Lima 13 de julio de 2007. - Las denuncias oficiales de una presunta intromisión venezolana en asuntos internos de Perú dieron un giro inesperado tras declarar la cancillería que una oficina del Alba, denunciada días pasados como una extensión de un proyecto político de Caracas, corresponde en realidad a una asociación local de amigos.
El anuncio dejó en incómoda posición al primer ministro Jorge del Castillo y al partido oficialista Apra, que denunciaron directamente al Gobierno de Hugo Chávez por abrir una oficina del Alba (Alternativa Bolivariana para las Américas) en la ciudad de Puno, en la frontera con Bolivia.
Las sospechas gubernamentales sirvieron además para regar una campaña de prensa contra el presidente regional de Puno, Hernán Fuentes, un simpatizante de Chávez, a quien se satanizó y presentó prácticamente como traidor a la patria por aceptar la presencia y el dinero del Alba.
“Esta es una oficina que está al margen de cualquier intervención del presidente venezolano Hugo Chávez. Nuestra casa del Alba está conformada de manera autónoma por un grupo de intelectuales y profesionales de Puno”, dijo Fuentes a la AFP.