Mala distribución de alimentos y medicinas, acusan pobladores afectados por el sismo

La ayuda no llega a los más necesitados, denuncian en Perú

En Pisco, una de las ciudades peruanas más afectadas por el terremoto del pasado miércoles, residentes esperan formados la distribución de ayuda. Abajo, en la misma localidad, un sobreviviente sostiene las cruces para el funeral de su esposa y una de sus hijas

En Pisco, una de las ciudades peruanas más afectadas por el terremoto del pasado miércoles, residentes esperan formados la distribución de ayuda. Abajo, en la misma localidad, un sobreviviente sostiene las cruces para el funeral de su esposa y una de sus hijas

Credito: Reuters

Pisco, 19 de agosto. “La gente que realmente necesita ayuda no la está recibiendo”. Así resumió un testigo la situación que se vive en la ciudad de Pisco, una de las más afectadas por el terremoto que sacudió Perú el miércoles pasado.

La mala distribución de alimentos y medicinas provocó tanta tensión entre los habitantes de esta población, así como los de Chincha e Ica, también destruidas por el temblor, que el gobierno debió desplegar cientos de policías y militares para frenar los saqueos.

Entre otros incidentes que han ocurrido desde el sismo de 8 grados Richter, un grupo de rescatistas españoles debió suspender por unos minutos la remoción de escombros después de escuchar una docena de disparos en las cercanías, y el bombero Mario Paredes aseguró que fue asaltado a la entrada de Chincha, donde le quitaron el equipo con el que se disponía a trabajar con sus compañeros.

Según Paredes, “la gente se queja de que no está llegando la ayuda, por eso no hay seguridad”. Lo contado por el director de un hospital de Chincha parece confirmar su dicho. Según el médico Jorge Parrera, el centro de salud que dirige fue atacado por varios civiles que pensaban que ahí se estaban guardando los alimentos que debían ser distribuidos.

A pesar de estos testimonios y de lo dicho por los pobladores de la zona afectada por el temblor, que señalan que las fuerzas de seguridad y la ayuda humanitaria brillan por su ausencia en los barrios más pobres de las ciudades devastadas, el jefe de operaciones generales de la policía peruana, Juan Alvarez, afirmó hoy que no hubo problemas mayúsculos de robos y saqueos en Pisco.

Sin embargo, Martín Collazos, uno de los habitantes de esta ciudad, declaró que “no hay seguridad por más que esto esté lleno de militares”. El corresponsal del portal de noticias en Internet BBCMundo, de la cadena británica BBC, Carlos Chirinos, coincidió con él al informar que “te alejas pocas cuadras del centro y ya no ves presencia policial”.

Según Chirinos, los alimentos y medicinas prometidos tampoco han llegado a las áreas más dañadas. “Aparentemente no hay saqueos de casas, pero en zonas periféricas los camiones de ayuda menos protegidos han sido abordados por gente desesperada”, contó a su medio.

El presidente peruano, Alan García, dio la orden “de actuar con la mayor severidad” ante estos actos, antes de despedir al mandatario colombiano, Alvaro Uribe, que visitó el país en señal de solidaridad. “Lo fundamental es que hemos recibido ayuda material en estos días y el apoyo espiritual de su visita”, dijo García en la base militar de Pisco, después de recorrer con su par colombiano parte de la región devastada por el terremoto.

Además de Uribe, que hizo una visita relámpago y coincidió con un sismo de 5.5 grados en la escala de Richter, la más fuerte de las 480 réplicas del temblor del miércoles registradas en los últimos días, también llegó a Perú el canciller brasileño, Celso Amorim. Se espera también la llegada del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, anunciada por el papa Benedicto XVI en su plegaria de hoy.

Según García, gracias a la ayuda que han aportado los gobiernos de Amorim, Uribe y otros, y a lo conseguido en Perú, la provisión de alimentos en la zona afectada está garantizada para los próximos diez días. Entre la ayuda que el país sudamericano ha recibido están 13 toneladas de medicamentos, ropa, alimentos y plantas potabilizadoras que envió el gobierno mexicano desde el viernes. Hoy, además, partió del puerto de Acapulco el barco Zapoteco, que lleva “tonelada y media de medicamentos y dos y media toneladas de ropa”, según un comunicado de la Secretaría de Gobernación de México.

De acuerdo con los participantes en las tareas de rescate, esta ayuda será fundamental, ya que las probabilidades de localizar a más sobrevivientes entre los escombros es mínima y lo que se debe hacer ahora es combatir posibles enfermedades y desabastecimiento de comida. Las autoridades deben garantizar que las 253 mil personas que, según el gobernador de la región de Ica, la más afectada por el temblor, quedaron sin hogar, reciban agua, alimentos y medicinas.

El gobierno debe lidiar, además, con el entierro de los más de 500 muertos que dejó el sismo. Sólo en la iglesia de San Clemente, en Pisco, se han recuperado 160 cadáveres, muchos de ellos de los miembros de la familia Espino, que atendía una misa de difuntos en dicho templo.

Según el jefe de operaciones de la Defensa Civil, Arístides Mussio, el número de fallecidos puede aumentar en los próximos días. “Puede ser que la cifra llegue a 540 muertos”, aseguró el funcionario, y añadió que ya se han identificado y recuperado los cuerpos de 503 personas.

Existe también el riesgo de más temblores en los próximos días. El sismólogo Julio Kuroiwa señaló que las réplicas del terremoto del 15 de agosto “seguirán hasta que las placas tectónicas encuentren nuevamente su equilibrio”, aunque es poco probable que estos movimientos sean de gran magnitud.


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