¡Hey! Camaradas, de los cuerpos de seguridad ciudadana del estado, soy yo nuevamente, desde aquí desde mi trinchera de lucha, en la batalla de las ideas, y de las guerras retrogradas, que vendría siendo, como que una vaina toda loca, inventada y creada, por un roliverio de pajuo, que solo sabe chismosear; pues sí, así me defino, como “El Negro Chua” el pajuo chismoso comunitario, y todo por culpa de una bendita Ley Orgánica de Contraloría Social, a todo buen ciudadano y ciudadana, que se quiera meter en un lio con los choros, tantos uniformados con placa, chapa y pistola, como también a los choros y choras, malandros y malandras, borrachos y borrachas y todos sus derivados, que en los actuales momentos, pululan a rienda suelta y sin ningún tipo vergüenza o de recato por las adyacencia de la Calle Casacoima a Horno negro, por la Oeste 18 del sector de Quinta Crespo, en pleno centro de caracas, es decir, en lo que antiguamente llegaron a denominar como la sucursal del cielo…¡ah! Nombre pa´ bonito. Peeeeroooo
Las cosas se hubiesen quedado hasta ahí, de no haber sido, porque como todo pajuo que soy, y aparte de ello, aun me la tiro de arrecho, y de tira coñazo, un día voy de gueeeeeb…y me lanzo por el sitio, pensando, sospechando y hasta suponiendo, que como soy negro, los carajos del cual les comento en el párrafo anterior, iban a respetar mi gran investidura de piel de negro…y como siempre pongo cara ¡Dizque! De arrecho; me dije: “Nada papa” por aquí transito tranquilo, solo bastara con que los tipos se enteren quien soy y asunto arreglado…¿me iban a respetar? ¿Asunto arreglado? No jodas pues; ni se imagina la tremenda gran cagada que me eche, cuando iba pasando por el puente de guerra, que está en esa zona, para dirigirme al sitio antes mencionado, de pronto me salió un coño ´e su madre, con un cuchillo solicitando le facilitara unas moneda para ¡Y qué! comer; bueno, pienso que no es menester que les cuente lo que sucedió, pero si, con todo y mi cara de tipo arrecho, ¡pana¡ le di cinco bolívares, para que no se le ocurriera, la maravillosa idea a este carajo, de hacerme un cierre en el estomago; la vaina es más larga, pero el resto del cuento se los acabo de echar, que digo de contar, luego que le refiera el motivo de mi arrechera.
Luego de haber entregado el peaje solicitado en el puente anteriormente mencionado, continuo mi camino, “caga´o” (ahora si asustado) pero tarquilo, pero transcurrido unos cuanto metros desde sitio de los acontecimientos, observo un negocio, en donde se encontraban dos señores representante de la seguridad ciudadana…no voy a mencionar la institución para dejarlo todo a la imaginación del lector; si es que me paran bola…lo muy cierto del caso, es que dentro del negocio del cual les comento; que por cierto, resulto ser una licorería, se encontraban los dos representante de la seguridad ciudadana, na´mas y na´menos que cobrando su cuota de seguridad privadas del negocio, pero la vaina mas arrecha, que pude observar en ese ínterin, que resulto un viaje interminable, es que, por debajo del puente, pareciera que existe una especie de serrallo, debido a que vi, como lo que a mi entender, eran una chicas de corta edad, es decir, unas adolescentes, se metían por debajo del puente con unos señores, pero el momento, vi como estaba regresando una muy bien alborotado el caballo.
Ahora bien, y ya como para concluir ¿Qué hacer con este problema? En primer lugar: pienso y estimo que debe haber una organización de la comunidad, para evitar esas actividades en ese sector, en segundo lugar solicitar la presencia de un modulo de la guardia del pueblo… ¿Dónde están? O ¿donde estaban en ese momento?...En el lugar y, de tercero encomendarse a dios, para ver si las oraciones llegan al cielo y las escuchan alguien por esos lares y pone orden en la pea, porque de lo contrario, los ciudadanos y ciudadanas, habitante de ese sector, muy pronto estarán lamentando la muerte de algún familiar, la violación de algún niño o niña o adolescente, y entonces no habrá poder, “Cartas dirigidas a”, “solicitudes realizadas en” que pueda regresar al familiar fallecido, o que le devuelva la pulcritud, al niño, niña o adolescente ultrajada y/o ultrajado.
Ojo: no estoy denunciando un carajo, estoy refiriendo un caso vivido, pero las autoridades competentes que estén interesados e interesadas, en darle respuesta y solución a lo anteriormente referido, solo deben buscar en su interior, un ápice de voluntad política, para hacer las cosas, y le dará solución al problema
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