el secuestro del presidente de la República, Hugo Chávez Frías.
«No se cubrieron las protestas pacíficas de los chavistas en Fuerte Tiuna, tampoco otros disturbios. La línea era transmitir la idea de que todo estaba tranquilo en Caracas. Y no era cierto», manifestó el entonces gerente de información de El Observador y presidente actual de Telesur, Andrés Izarra, en una entrevista publicada por Tal Cual, en abril de 2002.
Las órdenes de los directivos del canal eran transmitir que en el país no estaba pasando nada anormal y que todo estaba en orden, como resume el periodista Leo Campos, ex trabajador de RCTV, en el libro Del 11 al 13, de José Roberto Duque.
Pero los venezolanos exigían la verdad, «reclamaron la libertad del Presidente y denunciaron que lo que estaba sucediendo era un golpe de Estado», expresó el Presidente de la comunitaria Catia TV, Ricardo Márquez.
La actitud de los televidentes
Bárbara Vesci, médico televidente, decidió denunciar la actitud de los medios de comunicación durante el 11, 12 y 13 de abril de 2002, en un documento con unas 3 mil firmas que reposa actualmente en la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).
«Los moderadores y periodistas entrevistaban sólo a la gente que daba y llamaba a un golpe de Estado, lo que expresaba la participación de estas empresas en el mismo. Ésta y otras actitudes nos llevaron a organizarnos posteriormente y formar el Comité de Usuarios de Medios de Comunicación (Cumeco) en ese mes del 2002», comentó Vesci.
En su versión, la doctora confiesa que el día viernes 12 de abril los medios privados daban la impresión de que no pasaba nada, que simplemente cayó un presidente y que todos estaban conformes.
Sin embargo, salió de su casa y al pasar cerca del Fuerte Tiuna observó a un grupo de personas aglutinándose. ''La gente estaba saliendo a las calles a reclamar por la verdad y por la restitución de la democracia”, expresó.
Los teléfonos, celulares, los cables e informaciones de las agencias de noticias, entre otras opciones, tenían a su disposición los medios de comunicación venezolanos para dar a conocer a los televidentes y radioescuchas lo que sucedía en las calles durante el 12 y 13 de abril.
«¿Y los teléfonos?»-se preguntó Vesci- «¿Cómo se comunican los periodistas cuando no pueden dar personalmente con una fuente?».
No obstante, desde la división de las pantallas que mostraban al Presidente de la República e imágenes de un grupo de manifestantes en Puente Llaguno, «se notaba una clara intención de esos medios de participar en el golpe, sugiriendo que el Gobierno estaba dando la orden de matar a la gente, fue su estrategia para lograr enardecer al televidente», aclaró Vesci.
La actitud mediática de esos días de abril elevó la actitud crítica del público que se para frente a la televisión, escucha la radio o lee un periódico.
«Para muchos fue un despertar que permitió a las personas organizarse para defender los derechos comunicacionales de los televidentes, se abrió una toma de conciencia con respecto al nivel de manipulación de los medios», concluyó Eliane Pereira, integrante del Comité de Usuarios de Medios de Comunicación (Cumeco).