15.08.2007 - El ataque de anoche, perpetrado en la ciudad de Sinyar, en la provincia de Nínive, es el más sangriento desde la caída del régimen de Sadam Husein, en abril de 2003, y según estimaciones de fuentes hospitalarias de la zona, el número de víctimas mortales puede ascender a 500.
Unas 250 personas murieron en varios atentados suicidas realizados este martes con cuatro camiones llenos de combustible en una localidad en el norte de Irak, en lo que es ya uno de los peores incidentes en los cuatro años de guerra.
El capitán del Ejército iraquí, Mohamad al Jad ha declarado que además cientos de personas han resultado heridas en los atentados en las localidades de Yazira, Kahtaniya y Al Beag, al oeste de Mosul y muy cerca de la frontera con Siria.
El alcalde de Sinjar, Dajil Qasim Hasun, ha indicado que aviones estadounidenses estaban ayudando a trasladar a los heridos a los hospitales, que ante la avalancha de ingresos tienen que ser llevados a centros ubicados hasta a 250 kilómetros de la localidad en la que se han producido los atentados.
La zona está mayoritariamente habitada por miembros de la minoría yazidí, una secta kurda en cuyo complejo culto se incluye la adoración por el Ángel Caído, al que llaman Malak Taus. En total se calcula que integran la confesión unas 300.000 personas que en su mayor parte viven en el norte de Irak y en Siria, aunque también los hay en menor número en Turquía, Irán o Armenia. En el país del golfo se quejan frecuentemente de ser discriminados por sus llamativas creencias.
El pasado mes de abril, hombres armados mataron a tiros a 23 trabajadores de una fábrica de la secta en Mosul, después de que apareciese en Internet un vídeo en el que un grupo de yazidíes apedreaba hasta la muerte a una mujer de la secta por el mero hecho de haber tenido unas citas con un varón suní. Desde ese momento los ataques a miembros de la secta y a localidades de mayoría yazidí han venido repitiéndose con relativa frecuencia.