Resulta muy fácil señalar y ubicar al Funcionario público corrupto. Todos lo conocen y cuando ejerce el poder nadie se atreve a denunciarlo. Más bien se le rinde pleitesía por sus habilidades y capacidad para enriquecerse a costa del erario público. Ningún funcionario público que se respete, quiere ser llamado “pendejo” por haber salido con las manos limpias del cargo ejercido. Da pena ajena, haber ejercido un cargo de importancia en la administración publica y seguir viviendo en el mismo lugar y con el mismo carro que se tenía antes de ejercer el cargo.
También es muy lamentable y la sociedad venezolana no le perdona a un profesional universitario, que haya registrado una empresa para contratar con el Estado y que no obtenga sustanciosas ganancias vendiéndole por más de cinco veces del costo del valor real. El Estado no tiene dolientes y estafarlo es un juego de niños. No hacerlo es pasarse de pendejo y la burla de sus colegas no se hará esperar.
Es en estos dos escenarios donde se mueven los aspirantes a corruptos y los corruptores cuando se trata de contratar obras públicas para beneficiar a la sociedad y al país. Romper con esa cultura implantada por el Sistema Capitalista, donde vale quien tiene, es una tarea que hasta ahora no ha tenido éxito en ningún país del mundo. De ves en cuando agarran a un Berlusconi o a un Fujimori, pero la estructura que facilita la corrupción queda intacta.
Todos aplaudimos que el Presidente Maduro y las diferentes estamentos del Estado hayan encarcelados a unos funcionarios de INDEPABIS, SENIAT, FONDO CHINO, FERROMINERA y al Ex gobernador del Estado Guárico. Uno dice: “por fin están agarrando a los chivos grandes”. Eso está muy bien y se agradece, pero como siempre, estamos actuando contra el efecto, mientras la causa que la produce permanece igual. Si este gobierno se dedicara las 24 horas del dia, a perseguir corruptos, sin tocar a los corruptores, se les van a ir los seis años sin hacer mas nada. Por cada corrupto, por lo menos un corruptor debe ir preso también.
Con un ejemplo quiero explicar el párrafo anterior: Si agarramos a un funcionario de MERCAL vendiéndole pollos a una clínica privada y el dueño de la clínica se le deja sin castigo, no se ha hecho nada, pues el próximo funcionario seguirá haciendo lo mismo.
En Mérida no hay ningún organismo del Estado en el cual no esté enquistado un mecanismo perverso de corrupción. La empresa privada y el funcionariado conforman un dúo dinámico al estilo de Batman y Robín. Los dos se apoyan férreamente y te dicen en la cara: “entre bomberos no nos pisamos la manguera”. Cuando un funcionario se pone cómico y comienza a no dejarse sobornar o manejar como está establecido, dura en el puesto lo de un “pedo en un chinchorro”.
Todo lo anterior es para dar entrada a las irregularidades encontradas en el sector vivienda, donde empresas y funcionarios hicieron caída y mesa limpia con los recursos que el gobierno nacional envió a Mérida para que se realizara un plan de construcción y así atender a los damnificados y solucionar el déficit de viviendas que existe en la entidad.
Quienes deben responder? Fácil, los funcionarios que estaban a cargo del FONHVIM, Y A QUIEN LES DIO EL GARROTE y los dueños de las empresas siguientes:Empresa Constructora Sur del Lago C.A.), Empresa Inconorca, Empresa Consorcio El Parque, empresa OETICA, Sociedad Mercantil Inversiones Pozo Hondo CA, Sociedad Mercantil Módulos y Viviendas CA (MOVICA).
Los dos factores antes señalados tienen cuenta que rendir a los merideños. Esperamos que la justicia toque la puerta de estos “honorables” personajes.